Pienso que hoy en día somos muchos los que hemos decidido acabar recurriendo a ver nuestras series y películas favoritas en versión original con subtítulos. Por un lado porque hay veces que las voces de los dobladores son insoportables y además sientes curiosidad por escuchar la voz de tu actor/actriz favorito (además así puedes juzgar correctamente la interpretación del mismo). Por otro porque queremos apreciar todos los matices de los diálogos que muchas veces se pierden a la hora de traducirlos a nuestra lengua. Quizás nuestra desconfianza por los traductores encuentre su origen en los horripilantes fallos que vemos en algo tan sencillo como la traducción de un título. Debido a que esta práctica es muy común, hoy voy a hacer un repaso por los peores errores y, por desgracia, más habituales
1.Cuando el título te cuenta la trama de la película
Uno de los más comentados son aquellos títulos que han decidido que la trama de la película es tan simple, que mejor será ya darle todo hecho al espectador y explicarle en el título que es lo que pasa. Ejemplos de esto los tenemos en: “Tú a Londres, Yo a California”; “La tentación vive arriba”, “La semilla del diablo” o “Este muerto está muy vivo”
2. Traducciones literales
Hay veces que los encargados de traducir se encuentran en un momento de pereza o hastío y deciden que la mejor opción es la traducción literal del título en inglés de la cinta. Hay veces que funciona, pero otras no. El otro día precisamente estuvimos debatiendo entre los que aquí escribimos, lo desacertado de haber traducido “The Hateful Eight” por “Los odiosos ocho”. No obstante, este no es de los más desacertados. Una de las traducciones más aberrantes, en mi opinión, es haber traducido «Beetlejuice» por su pronunciación fonética en español, es decir, «BITELCHÚS»… algo que parece más una onomatopeya de un estornudo que un “temible” fantasma.
3. Parecidos razonables
Nos encontramos también con el caso de aquellos traductores que piensan que si el título en español tiene una forma parecida al original, ya cuela. Así, la reciente “Me, Earl and the Dying Girl” fue traducida como “Yo, Él y Raquel” o la comedia de la MTV “Faking it” es en España conocida como “Las farsantes”. Si hablamos de clásicos uno de los más citados es “Breakfast at Tyfany’s” convertido en “Desayuno con diamantes”. Es posible que los españoles no quisieran hacer publicidad gratuita a la famosa joyería…
4. Cuando inexplicablemente alargan el título
Una de las prácticas más habituales entre los traductores españoles es la de alargar el título original de la película con un subtítulo en castellano que resuma la esencia de la misma. Algo innecesario y sin sentido. De esto nos encontramos con muchos ejemplos como: “Snatch (Cerdos y diamantes)”, «Brokeback Mountain (en terreno vedado)», “Babe, el cerdito valiente”, “El truco final: el prestigio”, “Braindead: tu madre se ha comido a mi perro”, “Bichos, una aventura en miniatura”.
5. Cuando no sabes de donde se sacan la traducción
Por desgracia, la práctica más extendida es la de realizar traducciones que no tienen nada que ver con el título original, e incluso, muchas veces nada que ver con la propia película. Así «Ice Princess» se convirtió en «Soñando, soñando.. triunfé patinando»; «Get him to Greek» en «Todo sobre mi desmadre», «The Pacifier» en «Un canguro Superduro» o «Die Hard» en «La jungla de cristal». Uno de estos esperpéntos más recordados fue el de incluir la muletilla «como puedas» a todas las comedias del actor Leslie Nielsen, aunque no tuviese sentido alguno. Sin embargo, quien debería de llevarse el premio al peor traductor fue la «mente brillante» que decidió traducir «Eternal Sunshine of the Spotless Mind» como «¡Olvidate de mí!», convirtiendo así este ingenioso drama psicológico en una comedia romántica más de Jim Carrey.
En definitiva, muchas veces la mejor opción es no romperse mucho la cabeza y dejar el título en su idioma original. Yo soy de las que piensa que no se debe juzgar un libro por su portada y menos una película por su título pero, ¿Habrían tenido el mismo éxito Toy Story o Up si se llamasen “Los juguetes se van de fiesta” o “Arriba”? ¿Habría llamado tanto nuestra atención un film con el nombre de “Gran Pez” o una serie titulada “Novelucha” («Penny Dreadful»)? ¿Acaso no habría perdido el «Moulin Rouge» su esencia si se hubiese llamado “El burdel rojo” o “Me enamoré de una cortesana que murió”?