7 años. 7 años viendo cómo estas ‘Pequeñas mentirosas’ o más bien petardas decidían perseguir a un acosador en tacones; cómo cometían error tras error al verse envueltas en un asesinato, casi como si quisiesen que la policía las atrapase; cómo iban al instituto con unos modelitos y un maquillaje, que más parecía que fuesen a una pasarela de moda que a clase; cómo en vez de denunciar a esa persona desconocida que las acosaba y que había llegado a secuestrarlas, caían en el mismo error de no acudir a la policía; cómo se enamoraban, se desenamoraban y, en definitiva, cómo los personajes iban creciendo a la vez que nosotros y sus personalidades evolucionando.
Las expectativas estaban muy altas y, tras haber formado un fenómeno fan inigualable, la cadena norteamericana Freeform se encontraba con una de las revelaciones más esperadas de la televisión, desde que conocimos quién era la madre en ‘Como conocí a vuestra madre’. Tras 7 años por fin descubriríamos quién se escondía tras la capucha negra, malgastando tanto tiempo en torturar física y, sobre todo, psicológicamente a estas 5 jovencitas. Aria Montgomery (Lucy Hale), Spencer Hastings (Troian Bellisario), Hanna Marin (Ashley Benson), Emily Fields (Shay Mitchell) y Alison DiLaurentis (Sasha Pitersee) por fin sabrían quién se escondía tras la identidad de A.D.
Si aún no has visto este episodio final de la ficción y no quieres saber ningún detalle, te ruego que dejes de leer ahora. Pues a partir de aquí habrá SPOILERS.
Hace ya un tiempo os hacía un resumen de todo lo que habían contado hasta la sexta temporada. Al final del mismo expresaba mi descontento con la serie, ya que habían querido alargar demasiado esta gallina de los huevos de oro y que los fans merecían al menos un final satisfactorio y que resolviese todas las dudas. No obstante, tras la revelación de esta semana, la opinión generalizada del fandom es que este final no ha estado a la altura de las expectativas. Puede que fuese todo el tiempo que llevábamos esperando o quizás por las mil y una teorías convincentes y bien atadas que habían elaborado los fans sobre las protagonistas o alguna de sus parejas. Sin embargo, Marlene King y su equipo quisieron ir por la vía rápida, y nos trajeron una disparatada resolución, solo justificada con escenas de esta séptima temporada: la historia de Alex Drake.
En efecto, como muchos habíamos sospechado (pero no queríamos creer porque las pruebas eran demasiado evidentes) desde el inicio de esta séptima temporada, Spencer tenía una gemela y su nombre era Alex Drake (de ahí las siglas A.D.). Todo esto se nos revelaba tras jugar un poco con el espectador primero, con un salto temporal de un año y varios planos de Melissa con la capucha negra (que más tarde descubriríamos que era Mona con una máscara de Melissa trabajando para Alex)
Sin embargo, la decepción llegó no solo con eso sino al conocer que solo formaba parte del juego desde que Cece (Vanesa Ray) lo había dejado y no desde el principio, que sus motivos para torturarlas no tenían sentido (solo era la «gemela psicópata» , ojo al topicazo) y que su historia no era tan impactante y conmovedora como nos habían prometido.
Incluso me ha parecido un poco cutre la forma que han tenido de descubrirla: que solo Jenna (Tammin Sursok), si el único personaje ciego, se diese cuenta de que no era la verdadera Spencer y que en el momento tópico de ‘Soy Spencer, no yo soy Spencer’, la descubriese Tobi (Keegan Allen) por un poema en un libro de notas.
Si tuviese que destacar algo positivo de este aspecto del episodio final, sería que Wren (Julian Morris) fuese una parte importante de la historia y ya participase en el -A Team cuando era Cece la que se escondía tras la capucha negra. Que este personaje tenía algo que ver con -A era algo que muchos fans sospechábamos, puesto que había demasiadas pistas que lo apuntaban. De hecho, los guionistas confirmaron hace poco que en un principio todo estaba preparado para que él fuese Charles, pero que debido a compromisos del actor y que la ficción había sido renovada por dos temporadas más, tuvieron que cambiar esta historia.
Destacable también la fantástica actuación de Troian Bellisario, que es capaz de cambiar de personalidad e incluso de acento, haciendo muy distinguibles los personajes de Spencer y de Alex.
Otro aspecto negativo es que todas acabasen con su ship inicial, es decir, su pareja de instituto. Esto es algo poco realista y que se nota que han hecho a propósito como contraprestación para contentar a los fans de la serie.
Es cierto que me gustó que Emily y Alison fueran los primeros personajes en formar una familia con sus gemelitas, puesto que ayuda a visibilizar una realidad tan habitual en nuestros tiempos como son las familias homosexuales.
Pero, esperaba que una de las liars o de sus parejas muriese. Ya que esto era lo que nos habían vendido, que habría muertes importantes. Sin embargo, el único personaje que muere es Wren, el cual no era ni regular, que es asesinado por Alex y convertido en un diamante. En definitiva, me parece un poco forzado que todos los personajes principales tengan su final feliz.
Quién me ha gustado que tuviese un final feliz, a su manera, es Mona (Janel Parrish). Bajo mi punto de vista, es uno de los mejores personajes de la serie y no me parecía un final justo que acabase con una recaída en el psiquiátrico por descubrirse que había matado a Cece accidentalmente por protegerlas.
Si ya me pareció hilarante la escena inicial en la que veíamos sus delirios mientras estaba ingresada y me sorprendió que descubriese que solo estaba colaborando de nuevo con A.D. para ayudarlas. Aún me gustó más que acabase en París con su propia tienda de muñecas y una dollhouse oculta en la trastienda, dónde retendría a Mary y a Alex para siempre para evitar que volviesen a dañar a las liars. Todo un final digno de queen Mona.
Sin embargo, lo que menos me gustó es que quisiesen introducirnos a un nuevo grupo de chicas adolescentes, quizás con vistas a un spinoff, reproduciendo exactamente igual la noche en la que Ali desapareció, escena con la que empezaba la serie. Dando ese aire de cuento de nunca acabar que mencionaba en el anterior artículo.
Gracias Marlene King por adaptar las novelas de Sara Shepard y traer ‘Pequeñas mentirosas’ a nuestras pantallas. Por visibilizar un asunto tan problemático en la adolescencia como es el bullying. Por hacernos entender que en el amor no importa la edad, la raza, la clase social o la orientación, sino lo que queramos a la otra persona. Por mostrarnos el valor de una amistad fuerte y de la lealtad que puede ayudarnos a superar cualquier obstáculo que se ponga en nuestro camino.
Quizás de lo que no te diste cuenta querida y odiada Marlene al escribir, planificar y grabar este final, es que el tiempo había pasado tanto para la serie como para la gente que la seguíamos. Has hecho un final agridulce, con sus puntos cómicos y dramático, combinados bastante bien. Sin embargo, no te has percatado de que aquellas adolescentes que haya por el 2010 empezamos a seguir una serie apropiada para nuestra edad habíamos crecido y esperábamos un producto más evolucionado y una resolución algo más compleja y que atase todos los cabos sueltos que iba dejando atrás la ficción temporada tras temporada.
Queríamos saber qué pintaba Sara Harvey en todo esto; qué era el NTA Club y qué había en esos vídeos que Melissa no quería que se supiese; que razón tenía Ali para haberse vuelto tan buena de repente; qué era lo que Mona había dicho que Maya sabía; por qué Tobi nunca las odió si al fin y al cabo fueron las causantes de su entrada en el reformatorio; qué razón tenía Ian para haberse suicidado; cómo salieron las madres del sotano; por qué Aria era siempre tan creepy y, sobre todo,quién era Bethany Young y por qué odiaba tanto a Jessica DiLaurentis.
No obstante, esto son incógnitas que nunca nos resolverán y quizás en eso se basa el éxito y la magia de la serie: en dejarnos siempre preguntas sin resolver para que sigamos teorizando hasta el fin de los tiempos. ¡Hasta siempre ‘Pequeñas mentirosas’! Siempre serás mi serie mamarracha favorita.