‘Marianne’, la bruja de nuestras peores pesadillas

Título original: Marianne (TV Series)

Año: 2019

Duración: 45 min

País: Francia

Dirección: Samuel Bodin

Guion: Samuel Bodin, Quoc Dang Tran

Fotografía: Philip Lozano

Reparto: Lucie Boujenah, Tiphaine Daviot, Mireille Herbstmeyer, Alban Lenoir, Mehdi Meskar, Victoire Du Bois, Ralph Amoussou, Corinne Valancogne, Bellamine Abdelmalek, Pierre Aussedat, Christian Hutcherson, Aurore Broutin

Productora: Empreinte Digitale / Federation Entertainment. Distribuida por Netflix

Género: Serie de TV. Terror

Ficha en SensaCine

El año pasado Netflix sorprendía con La Maldición de Hill House, una serie de terror que demostró a lo largo de sus diez capítulos estar a la altura e incluso, me atrevería a decir, por encima de muchas de las películas de terror de 2018. Tras este éxito, es normal que la plataforma apueste por explorar el género y así es como llegaba este mes (justo el viernes 13) Marianne, la serie de terror francesa que se encuentra en boca de todos y no es para menos. Dirigida y coescrita por Samuel Bodin, Marianne se nos presenta como una pesadilla llena brujas, rituales satánicos, posesiones, literatura, humor negro y algo de gore.

Emma (Victoire Du Bois) es una famosa novelista de terror que ha pasado diez años de su vida a escribir sobre Marianne, una bruja que lleva apareciendo en sus sueños desde que era una adolescente. Al igual que escribía en un intento de exorcizar sus propios demonios, decide ponerle punto y final a la saga pensando que con ello también se acabarían sus pesadillas. Pero, de repente, se ve obligada a volver a Elden, su pueblo natal, porque están sucediendo cosas extrañas. Al parecer la bruja de sus pesadillas y de sus novelas no es del todo ficticia, y está cobrando vida para seguir atormentándola.

Marianne
Fotograma de ‘Marianne’

No es que la historia no nos sea familiar, sin ir más lejos nos puede recordar a It: capítulo 2 (Andrés Muschietti, 2019): Emma vuelve a su pueblo después de muchos años para encontrarse con sus amigos de la infancia y hacer frente a sus propios demonios. Y es que Marianne está plagado de referencias a muchas de las grandes cintas de terror. Escenas de dos ancianos desnudos comportándose de forma extraña que recuerdan a La visita (M. Night Shyamalan, 2016), el agujero en el suelo donde se encuentra Marianne que podría ser perfectamente el pozo de Ringu (Hideo Nakata, 1998), escenas de una joven asustada contestando el teléfono que recuerda a Scream (Wes Craven, 1996), una ambientación oscura al estilo La bruja (Robert Eggers, 2015) o Hereditary (Ari Aster, 2018)… También podemos ver cierta influencia del nuevo extremismo francés en aquellas escenas en las que no se escatima en el uso de sangre y violencia. Bodin ha sabido rendirles homenaje.

Pero hablemos de la bruja. Aquí destaca Mireille Herbstmeyer por encima de todo el reparto de la serie. Nada de efectos especiales, solo bastan una sonrisa macabra y una mirada perturbadora para asustarnos y que no seamos capaces de apagar la luz por miedo a que aparezca en la penumbra. Y es que este es el gran acierto de la serie, porque a veces menos es más. Marianne es la pesadilla personificada, es aquello que nos da miedo y mal rollo, que o bien recurre a terrores infantiles (hay alguien en el armario o debajo de la cama) o a escenas escalofriantes (el personaje de Herbstmeyer cortándose los brazos sin inmutarse) para hacernos saltar de nuestro sofá.

Marianne
Fotograma de ‘Marianne’

Otro de los grandes aciertos de la serie es el montaje. La historia se cuenta por capítulos, las transiciones se realizan como si pasáramos las hojas de un libro. Este recurso viene bien ya que es la excusa perfecta para ir hacia delante y hacia atrás en la historia, para saltarnos aquellas partes del libro que no son tan relevantes. El sonido que incluye voces distorsionadas y cantos de niños, esos movimientos de cámara lentos desde el punto de los personajes para mostrarnos lo que hay en la oscuridad… pero lo mejor son los fotogramas subliminales. Si eres lo bastante observador te darás cuenta de que están ahí, si pestañeas es posible que te los pierdas porque duran un poco más de un segundo, pero es más que suficiente para que dichas imágenes se queden grabadas en tu retina.

Pero Marianne no es perfecta. Se puede diferenciar dos partes en la temporada, aquello que nos cautivó en esa primera parte ya no está en la segunda. Al igual que va perdiendo dinamismo, los capítulos son más cortos después del cuarto. Es como si tuvieran prisa por llegar ya al desenlace. Por otro lado, si bien antes mencionaba que el gran acierto fue la falta de efectos especiales a la hora de mostrarnos a la bruja, uno de los fallos es lo grotesco que resultan algunos de los demonios. Mientras que el rostro de Mireille Herbstmeyer consigue asustarnos, estos pequeños demonios nos sacan de esa burbuja de terror por lo absurdos que resultan a veces.

Marianne
Fotograma de ‘Marianne’

Dejando de lado los rituales, esos ojos que brillan en la esquina de una habitación oscura y los demonios, se puede dar una lectura más profunda. La bruja y los demonios de los libros de Emma vienen a representar sus propios fantasmas del pasado, con los que conviven desde que era una adolescente y que van saliendo a flote cuando vuelve al pueblo. Porque no solo vuelve para hacer frente a Marianne, sino también para hacer frente a los problemas que la han ido consumiendo todos estos años y la han llevado al alcoholismo, la culpabilidad y la depresión. Emma se nos presenta como una antiheroína que al principio nos puede caer bastante mal, pero conforme avanza la historia acabas comprendiendo por qué ha llegado a ese punto.

Marianne, pese a sus más y sus menos, es bastante buena. Como contrapunto del terror usa el humor negro para aligerar el ambiente, con escenas como Emma intentando hacer parkour para entrar en una casa. Es una serie para aquellos fans del género y las brujas, donde Samuel Bodin ha sabido dosificar bien la ración de sustos a lo largo de los ocho capítulos. Con ese final abierto no sabemos si habrá o no una segunda temporada, el tiempo lo dirá. De momento nos quedamos con que Marianne no solo ha venido para atormentar a Emma, sino también para convertirse en la bruja de nuestras peores pesadillas.

Lo mejor: Mireille Herbstmeyer consigue aterrorizar solo con su mirada y su sonrisa; y los fotogramas subliminales.

Lo peor: Se nota que la temporada está dividida en dos partes y, a partir del capítulo cinco, va perdiendo dinamismo.

Nota: 7’5

https://www.youtube.com/watch?v=inIJF6mKwPo