‘El crack cero’, amor al cine

Título original: El crack cero

Año: 2019

Duración: 120 min.

País: España

Dirección: José Luis Garci

Guion: José Luis Garci y Javier Muñoz

Música: Jesús Gluck

Fotografía: Luis Ángel Pérez

Reparto: Carlos Santos, Miguel Ángel Muñoz, Luisa Gavasa, María Cantuel, Macarena Gómez, Raúl Mérida, Ramón Langa, Andoni Ferreño, Cayetana Guillén-Cuervo, Luis Varela, Patricia Vico y Pedro Casablanc.

Productora: Nickel Odeon S.A. , Areta Investigación A.I.E.

Género: Drama, thriller

Ficha en IMDb

Treinta y ocho años ha tardado Don José Luis Garci en cerrar la trilogía formada por El crack (Jose Luis Garci, 1981), El crack dos (José Luis Garci, 1983) y El crack cero (José Luis Garci, 2019). Con esta precuela de sus dos obras ochenteras, el maestro vuelve a salir de su madriguera para demostrarnos a todos que no ha perdido ni un ápice de su toque. El que hace tiempo dirigiera delicadas obras maestras como Volver a empezar (José Luis Garci, 1982) está más vivo y lúcido que nunca. Su artesana y meticulosa dirección casa a la perfección con un guion superlativo que, precisamente por su falta de pretensiones, consigue construir ladrillo a ladrillo un clásico instantáneo.

Diálogos de valor incalculable pronunciados por actores de valor incalculable. Especialmente el siempre maravilloso Carlos Santos, que como él mismo escribiera, se sentía como Ewan McGregor teniendo que tomar el relevo de Alec Guinness. Algo totalmente justificado, pues su personaje perteneció en el pasado al mismísimo Alfredo Landa, uno de los actores más grandes de nuestro cine patrio. No obstante, su dignísima interpretación se habría ganado (y estoy seguro de ello) la aprobación del difunto maestro. También clama por una mención especial el superlativo Miguel Ángel Muñoz, que brinda aquí la mejor interpretación de su carrera hasta la fecha (retomando un papel que perteneció a Miguel Rellán, otro de los grandes).

Carlos Santos y Miguel Ángel Muñoz en una escena de la película.

El crack cero es la carta de amor noir de un cineasta maduro y enamorado de Bogart, de Bacall, de Cagney y de G.Robinson (¿Acaso alguien en su sano juicio podría no compartir estos amores?). Un canto a aquella España que estaba a punto de cambiar el blanco y negro por el technicolor. A aquel Madrid de los cafés con cigarro y los grises paseando por las aceras. La sinceridad y la intimidad son dos poderosos aliados de esta redonda cinta. Poder ver de nuevo al callado Germán Areta recorriendo las calles oculto tras su setentero bigote no es, desde luego, cosa menor. Con esta película Garci nos deja claro algo que a menudo el cine se olvida de recordarnos; a los tipos duros también se les rompe el corazón.

Como enamorado del cine siento el imperativo categórico de recomendar encarecidamente a toda persona que lea estas palabras que acuda a ver esta maravillosa nueva película antigua. Vida eterna a nuestro cine y a nuestros grandes directores.

Lo mejor: Lo mucho que huele a gran cine

Lo peor: No me consta

Nota: 9/10