365 dni: La sombra de Grey es tan larga como mala.

Hoy se estrena en Netflix la película polaca 365 dni (2020), dirigida por Barbara Bialowas. Llena de polémica por su contenido, llega a España en tiempos de des-confinados donde las descargas sexuales ya han tenido lugar.

Massimo es miembro de la mafia siciliana y Laura es una directora de ventas. Exitosa en el trabajo pero un tanto aburrida en el amor, ella decide viajar con su novio y un grupo de amigos a Sicilia, pero allí se cruza con Massimo Torricelli, quien acaba de heredar el negocio de la mafia. Decidido a que ella se quede con él, la encierra durante 365 días, para que se enamore de él. (FILMAFFINITY)

Una sinopsis que recuerda a lo que ya vivimos en 50 Sombras de Grey (2015), donde un guión carente de sentido era súbdito de una calidad visual erótica para excitar a todo el personal.

Parece que Netflix le está cogiendo el gusto a productos audiovisuales subidos de tono, el último éxito en ésta índole fue la serie española Valeria (2020), copia barata de lo que ya fue Sexo en Nueva York (1998-2004).

La calidad cinematográfica de sus productos está cayendo peligrosamente en la vorágine de las masas, donde sin criterio objetivo se produce el fanatismo. La consecuencia es enfermarse de series o películas que el público demanda y no al revés, donde la plataforma decide estar un paso por delante del espectador.

365 dni
Fotograma de una escena erótica en la película 365 dni

Esto último ocurría antes, donde el público se sorprendía por algo nuevo, algo diferente y con autoría que lo diferenciaba del cine palomitero que abundaba en las salas. 

Ahora la cosa parece que se iguala, y el gran público vuelve a confundir el cine de calidad con el cine comercial carente de profundidad y un guión poco trabajado.

365 dni llega a Netflix con notas muy bajas en los medios especialistas de cine, con polémica bajo el brazo por varias escenas políticamente incorrectas y un guión poco original que muestra el sexo como el porno, sin profundidad y con la única intención de atrapar el lado salvaje del espectador para poder sacar adelante su producto.

O lo que es lo mismo, vender una película mediocre recurriendo al lado más morboso y primitivo del que paga una suscripción en Netflix. Posiblemente un des-confinado que sigue encerrado sin descargar sexualmente su lívido.

Romantizar el abuso machista no sé si será buena idea para el espectador moderno y la sensibilidad que existe en los últimos meses en las calles. 365 dni lo hace y se arriesga a enfrentarse a una mentalidad que ya ha pasado esa fase.