5 razones para ver «Faking It»

Faking It tiene un problema: le ha tocado lidiar con una de las traducciones más desechables de la parrilla televisiva. De Faking It a Las Farsantes hay un buen camino, aunque se ‘agradezca’ la intención. Lejos de lo que pueda asustar la traducción, Faking It arrastra consigo un premisa que me pareció un tanto peculiar repartida en capítulos semanales de 20 minutos capaces de entretenerte si no le haces ascos al género teen y a la comedia ligera.

La serie de MTV de Faking It sigue la vida de Amy (Rita Volk) y Karma (Katie Stevens) dos mejores amigas ‘de toda la vida’ que deciden (bueno, más bien lo decide Karma) hacerse pasar por pareja para ser populares en el instituto. Este teatro pone patas arriba en especial la vida de Amy, que descubre de inmediato que tiene sentimientos por su mejor amiga.

Si no has cerrado la página cuándo he nombrado género teen, aquí te dejo cinco razones por las cuáles Faking It te haría pasar un buen rato.

1- La dinámica adolescente

Faking It

Adolescentes, un instituto, las ganas de ser popular, problemas a veces poco profundos y reacciones que te recordarán (si lo has pasado ya) lo que hacías en 4to de la ESO cuándo no había el profesor. Si aún estás en ello, envidiarás lo bien que venden la vida estudiantil en Estados Unidos. El elemento teen funciona bien. Los capítulos, de tan sólo 20 minutos, no dejan que se convierta en algo cansino ni que te saque de contexto. Al contrario, le da frescura a la serie y varias tramas (algunas por episodio, otras algo más largas) que permiten enlazar guión tras guión para crear el argumento de la temporada. La dinámica adolescente mayoritariamente está ahí para hacerte reír o sacarte una sonrisa. A veces, ni te darás cuenta que han pasado 20 minutos cuándo veas dónde vive Karma o la paciencia de Amy en su casa.

2- Su comedia ligera, que no llega a lo absurdo

Faking It

Los guionistas se esfuerzan para poner esas frases, esas caras y esas reacciones que quizá sin que te lo esperes, te sacan una pequeña carcajada. Evidentemente, no esperéis el humor de Friends ni nada que se le parezca. El humor de Faking It es ligero, quizá no siempre muy ingenioso, pero lo suficientemente elegante para no caer en el abismo de lo absurdo. Simple y sencillo, pero bien que les funciona. Y Shane (Michael Willet) es el que lo mejor lo lleva.

3- El trato a la homosexualidad, a la intersexualidad y al ponerse etiquetas

La amistad de Shane y Liam (también) es maravillosa.
La amistad de Shane y Liam (también) es maravillosa.

Gracias. Gracias por incluir varios personajes, cada uno con su orientación sexual. Y gracias por tratar el tema sin exagerarlo ni hacer un drama de ello (menos cuándo las protagonistas se pelean, pero aquí ya hablamos de otra cosa). Gracias por normalizarlo. En este aspecto, uno de los rasgos que más me gustan de la serie es la amistad entre Shane y Liam. Shane es un homosexual fuera que está orgullosamente fuera del armario. En estos casos, uno de los clichés más habituales es que sea ‘el alma’ de un grupo íntegro de chicas, excepto por él. En este caso no, el mejor amigo de Shane es Liam (Gregg SUlkin), que des del minuto uno conocemos que es el chico más popular del instituto y a quién todas (y él encantado) ponen ojitos. Además, a través de otro personaje, se trata el tema de la intersexualidad – explicado qué es y empatizando con los malos tragos que las personas tienen que vivir por la insensibilidad de otras. Y no sólo eso, la serie también saca a relucir el concepto de ponerse etiquetas en relación a tu orientación sexual. Es un punto muy positivo a la serie, ya que es algo que no estamos habituados a ver. Normalmente, lo que solemos ver es un blanco o negro, sin grises, sin matices. Y nos solemos olvidar que el mundo en sí es de color de gris y que el ser humano es extremadamente complejo para ser siempre sólo blanco o negro. Así que, felicidades, Faking It.

4- La credibilidad de las dos protagonistas

Faking It

Ritta (Amy) y Katie (Karma) parecen llevarse más que bien fuera de las cámaras. Esto se nota una vez se ponen delante de ellas. Las actrices tienen una buena química y su amistad, que ni más ni menos es en lo qué se basa la serie, existe des del primer plano. Con esto, me refiero a que es muy fácil creerse lo que dicen, hacen o dejan de hacer. Claro que si su amistad pareciera un parche o la química entre las protagonistas fuera más fría, la serie perdería la mitad de su gracia. Claro que Lauren (Bailey Buntain), Liam y Shane son parte de la serie, pero Karma y Amy son el alma de la misma y lo bien que se llevan fuera y dentro de pantalla le da vida a los 20 minutos de cada episodio de Faking It. Además, y esto ya es más una curiosidad, ambas actrices sobrepasan los 20 años de edad, pero aún así el papel de adolescente les va como un anillo en el dedo. Quizá es que aprovechan los rodajes para vivir una segunda época teen, incluso cuándo pelean.

5- Y cómo no, el #Karmy

Parece ser que si por Rita y Katie fuera, todo sería de color rosa y unicornios.
Parece ser que si por Rita y Katie fuera, todo sería de color rosa y unicornios.

Íntimamente relacionado con lo anterior, el Karmy (el nombre fan que se le da a la relación amorosa entre Amy y Karma) también es el alma de la serie. Sí, ya sé que he dicho que lo son Karma y Amy, pero bueno, una cosa y la otra van de la mano. El Karmy es uno de esos elementos capaces de regalarte momentos de lágrimas y tensión en una serie ligera y de comedia como es Faking It. Lo hace sin parodias; para los motores de la comedia o problemas más superficiales, para grabar un momento trascendental entre ellas. La relación entre las dos chicas (la de amistad, la de amor, cómo queráis llamarle cuándo llevéis unos capítulos, simplemente, su relación) es una de aquellas que sin quererlo y sin darte cuenta le coges cariño. Y aunque no seas un fan incondicional de la serie, siempre duele si se pelean. Pero otra vez, es el motor de la serie. Lo que te engancha a seguir viéndola.

Faking It está ahora en los inicios de su 3a temporada en la MTV. Una tercera temporada que presenta algunos cambios respeto las otras dos a nivel argumental, pero que mantiene toda y cada una de las características de la serie. Y que no os asuste no haber visto ni el piloto: es una de esas series que puedes mirar sin problema cuándo haces uno o muchos descansos entre estudiar bloques de apuntes.