ATENCIÓN: Este artículo contiene spoilers de la T7
Tras un final de temporada que nos dejó sin aliento con la llegada del villano Negan, el inicio de la séptima prometía ser oscura y desgarradora con la muerte de Glenn, uno de los personajes más queridos del grupo de Rick. En este caso, se respetó la historia creada por Robert Kirkman en forma de cómic. Después de que el equipo grabara la muerte con todos los personajes para así evitar filtraciones, la crueldad de Negan sorprendió a toda la audiencia con una segunda muerte, la de Abraham.
A partir de ese momento, el ritmo de la serie descendió a velocidades ultrasónicas. Siete u ocho capítulos dedicados en exclusiva a personajes concretos, pero, sobre todo, sin avanzar en la trama, hicieron que muchos se bajaran de este barco de zombis (sin contar toda esa audiencia que se posicionó en contra de escenas de violencia muy fuertes y desagradables como las de las muertes de Glenn y Abraham a cargo de Lucille, el bate de beisbol de Negan, dejando los rostros de ambos personajes totalmente desfigurados).
La única explicación de estirar tanto la serie y utilizar este tipo de capítulos la encontramos en querer introducir elementos que se iban a usar en el desenlace de la temporada, como el robo de las armas al pueblo femenino “Oceanside” y trato con los “Heapsters” (conocidos en el cómic como los “Carroñeros”) la comunidad del basurero dirigida por Jadis.
Otra polémica que ha surgido en esta séptima temporada ha sido la de la mediocridad de los efectos especiales utilizados. Andrew Lincoln (Rick) y Greg Nicotero, encargado de los efectos especiales, justificaron entre bromas esta baja calidad en algún capítulo, como en el 7×12 (Say yes) cuando aparece un ciervo hecho por ordenador con una calidad muy pésima, al haber utilizado la mayoría del presupuesto en crear a Shiva, el tigre del Rey Ezequiel.
Respecto a la evolución de los personajes, destaca el exagerado temor de Rick a Negan desde el final de la sexta temporada hasta la mitad de la séptima, cuando retoma su actitud de líder y planea su venganza contra los “Salvadores”, el grupo de Negan. El padre Gabriel vence sus miedos y se enfrenta a los nuevos problemas sin temor.
En los personajes femeninos es donde más se nota esta evolución. Rosita, Sasha, Tara y, sobre todo, Maggie, alzándose como líder de Hilltop. Todas ellas son capaces de tomar las riendas cuando todo se vuelve en contra. Rosita y Sasha son las más valientes al querer encargarse ellas solas de Negan tras haber matado a Abraham, el hombre al que amaban. Shasha se sacrificó por Rosita y dio una oportunidad al grupo al suicidarse con el veneno que le suministró Eugene y casi matar a Negan. En la parte negativa se encuentra el propio Eugene, al traicionar al grupo de Rick y unirse a los “Salvadores”. La historia de «amor» entre Rick y Michonne sigue sin atrapar al público. Su relación es muy apática, sin mostrar signos de fogosidad o cercanía.
En definitiva, esta última temporada de The Walking Dead ha tenido muchos altibajos. El ritmo frenético inicial descendió inmediatamente con capítulos insustanciales. Sin embargo, recuperó su estilo en el último capítulo con un intento de batalla entre Alexandría, Hilltop, El Reino, los Heapsters y los Salvadores. La octava temporada promete más acción y la resolución entre la rivalidad de Rick y Negan y, probablemente, la aparición de la comunidad de los «Susurradores».