Crítica – ‘The Matrix Resurrections’

Título original: The Matrix Resurrections

Año: 2021

Duración: 148 min.

País: Estados Unidos

Dirección: Lana Wachowski

Guion: Aleksandar Hemon, David Mitchell, Lana Wachowski. PersonajesLana Wachowski, Lilly Wachowski

Música: Johnny Klimek, Tom Tykwer

Fotografía: John Toll, Daniele Massaccesi

Reparto: Keanu Reeves, Carrie-Anne Moss, Neil Patrick Harris, Yahya Abdul-Mateen II, Jada Pinkett Smith, Jessica Henwick, Priyanka Chopra, Jonathan Groff, Ellen Hollman, Brian J. Smith, Max Riemelt, Lambert Wilson, Andrew Caldwell […]

Productora: Warner Bros., Village Roadshow, NPV Entertainment, Silver Pictures. Distribuidora: Warner Bros

Género: Ciencia ficción. Acción | Cyberpunk. Mundo virtual. Secuela

Ficha en Filmaffinity

En 1999 nació una de las sagas más estimulantes en términos filosóficos de la historia del cine: una crítica sociocultural y política que, sin dejar de lado la acción de un producto destinado al consumo de masas, trascendía de lo evidente y nos llevaba a niveles metafísicos. El clásico cuestionamiento de la realidad en la que vivimos se sumaba a una distopía en la que la tecnología que habíamos creado (y que nos distinguía como especie dominante) controlaba ahora nuestras mentes dentro de un mundo ilusorio, Matrix. Solamente quedaban unos vestigios de resistencia humana, unos pocos que, tras elegir entre una píldora azul (que les devolvería a la fantasía) y otra roja (que les haría despertar del sueño), optarían por la dolorosa verdad para sumarse a la lucha. Con la tercera entrega, en 2003, había quedado constatado que la simulación se reiniciaba periódicamente reelaborando aquellas partes de Matrix que tendrían que ser transformadas para adaptarse a la cambiante e imperfecta condición humana. Toda resistencia estaba prevista y favorecida para depurar las imperfecciones ¿Toda? Tras muchas actualizaciones, Neo, “el elegido”, consigue revertir la situación al lograr una tregua con las máquinas a cambio de frenar el avance de una de las inteligencias artificiales que se había rebelado y que amenazaba con destruir ambos mundos.

Tras un final abierto en el que no sabíamos qué había sucedido con el protagonista ni si la paz se había mantenido, aparece 18 años después su continuación: The Matrix Resurrections. La pregunta ahora es si consigue estar a la altura o estamos ante otro caso de esos en el que la actual industria cinematográfica de masas explota de forma decepcionante una idea que funcionó en el pasado para conseguir beneficios sin arriesgarse creando algo nuevo. Lo cierto es que la nueva película, dirigida por una de las dos hermanas Wachowski, Lana, se recrea con las antiguas ideas y críticas de la trilogía, actualizándolas a los tiempos en los que vivimos. Y creo que en general lo hace muy bien. El film retoma la metáfora de la pastilla azul que nos adormece al tiempo que la compara de forma irónica con las pantallas y los dispositivos móviles, desarrollando la cuestión de las enfermedades mentales, una problemática que actualmente se está multiplicando como consecuencia de la situación en la que vivimos. El protagonista, un envejecido Thomas A. Anderson (la versión alienada de Neo) es aconsejado por un psicoterapeuta (Neil Patrick Harris) para que se medique con unas píldoras azules, pues le hace creer que sufre alucinaciones, tratando de evitar así que sea consciente de la situación y se rebele contra el sistema.

Sin entrar en más detalles para no destripar la trama de The Matrix Resurrections, he de decir que el guion es profundamente autorreflexivo y paródico, rompiendo la cuarta pared con referencias metadiscursivas para reírse y criticarlo absolutamente todo: la saga, la búsqueda del beneficio de las productoras a través de la venta de la nostalgia y de la acción por la acción, los defensores del orden del mundo (moderno) en el que vivimos, pero también de sus críticos (posmodernos). Hasta el propio Keanu Reeves se aleja en determinados momentos de la ficción de la película y de su papel para interpretarse a sí mismo como un humilde famoso al que puedes encontrar en un café. Si bien he advertido todo el rato una burla que apelaba a todo el mundo, cuando creía que también criticaba a todas las partes de la creciente polarización y la conocida como batalla cultural (lo cual me parecía insuperable), se propone un final, de nuevo abierto, en el que parece que Wachowski se acaba decantando finalmente en favor de un bando. Sin querer menospreciar ninguna corriente ideológica, me gustaba la idea de parodiar tanto a los que están a favor del sistema como a sus críticos, pues los segundos también formarían parte inevitablemente del mismo y estarían preconfigurados con tal propósito para, paradójicamente, perpetuarlo, eliminando el libre albedrío y encerrando a todo el mundo en los barrotes de lo que Matrix simboliza (bienvenida era aquella moraleja que lo cuestionaba todo).

Dependiendo el significado del final, podríamos estar ante una proclama política encriptada, que estaría dejando entrever un peligroso síntoma del creciente miedo a las consecuencias de la opinión personal. Pero si los últimos minutos resultan estar abriendo el camino a algo nuevo, es decir, si continúan con más secuelas, esperemos que no sigan explotando lo que ya ha funcionado simplemente por el dinero que atrae la nostalgia. En cualquier caso, algo diferente sería difícil si aceptamos la premisa autoconsciente de uno de los diálogos que sentencia que siempre se escribe sobre las mismas historias y simplemente se ofrece una nueva apariencia.

Lo mejor: La constante crítica y su tono cómico

Lo peor: El final, creo

Nota: 8/10