Crítica – Techo y Comida

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Título original: Techo y comida

Año: 2015

Duración: 90 min.

País: España

Director: Juan Miguel del Castillo

Guión: Juan Miguel del Castillo

Música: Miguel Carabante, Daniel Quiñones

Fotografía: Manuel Montero, Rodrigo Rezende

Reparto: Natalia de Molina, Mariana Cordero, Jaime López, Mercedes Hoyos, Gaspar Campuzano, Montse Torrent, Natalia Roig, Manuel Tallafé

Productora Diversa Audiovisual

Género: Drama social. Crisis económica actual. Pobreza

Tras unos meses de la tormenta de los Goya, parece que muchas de las películas que en ella participaron han desaparecido sin dejar rastro: Tal vez sea por esta taquilla sobresaturada que tenemos pero cada vez antes nos olvidamos de las películas que ya han pasado por cartelera. Por eso me pareció tan buena la idea de El País de vender junto al periódico de los domingos las películas nominadas a algún Goya, ya que nos brinda la oportunidad de conseguir al poco tiempo obras que probablemente luego fueran difíciles de encontrar en tiendas. Puede que sus asuntos fiscales no estén tan en orden como pudieran, pero a Cebrián le podemos dar que por lo menos se preocupa por el cine. Y de esta manera llegó a mis manos una copia de Techo y comida. Estaba ansioso por ver la película Juan Miguel del Castillo por muchas cosas. En primer lugar porque el director es jerezano, mis padres son de Jerez y la visito con bastante asiduidad. En segundo porque estaba deseando ver la actuación de Natalia de Molina que me dejó sin palabras en «Vivir es fácil con los ojos cerrados» y es una de las actrices más emergentes del momento. Y por último porque quería volver a ver cine español real, que me revolviese las tripas enseñándome que la realidad es mucho ma´s cruda que la ficción.

He visto películas desagradables, duras y tristes. Películas que te dejan con mal cuerpo. Pero prometo que hacía mucho tiempo que una película no me lo hacía pasar tan mal como Techo y comida. Tal vez porque sea una realidad que conozco tan de cerca, la película me causó tan gran impacto que he tenido que escribir esta crítica. Del Castillo nos hace pasar una hora y media de agobio, de frustración y de desesperanza con un mensaje brutal y sin finales felices. La historia es la que viven cada día muchas personas de este país. Rocío es una madre soltera con un hijo de ocho años, Adrián, en paro y sin ninguna ayuda. No paga el alquiler del piso desde hace meses y su casero amenaza con echarla.

 

Juan Miguel de Castillo nos muestra una historia completamente brutal que hace que nos indignemos, porque vemos como la desesperación y la pobreza persiguen a los más inocentes y desprotegidos. La lucha de una madre por intentar salir adelante con su hijo es mucho más épica y te hace sentir más que la de superhéroes ficticios. Nos encontramos con una película que nos muestra como dentro de nuestro país civilizado, dentro de nuestro estado del bienestar, de nuestra Europa avanzada, hay gente que tiene que quiere trabajar y no puede, que tiene que rebuscar en la basura para poder comer algo y gente a la que echan a la calle, a la que le quitan toda la esperanza.

Si hablamos de las actuaciones, creo sinceramente que el Goya a Natalia de Molina está totalmente justificado. En una actuación desgarradora de un realismo impactante, se mete en la piel de Rocío y nos muestra su interior. Excepcional también es la actuación de Jaime López como Adrián, quién nos muestra la inocencia de un niño que parece vivir al margen de todo, pero que se da cuenta de lo que está pasando.

Termino recomendando la película a todo el mundo, hay que apoyar este cine joven y comprometido con la realidad.

Lo mejor: Increíbles actuaciones

Lo peor: Una película muy pesimista, que te deja con muy mal cuerpo. Aunque esta es la intención del director.

Nota: 9/10