Título original: Tierra de Nadie
Año: 2025
Género: Drama / Thriller | Drogas / Amistad / Inspirado en hechos reales
Duración: 101 minutos
País: España
Dirección: Albert Pintó
Guion: Fernando Navarro
Fotografía: David Acereto
Música: Sara Cáceres Huerta
Me hace ilusión escribir sobre la última película de Albert Pintó (Matar a Dios o Malasaña 32), Tierra De Nadie. Porque hemos tenido la oportunidad de celebrar la premiere en Valencia, en el MN4, que fue uno de los dos centros comerciales que ha permanecido cerrado tras verse afectado por la DANA. Esta ha sido la primera premiere que he podido experimentar y la sensación es más que agradable, interesante y emotiva sabiendo el pasado cercano de la ciudad.
Tierra de Nadie se presenta por si sola cuando en el cartel aparecen cinco grandes actores, de los cuales tres son magnates del cine español. Al parecer, no es una historia exactamente real, sino inspirada en testimonios de la Guardia Civil o gente que la ha experimentado. Exactamente, la historia nace de un depositario judicial, interpretado por Jesús Carroza (Adú, Modelo 77 o la próxima Golpes), llamado Benito El Yeye. Los otros dos son Mateo el Gallego, un guardia civil, interpretado por Luis Zahera (As Bestas, El Reino o Que Dios nos perdone) y Juan El Antxale, un pescador convertido en un narco de poca monta por la mala suerte, interpretado por Karra Elejalde (Mientras dure la guerra u Ocho Apellidos Catalanes).

Los tres son amigos en extremos diferentes. Mientras uno trabaja felizmente para la ley, los otros dos están al filo de ella. Y todo se altera y pone en peligro a este trío cuando el narcotráfico y el descontento social aumentan en la provincia de Cádiz. En este caso, cuentan como un traslado rutinario de un yate incautado a un violento cártel mexicano se convierte en un misión mortal.
Si bien, Tierra de Nadie deja buen sabor de boca, existen fallos que impiden su esplendidez. No se me ocurren quejas para el reparto o la fotografía de David Acereto, ya que son lo más sobresaliente. Jesús, Luis y Karra consiguen convertir a estos personajes en personas, los humanizan y sacan lo mejor de ellos tanto en el drama como en el thriller. Y la fotografía con un carácter crepuscular y de western que, con ayuda de los escenarios, consiguen reflejar tales sensaciones y cautivarme en los momentos de acción.

Sin embargo, interesante pero fallido drama (social). Albert, en dirección, y Fernando Navarro (Segundo Premio o Bajocero), en guion, reivindican la amistad, pero quieren más y eso les ha podido. El desarrollo hasta la problemática es lento, y aunque eso nunca sea un problema, se convierte en uno cuando las tramas, en este caso secundarias, que se complementan no son aburridas, pero sí superficiales, y eso para los más convencionales les puede, simplemente, parecer pesado y a otros más estrictos dejarles con ganas de más, como en mi caso. Se pretende denunciar el descontento social y la mala situación de Cádiz por culpa del auge de las mafias de narcotráfico y la mala gestión de la justicia y la ley, pero todo es pasajero en la historia y acaba por ser un simple pasaje hacia una anécdota de supervivencia.
Donde sí se profundiza es en los tres protagonistas, incluso siento que se podría profundizar todavía más, y eso se nota en Luis Zahera —que me encanta su nuevo registro— y su personaje aterrado por la maldad de otros. Defiendo el visionado de Tierra de Nadie —me encanta el título—, defiendo las emociones que reflejan sus creadores: amistad, codicia, miedo, el bien y el mal confusos… Pero, a veces, menos es más.