Sinjar (2022), de Anna Maria Bofarull

‘Sinjar’, la guerra en femenino y la tolerancia radical

Título original: Sinjar

Año: 2022

Duración: 127 min.

País: España

Dirección: Anna Bofarull

Guion: Anna Bofarull

Música: Gerard Pastor

Fotografía: Lara Vilanova

Reparto: Nora Navas, Halima Ilter, Iman Ido Koro, Guim Puig, Luisa Gavasa, Àlex Casanovas

Productora: Genius at Large, KaBoGa

Género: Drama

Preestreno: Festival de Málaga 2022

Ficha en Filmaffinity


En Sinjar conviven oriente y occidente, aunando la experiencia femenina de tres mujeres marcadas por el avance del Estado Islámico en Irak en 2014. Hadía, esclava sínzara víctima de violaciones y humillaciones, ve como poco a poco sus captores le arrebatan a sus hijos. Arjín ha sido desplazada por la guerra en Sinjar y en busca de su família acaba enrolada en las milicias kurdas de mujeres. En Barcelona, Carlota (Nora Navas, última ganadora al Goya a mejor actriz de reparto por Libertad) es esa madre que lo dará todo por su hijo, aunque su hijo vaya en mal camino.

Este religado de historias escarba en la empatía sin pecar de intervencionista. Si acaso nos advierte del privilegio del primer mundo, cuando Carlota, en sus cuarenta, sigue saliendo de fiesta para abstraerse entre sus guardias de noche como enfermera. Esta propuesta destaca por su inclusión y nos da el final más potente del tríptico con una excelente actuación y una muy auténtica respuesta al tema controvertido de la captación y radicalización de jóvenes para el DAESH desde la sensibilidad materna.

Filmada en pandemia y en el Kurdistán, el filme cuenta con buenos talentos locales y supervivientes de la tragedia reales, y un decente apartado artístico esculpido contra viento y marea. A sabiendas el cine de Anna M. Bofarull tiene tanto de pasional como de arriesgado (Barcelona 1714, Hammada), y la suerte de contar con Marian Matachana en la producción para salvar los muebles siempre que sea necesario.

El guion se resiente en longitud pues cuenta con tres desarrollos, nudos y finales y 45 minutos para ponerlo todo en movimiento. Al menos dos personajes darían para películas enteras, en cuyo modo incluso facilitaría su distribución en plataformas pero perdería el reclamo y el descanso de los subtítulos que resulta el escuchar catalán de vez en cuando. Mención especial para Diana Toucedo como heroína del montaje estabilizando planos y uniendo por evolución dramática las tres tramas que de común solo tienen el sentimiento abstracto.

Estamos hablando de derechos humanos en pleno Siglo XXI, y en estas Sinjar nos obliga a dejar la política y entrar en lo íntimo. Lo íntimo como espacio en el que los talibanes no son los villanos de la historia si no algo que nos ha sucedido. Ni siquiera por venganza se quiere la guerra. Llegamos así a una tolerancia radical hasta cuando el mundo nos falla, y eso no implica que tengamos que cambiar por miedo, porque delante del pánico terrorista, está la presunción de inocencia. Cuando desnudas la guerra de geopolítica quedan solo los días y las heridas.

Lo mejor: la genuinidad del enfoque y su guion, con líneas sentidas sobre la maternidad que calan hondo.

Lo peor: el ralentí que supone enlazar tres piezas que no siempre se necesitan entre sí.

Nota: 7/10