Castle (I): cuándo la cancelación fue una alegría

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Contra todo pronóstico, el canal americano ABC ha cancelado Castle. Después de anunciar hace casi un mes que la actriz Stana Katic (que interpreta a Kate Beckett) no seguiría en una hipotética novena temporada, esta parecía cada vez más una realidad. Nathan Fillion, Seamus Dever, Jon Huertas, Susan Sullivan habían firmado para seguir en caso de renovación. Dándole cada vez más protagonismo al trío formado por Hayley (Toks Olagundoye), Alexis (Molly Quinn) y Castle (Nathan Fillion) la renovación parecía un hecho. Y más si tenemos en cuenta la promoción en vídeo del capítulo que se emite el lunes 16 de mayo. Cuándo salió, se vendió como season finale – con el único fin de darnos a entender que Castle y Beckett afrontaban su último caso porqué ella iba a morir. Salvo sorpresas el próximo lunes, Castle se ha librado de tener un final ruinoso e indigno. 

Personalmente, estaba 95% segura que volverían para una novena. Así que por ahora, estoy aún bastante asombrada del por qué de este movimiento de la ABC. No sé si la cancelación ha sido por las malas audiencias de la serie; por el hastag #CANCELCastle o porqué sencillamente, tras más de un año, le han puesto sentido común al tema y han visto que eso iba a ser una ruina. En mayor parte, porqué los fans (ni la serie en sí, como producto) aguantarían el adiós de Beckett. Pero en una pequeña parte, también porqué todo guionista, productor, director o miembro del ‘crew’ de Castle que llevase años trabajando en la serie no continuaría. En resumen, la serie habría perdido a su protagonista y toda persona del equipo que aún tenía dos dedos de frente para ver que se estaban cargando la serie.

Creo que llegados a este punto, lo más interesante a plantearnos es una cosa: cuándo los fans han conocido la noticia, se han alegrado. Pero es comprensible. Desgraciadamente, en el punto que se encontraba Castle, la mejor opción que tenía era ser cancelada. La otra opción que tenía era estar de capa caída en una hipotética novena – sin Beckett, sin historia que contar. Probablemente, muchos de los que ahora siguen la serie habrían optado por abandonarla. Pero aún así,  la novena temporada seguiría adelante, haciendo y deshaciendo y realmente, serie y seguidores se quedarían sin el final digno que merece.

"Mira cariño, si parece que vamos a tener un final feliz"
«Mira cariño, si parece que vamos a tener un final feliz»

¿Os imagináis a Beckett muerta? ¿Buscarle otro interés amoroso a Richard Castle? ¿Que Ryan y Espo lideren todo y cada una de las operaciones policiales? La serie de por sí, y más siendo un procedimental, pedía un único final des del principio – Castle y Beckett juntos, haciendo valer ese ‘always’, ese siempre. Cualquier cosa que se alejara de esa realidad, habría tirado por los aires el buen trabajo que se hizo en Castle des de la temporada uno a la temporada siete. No hay otra razón por qué los fans de la ficción policíaca estén contentes: nadie les va a quitar su final feliz. O al menos, esto parece.

La verdad, que como vengo repitiendo de hace semanas, Castle arrastra consigo un lastre: ABC, su cadena. En vez de darle vida, se la quita. No sólo por este último año, con el despido de Stana Katic (sí, despido) y sus enormes ganas de dar tanto bombo a una novena temporada. Su historia de desamor viene de lejos. Castle lleva años sin un trato por parte de la cadena adecuado, y más, si tenemos en cuenta que es la segunda serie más longeva de la ABC (la primera es Anatomía de Grey): sin photocalls, sin una gestión de redes adecuada, irregularidad con los sneak peeks, postergando las decisiones de renovación o cancelación (y así limitando el guión…). He pensado varias veces como sería en otra cadena, en la cual la tonalidad de la serie pudiese adaptarse. Quizás, sólo quizás, la ficción no arrastraría este lastre.

El lastre de tener que alegrarse porqué se acaba en vez de hacer ese drama que a todo seriéfilo le encanta porqué se van a echar de menos los días del capítulo (que sí, que va a pasar). El lastre de que cada vez más, toma más importancia lo qué les pasa a los actores fuera de las cámaras que dentro. El lastre de que esta mediocre octava temporada será ya para siempre, un argumento para desprestigiar el nivel que había mostrado con anterioridad. Castle demostró ser un procedimental especial. Pero vamos a dejar esta parte para la semana que viene.

Por ahora, los seguidores de la serie saben que tras ocho años, les queda sólo un capítulo. Cuarenta minutos para cerrar la historia. Para cerrar tramas y ponerle un final. Esperan que se EL final, SU, final, el que siempre han querido. Cuarenta minutos para contentar a un buen puñado de fans indignados con esta octavos y escépticos de un final que consideraban perdido. Falta ver que nos ofrecen. Falta ver si será un último capítulo como los de siempre o si bien, nos tendremos que conformar con el nivel de la octava. Lo que se merecen Castle y Beckett ya lo sabemos. Lo que se merece la ABC, también. Lo que hayan hecho los guionistas será un misterio durante 24  horas más. Pero por lo menos, el ‘fantasma’ de la novena temporada se ha evaporado para no volver jamás.