Cuando las apariencias engañan

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«Navidades, ¿Bien, o en familia?». Puede que el título de ésta comedia le haga pensarse dos veces ese cada vez más doloroso acto de pagar para ir al cine, pero ésta es una de esas veces en las que las apariencias engañan, y mucho. Con el título original «Love the Coopers» habría sido más correcto a mi parecer, mantenerlo como estaba, ya que la traducción cambia prácticamente hasta el género de ésta producción americana.

Dirigida por Jessie Nelson, conocida por escribir y producir películas como «Quédate a mi lado» (1998) o «Historia de lo nuestro» (1999), dirige ahora una comedia coral, con el foco sobre las reuniones familiares en días de fiesta como los que ahora vivimos.

Con un reparto extenso de grandes figuras de la interpretación como Diane Keaton, John Goodman, Amanda Seyfried, Alan Arkin, Marisa Tomei y Olivia Wilde entre otros, la cinta muestra las típicas situaciones que se viven en familia cuando llegan fechas importantes, con las que muchos podrán sentirse identificados. Miles de cosas ocurren en éstos días llenos de visitas, cenas y celebraciones. Con la cena de Nochebuena de la familia Cooper como climax, la cinta narra los acontecimientos anteriores a ella, con episodios de lo más variopinto.

Lo que parecía desarrollarse como una comedia navideña del montón, consigue sorprender gratamente, recordando en varias ocasiones a la exitosa fórmula de «Love Actually» (2003), con una familia de la que uno se puede enamorar con facilidad. Lo mejor de la película es su guión, que llega a ofrecer multitud de situaciones y personalidades con las que la mayoría del público podrá conectar. Más que una cinta sobre la Navidad, es una cinta sobre la vida.

Diane Keaton y John Goodman son los que consiguen crear los momentos más divertidos, encarnando al matrimonio Cooper, anfitriones de esta loca Nochebuena. Con una química palpable, son un reflejo fantástico de un matrimonio que tras muchos años de convivencia y de haber criado a una familia entera, tienen problemas para reencontrarse a sí mismos. Por otro lado, Alan Arkin es el encargado de dar vida al patriarca de la familia y aporta el lado más poético de la película, con momentos reflexivos, así como muy cargados de emoción. Hay momentos para todos los gustos, con toques de comedia, de romanticismo, de realismo crudo y como antes comenté, incluso hay lugar para lo poético.

Cada miembro de la familia tiene su historia y hay que señalar que todas están muy bien contadas. La película tiene un ritmo que engancha, que salta de uno a otro con mucha naturalidad y que lejos de mostrar ese aspecto de comedia para el olvido, deja una huella hermosa, con secuencias bien trabajadas tanto en interpretación como en ejecución técnica.

Posiblemente será una de esas películas que pasen desapercibidas durante las fiestas, pero puedo recomendarles que le den una oportunidad para que se sorprendan como yo lo hice.