Título original: Héraðið, The County
Año: 2019
Duración: 90 min.
País: Islandia
Dirección: Grímur Hákonarson
Guión: Grímur Hákonarson
Música: Valgeir Sigurðsson
Fotografía: Mart Taniel
Reparto: Arndís Hrönn Egilsdóttir, Sveinn Ólafur Gunnarsson, Sigurdur Sigurjónsson, Hannes Óli Ágústsson, Edda Björg Eyjólfsdóttir, Hinrik Ólafsson.
Productora: Coproducción Islandia-Dinamarca-Francia-Alemania; Netop Films, Haut et Court, ONE TWO Films, Profile Pictures
Género: Drama. Comedia dramática. Vida rural.
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En una remota zona rural de la no menos remota Islandia, un grupo de granjeros dedicados a la producción de leche de vaca parece disfrutar de una tranquila y plácida existencia.
Pero evidentemente como en toda actividad ecónomica, el esfuerzo y la exigencia es elevado. En este caso con las servidumbres que exige la cooperativa local, que aglutina todo el poder económico de la región y entorno a la cual giran todas las posibilidades de los ganaderos. La mayoría ha sucumbido al control de ésta al haberles financiado costosísimos equipos tecnológicos y robots para su explotación agrícola. Además les suministra «en exclusiva» todos los materiales para la actividad ganadera.
Inga (Arndís Hrönn Egilsdóttir) es la ganadera protagonista de esta historia de reivindicación de unos noventa minutos nada largos. Viene a interpretar un personaje que recuerda en ciertos rasgos a la Frances McDormand de Tres anuncios en las afueras (Martin McDonagh, 2017). No en vano orquesta su particular y pequeña revolución contra esa situación monopolística de la cooperativa. Máxime cuando un percance personal de su marido le afecta de sobremanera y le abre los ojos. Fiel convencida de sus valores, empieza una campaña en Facebook y televisión contra ese poder abusivo de la cooperativa, lo que lógicamente le ocasionará no pocos problemas con vecinos, socios cooperativos y dirigentes.
Cabe recordar que Islandia es ese pequeño pero éticamente saludable país, donde el primer ministro hubo de dimitir tras la presión popular y las protestas originadas en su contra ante su aparición en los famosos «Papeles de Panamá» en 2016. Tan sólo unos años antes, en 2009 ya había dimitido en bloque todo el gobierno a consecuencia de la crisis financiera que en 2007 arrasó con el sistema financiero islandés.
Como decía, Inga se parece a Frances McDormand y esa es un poco la expectativa inicial al comenzar a abordar la trama. Una islandesa protestando contra «la autoridad local» hacía presagiar una protesta más iracunda e intensa, y sin embargo se termina por hacer de manera algo comedida.
Por todo ello pese a ser interesante, no acaba de explotar la película echándose en falta algo más de expresividad en los momentos álgidos de tensión. Es posible que siendo una producción islandesa, los actores locales reflejen fielmente el carácter y la forma de ser autóctonas, lo cual tiene su punto de interés también. No obstante, choca bastante que sean tan templados para todas las situaciones…¿Dónde está la supuesta sangre vikinga?
Es en dos o tres escenas en las que Inga roza la explosión del sarcasmo y mal genio para sus reivindicaciones, pero no acaba de llevarlo al extremo que hubiese hecho de la película algo excepcional.
No es por tanto una acción trepidante, sino que los hechos se van sucediendo de manera pausada y relativamente lineal. Esa falta de una mayor intensidad en las acciones reivindicativas de Inga y una mayor expresividad de las escenas clave hubieran mejorado en mucho la trama. Aunque puede resultar demasiado insulsa la protesta y el desenlace final, tiene un punto de reflexivo y la protagonista es siempre fiel y perseverante con sus ideas.
De lo mejor sin duda es la fotografía de Oro blanco, con unos paisajes fabulosos poniendo en situación al espectador. Ese gélido y apacible panorama rural islandés se nos intercala entre cada escena con fragmentos de rodaje de exteriores campestres con montañas, y grandes extensiones de terreno para el disfrute de las vacas.
Oro blanco está ya disponible en Rakuten TV.
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Lo mejor: la reivindicación anti monopolio de la protagonista, la disrupción tecnológica (Facebook y robótica agrícola) y cómo no, los fabulosos paisajes rurales
Lo peor: la falta de más «mala leche» de los personajes y expresividad en las escenas clave
Nota: 6/10