Como Dios Manda Leo Harlem

Leo Harlem: «Yo el cine no lo catalogaría como cultura, sino como industria»

Con motivo del estreno de Como Dios Manda, la última producción de Warner Bros junto con Atresmedia, que estará disponible en todos los cines a partir del próximo 2 de junio, tanto el gran Leo Harlem (protagonista de la cinta), como su directora, Paz Jiménez, nos han concedido una pequeña entrevista en la que han desvelado algunas de las claves de por qué esta película tiene que disfrutarse en la gran pantalla.

Como Dios manda narra la historia de Andrés Cuadrado (Harlem), un estricto funcionario del ministerio de Hacienda chapado a la antigua. Andrés presume de ser un empleado con una serie de valores completamente anticuados pero que cumple a rajatabla todos los protocolos que su trabajo requiere; sin embargo, todo estará a punto de cambiar en su vida tras ser trasladado al ministerio de Igualdad después de sufrir un altercado en una jornada laboral. Andrés tendrá que enfrentarse a una serie de dinámicas con las que no tiene ningún tipo de relación.

Nos han recibido dentro del hall del Hotel Meliá, en Sevilla. Ambos se han mostrado muy risueños y simpáticos desde el primer momento. Como Dios Manda es una comedia «a la española», que explora las dinámicas de poder y cómo los prejuicios cambian según la edad, el género o incluso el puesto de trabajo.

PREGUNTA: Empezaré contigo, Paz. Este es tu debut como directora de un largometraje. ¿Cómo te sientes tras terminar tu primera película?

PAZ JIMÉNEZ: Pues fenomenal. Cuando llegué al proyecto tuve una temporadita de vértigo y miedo. Pero la realidad es que, como he rodado con el equipo técnico con el que suelo rodar casi todo lo que hago, y que más que un equipo técnico es casi una familia, más que el elenco de actores desde un primer momento han hecho piña y todo fue tan fluido… El debut ha sido muy fácil. Por todos los aspectos: a nivel técnico, artístico… Siempre en los rodajes suele haber un momento de drama, de tensión, de nervios… Si los hubo, yo no los recuerdo. Más allá de que siempre tienes que cumplir con un tiempo de reloj y una jornada de trabajo, el rodaje ha sido muy fácil y muy bonito.

Como Dios Manda
El elenco de ‘Como Dios Manda’ detrás de las cámaras (Foto: Atresmedia)

P: ¿Y cómo es trabajar con Leo Harlem?

P.J.: Una maravilla. Es un tío súper disciplinado, súper profesional, puntual, serio… un tío como Dios manda (ríen). Siempre trae los deberes hechos. Es un tío con el que da gusto conversar en los ratos libres, porque es un tío súper culto y sabe de cine, de literatura, de música… Es una gozada.

P: ¿Hubo algún proceso de casting? O sabíais que tenía que ser él desde el principio. 

LEO HARLEM: Estaba ya en el proyecto, porque yo tenía un contrato con Antena 3 y tenía que hacer una o dos películas al año. Y cuando nos dejaron caer este proyecto, lo leímos y nos gustó mucho. Pero es que este personaje a mí me pega. Marta Sánchez, la guionista, la ha escrito estupendamente.

P: Justo sobre eso te quería preguntar. ¿Cuánto te has ceñido al guion? No sé si tú, viniendo de la comedia, has dado pie a la improvisación.

L.H: No, yo me he ceñido mucho. Únicamente hemos retocado una serie de frases a última hora para que quedase más natural. Hemos tenido que acortar de algún sitio en el que quedaba demasiado farragoso, y añadir a otra escena en la que igual estamos caminando durante diez minutos. Porque sobre el papel todo aguanta, pero no es lo mismo decir según que frase mientras subes un ascensor que mientras empujas un carrito.

P: Leo, tú que vienes del stand up y de la comedia en teatros, y a pesar de que no es la primera vez que te pones delante de una cámara, ¿qué es para un cómico lo peor y lo mejor de actuar para el cine?

L.H: Mira, sabes qué pasa, que yo el cine no lo metería en cultura, sino que lo metería en industria. Porque el trabajo que hay asociado al cine es increíble. Para que nosotros empecemos a trabajar, todo el equipo que hay, simplemente de oficina, es tremendo. Más el técnico y el artístico, al final somos cien personas las que formamos el grupo de trabajo. Y claro, luego hay que acostumbrarse a que hay que hacerlo desde muchos ángulos, mientras que yo estoy acostumbrado a ir a un teatro una hora y media antes de la función, me tiro al agua, y en dos horas está liquidado. Pero en el cine hay que esperar. Hay cosas aparentemente más sencillas en las que tardas más, y cosas más largas que se resuelven al instante. Pero las jornadas son largas, porque se aprovechan enteras.

P: Ahora que hablamos sobre rodajes, ¿tú te planteas dar el salto a la dirección como tu compañero Santiago Segura?

L.H: No, yo no. Porque no tengo la formación para eso. Tengo intuición, pero no tengo la formación. Quizás escribir un guion sí. Escribir una historia que pueda hacerse visible sí, porque me gusta mucho el lenguaje, el cine y el cómic, por lo que la intuición sí que la tengo.

P: ¿Y haciendo un papel dramático te ves?

L.H:  Yo esto lo he hecho muy serio (ríen). Claro que puedo. A mí es que la gente no me conoce enfadado. Pero un papel de abogado cabrón podría hacerlo, claro que sí.

P: Paz, visto lo que ha sucedido en las recientes elecciones y el auge que ha tenido la derecha en nuestro país, ¿crees que es más necesaria ahora esta película?

P.J: Uy. Yo no creo que sea una cuestión de partidos, sino de personas. El signo político que prevalezca en una determinada época, no creo que influya en si la película es más o menos efectiva.

P: Como último detalle, me gustaría que me dierais un par de motivos por los que recomendaríais Como Dios Manda.

L.H: Pues yo recomendaría la película porque es muy divertida, muy bonita de ver, y porque hay gente a la que le va a aportar más de lo que se espera y le va a tocar la fibra. Tiene entretenimiento pero no es banal.

P.J: Yo coincido con Leo. La razón por la que ir a verla en la sala, y digo la sala porque disfrutar de la risa colectiva es un plus de añadido que no tenemos en casa, es porque es muy divertida y sales con un chute de buen rollo, que en estos tiempos nunca viene mal. Y también porque creo que te hace pensar en si realmente crees que eres la persona tan respetuosa que imaginas de cara a los demás.