Título original: Petite Maman
Año: 2021
Duración: 72 min.
País: Francia
Dirección: Celine Sciamma
Guión: Celine Sciamma
Música: Para One
Fotografía: Claire Mathon
Reparto: Nina Meurisse, Stephane Varupenne, Margot Abascal, Joséphine Sanz, Gabrielle Sanz
Productora: Lilies Films, MK2 Films
Género: Drama
Distribuidora: Avalon
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Tras el enorme éxito e impacto global de su última película, Retrato de una Mujer en Llamas (2019), Céline Sciamma acaba por confirmarse como una de las directoras con la sensibilidad más especial del cine contemporáneo con su nueva película, Petite Maman. La película llega a nuestras salas tras haber cautivado en el Festival de San Sebastián, donde se llevó el Premio del Público.
Petite Maman nos muestra cómo una pequeña niña vive los días posteriores al fallecimiento de su abuela en la antigua casa en la que su madre creció. Allí se apoyará en una nueva amiga de lo más especial que, realmente, esconde algo. La delicadeza del relato, así como las imágenes en las que se apoya Sciamma para tejer su obra, están a la altura de muy pocas facturas en el panorama cinematográfico actual.
Un drama que ahonda en el duelo infantil sin caer en el amarillismo o en un cierto grado de pornografía emocional. La inocencia e inhibición propia de los más pequeños se ponen al servicio de una narración que destila amor, emoción y veracidad a partes iguales.
Sciamma consigue este resultado a base de hacer converger elementos surrealistas hermosísimos con métodos hiperrealistas y naturalistas. Estamos ante un acontecimiento que marcará un antes y un después en la infancia de la pequeña Nelly. El hecho de que la película se desarrolle en un marcado ambiente otoñal eleva la historia a un clima de paralelismo entre el paisaje y la narrativa eminentemente emotivo.
Petite Maman es una de las películas del año, imprescindible en la agenda de estrenos de lo que queda de temporada. Una cinta capaz de evocar sentimientos y transmitir emociones como ninguna otra en los años recientes. Es realmente complicado expresar cómo un filme tan pequeño, tan corto, tan aparentemente sencillo, es capaz de conmover y remover tanto en el fuero interno de cada uno.
La puesta en escena de Sciamma atrapa al espectador desde una secuencia inicial que es en sí misma más enternecedora que muchas películas dramáticas en su totalidad. A partir de ahí, es imposible salirse del mar de belleza y emoción en el que te sumerge durante su desgraciadamente (o no) corta duración. Guardémosla como una pequeña joya del cine moderno, al que Sciamma no escatima en agasajar desde hace años.
A partir del 29 de octubre la película se podrá ver en salas de cine de nuestro país de la mano de Avalon. Pecado no dedicar lo poco más de hora y diez minutos que dura la película a ver la que es una de las obras del año, sin ningún ápice de duda.
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Lo mejor: La sensibilidad y belleza con la que trata un tema tan complicado.
Lo peor: No poder vivir eternamente con la sensación que te deja el final de la película.
Nota: 9,5/10