Samhain, no Halloween, Samhain. Así denominaban los antiguos pueblos celtas a la festividad que marcaba el final de la temporada de cosechas y daba comienzo a un nuevo año. La celebración consistía en reunirse para comer manzanas de caramelo y disfrazarse de la forma más aterradora posible con el objetivo de pasar desapercibidos cuando los malos espíritus cruzasen la estrecha línea que separaba la tierra del más allá.
Cientos de años más tarde, la voz en off de Lindsay Lohan nos diría que en el mundo de las nenas Halloween (ya no Samhain) es la excusa perfecta para vestir de prostituta sin que haya represalias – cada uno rinde homenaje a los espíritus como puede- y es que, pese a las muchas transformaciones que ha sufrido esta fiesta desde sus remotos orígenes, cuando llega la esperada fecha siempre se reactiva en nosotros el mismo interés por lo oculto, lo demoníaco, lo inexplicable.
Y a esas ansias inexplicables de conectar con lo esotérico siempre acompaña una absurda, a la par que entusiasta, pretensión de cagarse en los pantalones. Así que, si ya has elegido los calzoncillos o bragas destinados al tradicional lavado a mano del 1 de noviembre, solo te falta la experiencia aterradora con la que teñirlos de marrón la noche del 31.
Puedes celebrar una improvisada sesión de ouija con amigos, dormir en un psiquiátrico abandonado, dar un paseo a la luz de la luna por el cementerio de tu barrio, quedar para tomar algo con Iker Jiménez o también, en caso de que las emociones extremas no sean lo tuyo, puedes ver alguna de las películas que recomendamos a continuación. Eso sí, no nos hacemos responsables de las manchas imposibles de eliminar.
The Babadook
Opera prima de la directora australiana Jennifer Kent. Recibió el premio del jurado en el festival de Sitges y el premio a mejor actriz por la interpretación de Essie Davis, y no es para menos. La actriz consigue desquiciar al espectador incluso más que el ente por el que se ven acosados ella y su hijo; una figura que se aparece, sobre todo, en sueños, pero cuya presencia es permanente. Es más del tipo diarrea crónica: quien se enfrente a ella no necesariamente se lo hará encima durante el visionado, pero puede estar seguro de que los dos días posteriores tendrá que comer sólido para dejar de evacuar esa sensación angustiosa.
It Follows
La enigmática ambientación y la estética de videoclip son motivos suficientes para colocarla en la lista de pendientes. A esto hay que añadir el que haya sido la sensación cinematográfica independiente del 2014. Completamente distinta a todas las de su género. A caballo entre el terror psicológico y la crítica social. La dirección de David Robert Mitchell consigue que sea bella y horrible a partes iguales. Ideal para que las tripas se vayan revolviendo.
The Descent
«¡No vayas por ahí!» , «¡Cuidado!», «¿Pero no se da cuenta de que está detrás?» serán frases recurrentes al visionar las dos horas de agónica persecución. Un descenso imprudente por una ruta insegura hacia las oscuras entrañas de la montaña. El apretón viene con forme vamos cayendo en la cuenta de que no estamos solos en el descenso y de que la salvación es bastante improbable.
The Witch
Tan sencilla y natural como la vida que lleva la familia de Amish protagonista. Planos simples pero reveladores; banda sonora efectiva y simbolismo como acompañantes de los sucesos extraordinarios que rodearán a la hija mayor, por los que será tachada de bruja. ¿Con o sin fundamento? quizá eso sea lo de menos. Lo verdaderamente revelador de este filme de Robert Eggers es su capacidad para jugar con el imaginario colectivo, con las creencias preconcebidas y para que los temores más oscuros de sus protagonistas se conviertan en los nuestros.
El resplandor
El magnífico cineasta Stanley Kubrick quiso adaptar la novela homónima de Stephen King y el resultado fue esta obra maestra del terror psicológico. La interpretación de Jack Nicholson es de las más aclamadas de la historia del cine. Una montaña rusa de angustia, tensión, escalofríos y sobresaltos en nuestros intestinos.
Psicosis
Un clásico imprescindible. Hitchcock fue de los primeros en construir perturbaciones a partir de las imágenes. Suponemos que este célebre filme causó un gran impacto en el público de la época, pero aun hoy sigue descolocando con sus giros argumentales, su inesperado final y sus míticas interpretaciones. Una apuesta segura para quiénes son más de evacuar a mitad de proyección.
El ciempiés humano 2
Deliciosamente excesiva y desagradable. No apta para sensibleros, pero recomendable para fanáticos del gore. Tuvo que rodarse en blanco y negro por la gran cantidad de escenas sangrientas incluidas. El tratamiento del personaje protagonista recuerda a míticas obras como La parada de los monstruos (Tod Browning, 1932) pero sin ningún tipo de reflexión o moraleja, solo el más desconcertante absurdo. También removerá tripas, pero con resultados que más que evacuar por abajo lo hará por arriba; quizá por eso nos hayamos equivocado al incluirla en esta lista.