Por los viejos tiempos (I): Lost (T1)

'Lost'

Ver que un reencuentro tan mítico como el de ‘Friends’ está lo bastante cerca de hacerse realidad me pone un poco nostálgica. Es por eso que abro una especie de sección atemporal, ‘Por los viejos tiempos’ para que cuando haya alguna efeméride o acontecimiento relevante; o simplemente una serie, capítulo o temporada interesante ya concluida, pueda hablaros de ellas. En un par o tres de semanas ya abriremos las puertas de Central Perk. Pero por el momento, vamos a elevar el riesgo más allá de que Joey Tribbiani te pueda robar una madalena: embarquemos en el vuelo Oceanic 815, con destinación a Los Ángeles des de Sídney (Sydney).

Da la casualidad que el día que ‘Friends’ cumplía el décimo aniversario des de su primera emisión, ‘Lost’ (Perdidos) empezaba su aventura televisiva, siendo, aquel día, una serie más. Hoy es, sin duda, es mucho más: se ha ganado un nombre entre las series de la década. Será recordada en unos años. Como hoy en día también recordamos a ‘Friends’. ¿Os acordáis de la primera temporada de ‘Lost’? ¿Os acordáis de por qué os enganchó en su día? ¿O necesitas un empujoncito para subirte al barco (o avión) de los supervivientes del accidente?

La primera temporada no podía empezar de otro modo: con el accidente. El Vuelo Oceanic 815 cae brutalmente, estrellándose en una isla ubicada ciertamente lejos del perímetro en que alguien les buscaría. A partir de ahí, todo viene solo: hay que buscar agua y comida; hay que escoger algún sitio dónde dormir y sobre todo, hay que en encontrar la manera de ponerse en contacto con alguien del mundo exterior. Pues bien, cómo sabréis (o bien os imaginaréis) estos son tan sólo una parte de sus problemas: esa isla no acaba de ser del todo normal.

Una de las primeras escenas de la serie: Jack Shepard (Matthew Fox) intntando salvar vidas tras el accidente.
Una de las primeras escenas de la serie: Jack Shephard (Matthew Fox) intentando salvar vidas tras el accidente.

¿Qué por qué no es normal? Pues ni la más mínima idea, la verdad. En un capítulo se oyen susurros, en el de la semana siguiente no, la otra, hay secuestros, sin olvidarse que en algún punto de la temporada hemos visto un humo negro que ha producido más de un escalofrío.  ¿Qué tienen en común estos y más sucesos extraños de ‘Lost’? Nada, absolutamente nada. Y ahí está su magia, su enganche, su jugada maestra: no es que la historia te siga, si no que tú sigues a la historia. Dejadme que me explique: no tienes nunca esa sensación de ir por delante del protagonista. Es decir, hay veces que el espectador sabe algo pero el protagonista no, y la gracia es descubrir el camino del protagonista para llegar al mismo camino que tú estás.

En ‘Lost’ no, ni pensarlo: ni espectador ni protagonista(s) tienen una idea de lo que pasa a su alrededor. Entonces, engullir los capítulos para no ir tan perdido (no es una broma, enserio) es una opción. Claro que los guionistas escribían con el dicho ‘bueno y breve, dos veces bueno’ escrito en sus mesas. Que un capítulo acabe con un cliffhanger de lo más interesante no se traduce a que al minuto uno del siguiente capítulo te vaya a resolver todas tus dudas. Para morderse las uñas, casi. Y todo eso sin sacarte de la historia.

Otro hecho de la primera temporada de ‘Lost’ es que se construye a base de la alternancia entre el presente y flashbacks que construyen la historia de cada personaje. Si bien unas semanas atrás en mi artículo de “Las ‘nuevas’ leyendas de DC” manifesté que al piloto no le venía nada bien tener hasta 8 personajes principales, los 12 personajes principales que vemos en la primera de ‘Lost’ le sientan de maravilla. Quizá su acierto radica que en el mismo capítulo no hay ningún tipo de lucha entre los guionistas para intentar que todos sus personajes (y al fin y al cabo, creaciones) tengan ‘sus minutos de gloria’ en cada capítulo. Si es un episodio centric, es decir, un episodio dónde todos los flashbacks son del mismo personaje, éste aparecerá hasta en la sopa. Si la trama de la Isla lo reclama, también. Si no, quizá su protagonismo de ese capítulo queda reducido a una escena para rellenar, de pura cortesía; o directamente, se elude el personaje. Y no por eso deja de ser protagonista: su o sus capítulos, sus minutos de gloria, están por llegar. Tiempo al tiempo, vamos conociendo más de sus vidas, de su personalidad, de por qué han llegado ahí y qué papel o rol les aguarda la serie. Pero pasito a pasito, sin prisas.

La jungla, otro de los misterios de la T1. Aún con eso, dar un paseo por allí es una acción bastante frecuente...
La jungla, otro de los misterios de la T1. Aún con eso, dar un paseo por allí es una acción bastante frecuente…

No puedo ir mucho más allá con los flashback para no meter la pata con los spoilers. Pero es bastante interesante ver cómo se lo hecho venir bien para que cada background de los personajes es distinto y no comparte ningún o pocos paralelismos con el de cualquier otro personaje. Sí que alguna historia puede ser más típica que otra, pero eso ya es otro tema. Algo pero, sí que comparten y es que en ninguna de ellas se entrevé ningún tipo de comedia, cosa que acompaña al rigor de la temporada: la serie es lo que es, se vende cómo lo que es yo no se desmarca: hay drama, misterio (buen misterio, nada del típico procedimental policial) y acción. Si eres afín a ello, probablemente seas o hayas sido parte de su público si no, no te engañarán con falsas esperanzas.

Dicho todo esto, sólo me queda agradecerles a los guionistas algo que probablemente, sus fans le agradecieron en su día y que un futuro fan se lo agradecerá en un futuro: mil gracias por no ser predictibles. No tengo la más mínima idea de a dónde queréis llevar todo eso, y me encanta.

Así es el inicio de una de las series que cautivó el corazón de muchas, muchísimas personas. Para los ‘novatos’ de la lista como yo (sí, lo confieso) preveo que aún nos queda mucho sufrimiento, mucho por descubrir, y mucho con lo que sorprendernos. Son tres buenos alicientes para una serie. Para lo que os estáis teniendo compasión de mí porqué sabéis lo mucho que me está por venir, seguro que de vez en cuando se os enciende el chip y tenéis ganas de volver a ver vuestros capítulos favoritos. Sí es así, no hay otra: volemos con el Oceanic 815 con destinación a Los Ángeles.