Crítica – ‘È stata la mano di Dio’

Título original: È stata la mano di Dio

Año: 2021

Duración: 130 min.

País: Italia

Dirección: Paolo Sorrentino

Guion: Paolo Sorrentino

Fotografía: Daria D’Antonio

Reparto: Filippo Scotti, Toni Servillo, Luisa Ranieri, Teresa Saponangelo […]

Productora: The Apartment, Netflix

Género: Drama

Ficha en Filmaffinity

«No me mires. No hay nada que mirar.» dice la señora Gentile con los ojos cerrados, acostada en una hamaca y mientras toma el sol. Una ceremoniosa sinfonía de Sol Gabetta unifica la secuencia. Fabietto la mira, calla y asiente. Es la desaparición de la belleza frente a la que está naciendo. Aquello que algún día fue hermoso y lentamente se ha ido esfumando. Solo persiste el recuerdo. El joven Fabietto mira al horizonte y un lento travelling de cámara nos aleja de él. Y así, secuencia tras secuencia, Paolo Sorrentino construye los recuerdos de su vida conviertiendo È stata la mano di Dio en su película más emocional.

Pocos cineastas pueden abordar su historia personal en una película. El nivel de complejidad y reflexión que esto requiere es grandioso. Y de aquí surge la autoría. È stata la mano di Dio es el retrato de Fabietto, el joven Sorrentino que interpreta Filippo Scotti, y de su pintoresca familia. Pero también es la historia de un joven que pretende salir adelante tras la muerte de sus padres. Esa incapacidad de progresar tras el trauma que le obliga pasar de niño a hombre sin desearlo.

Una familia con sus acuerdos y desacuerdos; y con su afición, como la de todos los napolitanos, por ver jugar al Dios del fútbol Maradonna en el Nápoles. Es la mano de Dios la que salvó a Fabietto de no morir con sus padres por la fuga de dióxido de carbono en casa. «Creo en el poder semidivino De Diego Armando Maradonna» comentaba Paolo Sorrentino en la presentación del filme en Venecia.

El barroquismo al que nos tiene acostumbrados el director italiano desaparece y filma una película de lo más costumbrista. La influencia de Fellini sigue enmascarada y por momentos Amarcord se vislumbra en pantalla. Aún así, Sorrentino vuelca todos sus recuerdos para sanar esa herida que le causó vivir huérfano desde los 17 años. Tras el divagar acercándose a peligrosos hechos, el joven Fabietto descubre el cine. Y de repente todo tiene sentido y su vida trasciende.  

Se escucha al legendario Pino Daniele y en pantalla vemos un largo plano secuencia de Fabietto subido a un tren. Se va a Roma, ya se ha decidido. Va en busca de su cine. Va en busca de la belleza. Pero desde la estación un joven monaguillo le saluda, él se lo devuelve. Es la despedida de la niñez y el abrazo de la edad adulta. Así Sorrentino se hizo hombre y así pone fin a È stata la mano di Dio, su reconciliación y su homenaje. De las películas más bellas y poéticas del siglo XXI. 

Nota: 9/10