cuestión de sangre

Crítica – ‘Cuestión de sangre’

Título original: Stillwater

Año: 2021

Género: Drama

Duración: 139 minutos

Director: Tom McCarthy

Guion: Tom McCarthy, Thomas Bidegain, Marcus Hinchey, Noé Debré

Fotografía: Masanobu Takayanagi

Montaje: Tom McArdle

Música: Mychael Danna

Reparto: Matt Damon, Abigail Breslin, Camille Cottin, Lilou Siauvaud, Deanna Dunagan, Idir Azougli, Anne Le Ny

Productora: 3dot Productions, Amblin Partners, Anonymous Content, DreamWorks, Participant Media, Slow Pony

Distribuidora: Entertainment One Films Spain

Ficha en Sensacine

Aunque la pandemia haya interferido con los planes de miles de jóvenes en todo el mundo, los intercambios estudiantiles son una de las iniciativas más populares para viajar a otros países, conocer otras culturas y tener un escarceo con un italiano guapísimo (de todo menos… estudiar, claro). Pero, ¿y si esta experiencia, para muchos jóvenes un sueño, terminase convirtiéndose en una pesadilla?

Algo así le pasa a Allison Baker (Abigail Breslin), quien viaja de Oklahoma a Marsella, se enamora de una chica, y un día se la encuentra muerta en su habitación. La policía sostiene que Allison es culpable, ella afirma de forma redundante que es inocente. Cuando vemos los primeros compases de Cuestión de sangre, Allison lleva cinco años en la cárcel en Marsella, aún le quedan otros cuatro.

Pero Allison no está sola. O, bueno, ella cree que lo está, pero su padre, Bill (Matt Damon) va a visitarla con frecuencia desde Oklahoma. Bill es el protagonista de la película, algo que es importante señalar desde el principio. El director Tom McCarthy partió de la historia real de Amanda Knox, pero hay bastantes diferencias, y el autor de Spotlight afirma que lo que le interesaba era la historia que rodeaba la historia. Así llegamos a Bill.

Matt Damon y Lilou Siauvaud, el verdadero núcleo emocional de ‘Stillwater’.

Bill trabajaba como perforador en una plataforma petrolífera, hasta que su empresa cerró el pozo y se vio obligado a ganarse la vida en lo que él llama construcción, pero que en el fondo consiste en limpieza de escombros. Hace poco ha habido un huracán, y Bill echa una mano para despejar la zona. En el camino a casa, sus compañeros de trabajo, hispanohablantes, comentan que los habitantes del barrio destrozado esperan volver pronto a lo que queda de sus casas; no tienen nada más.

Esta es una idea importante de la película de McCarthy, cuyo guion, coescrito por el director junto a Thomas Bidegain, Marcus Hinchey y Noé Debré, demuestra una profundidad y precisión en la construcción de personajes encomiables. De alguna manera, Bill y Allison, que apenas tienen una relación de la que hablar, desde luego no una de confianza mutua padre-hija, son esos restos a los que volver: la imagen de lo que pudo ser, de la familia que habrían sido si la matriarca no se hubiera suicidado, si Bill no se hubiera dado a la bebida, si hubiera sido un padre presente, en lugar de dejar a Allison con Sharon (Deanna Dunagan), su abuela.

Cuando Bill llega a Marsella esta vez, Allison le da una carta para su abogada. Puede que tenga una nueva posibilidad, puede que se reabra el caso. Pero Bill no sabe nada de francés, y la abogada ha dado por perdido el caso. Completamente desprovisto de las herramientas que le permitirían desenvolverse normalmente y llevar adelante las cosas por su cuenta, Bill entabla una amistad con su vecina en el hostal donde se está quedando, Virginie (Camille Cottin), que vive allí con su hija Maya (Lilou Siauvaud) mientras espera a que terminen la instalación eléctrica en su nueva casa.

Matt Damon, protagonista absoluto de ‘Stillwater’.

Lo que sigue en Cuestión de sangre es un segundo acto que funciona como ejercicio de empatía, un momento en que vemos a Bill de verdad trabajar en la construcción: de puentes entre culturas, de reparación de los errores del pasado. Alguien bromea en la red social Letterboxd que en realidad la película va “de un tío aprendiendo a apreciar la cultura francesa” y, aunque obviamente va de algo más… no está del todo equivocado.

Apoyándose en una interpretación absolutamente estelar de DamonMcCarthy construye un drama complejo sobre un hombre que no tiene nada a lo que aferrarse, en un lugar que lo rechaza constantemente. Su odisea nos lleva a cuestionarnos el caos que genera la presencia estadounidense en el extranjero, y con la investigación metódico que le protagonista de Cuestión de sangre lleva por su cuenta, McCarthy explicita esto como uno de los pilares de su nueva obra.

Es difícil hacer un drama adulto como este, en el que se tratan multitud de temas espinosos y que crearían reacciones fuertes en la opinión pública, y no optar por el sensacionalismo. Pero McCarthy demuestra en Cuestión de sangre la misma contención que ya se apreciaba en su Spotlight, una sobriedad en todos los ámbitos que eleva su cine por encima de la acumulación de titulares y que deja al espectador tomar sus propias decisiones… sobre la historia alrededor de la historia.

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Lo mejor: la construcción del personaje de Bill y la interpretación de Matt Damon

Lo peor: el último tercio se alarga un poco

Nota: 8/10

https://youtu.be/IZJ3WxEo-GQ