Entrevistamos a Óscar Jaenada con motivo del estreno en España de Cantinflas, biopic del popular cómico mexicano Mario Moreno (creador del reconocido personaje) y que podrá verse en cines de nuestro país a partir del próximo viernes.
Entro a los Cines Verdi de Madrid con la excusa de entrevistar a Óscar Jaenada para resguardarme de la lluvia. Allí nos dicen (la entrevista será en grupo) que comenzaremos cinco minutos más tarde, ya que el actor está acabando de hablar por teléfono. Me entretengo un poco mirando la cartelera y pensando las ganas que tengo de comerme las palomitas que se ven a través de la vitrina del mostrador. Pero Jaenada sale por una puerta y ya no hay tiempo para más que para hablar de su próximo estreno en nuestro país: Cantinflas, del director mexicano Sebastián del Amo (El fantástico mundo de Juan Orol, 2011).
La primera pregunta es tan habitual en los casos de biopics como casi obligatoria. ¿Qué le llamó del personaje para aceptar embarcarse en una aventura al otro lado del Atlántico? Jaenada lo tiene muy claro: «Me parecía muy interesante que un personaje llegara donde llegó en una época en la que no había nada parecido a Internet. Y que mi papá y mis abuelos lo vieran en el televisor a las tres del mediodía riéndose en casa. Pero sobretodo cuando me he profesionalizado como actor mi fijación era el binomio Mario Moreno- Cantinflas. ¿Cómo que el actor es el personaje? No hay nada que ver entre el actor y el personaje. Tenemos que reivindicar esto.» El actor quiere que quede claro esa parte del discurso y nos habla de su preparación como ejemplo para que entendamos la concepción de las dos identidades: “Cantinflas era un trabajo muy laborioso. Lo podía hacer en mi apartamento viendo todas su películas una y otra vez o sus corridas de toro. Lo podía hacer desde el sofá de mi apartamento. Para Mario Moreno o salía a la calle o estaba jodido. Con Mario Moreno Ivanova (el hijo de Mario) me hice un montajito del personaje para que lo viera y a partir de ahí ya fui cogiendo confianza con él y ya me fue pasando contactos y teléfonos de compañeros suyos de trabajo, de socios de empresas o amantes que tuvo. Y así hasta llegar a quién era ese Mario Moreno. Porque él se preocupó mucho de estar parapetado tras ese Cantinflas. Mi entusiasmo por hacer esta película era separar a Mario Moreno de Cantinflas. Como actor que soy que un actor esté relacionado directamente con uno de sus personajes me parecía insultante, hiriente. Que él permitiera eso me mosqueaba. Averiguar que era él quien quería eso fue mi descubrimiento para esta película. Él quiso parapetarse en Cantinflas.»
Jaenada no comparte del todo esa visión del cine del actor mexicano, que cogió su personaje y lo exprimió hasta el extremo realizando decenas de películas con el mismo alter ego en diferentes disfraces: «Creó algo único pero se dejó llevar por una decisión empresarial, no artística. De hecho, en la evolución de Cantinflas desde ‘Ahí está el detalle’ (1940, Juan Bustillo Oro) a ‘El padrecito’ (1964, Miguel M. Delgado) se ve claramente el declive desde la primera película hasta la última. Fue una buena decisión empresarial hasta tal punto de hacerle uno de los hombres más poderosos de América pero artísiticamente fue una mala decisión habiendo construido una genialidad como era Cantinflas.«
Para Jaenada, «la pureza total de Cantinflas está en <Ahí está el detalle>. Se le ve. Yo como actor lo veo. Me reconozco en ciertos momentos de cuando yo también empezaba en esto. Unas ganas de soltarlo todo y mirar para todos lados. Una creación brutal. Tiene una improvisación maravillosa en esta película. <Ahí está el detalle> es Cantinflas. Si queremos ver Cantinflas tenemos que ver esa película, es un resumen de todas porque es ahí donde le ves realmente cómodo.»
Cantinflas es, probablemente, el personaje más querido por los mexicanos desde el pasado siglo. Un personaje que representa al pueblo y con el que se identificaba la mayoría de la población pobre de un país que tomó con cierta hostilidad la noticia de que la película la protagonizaría un español. «Eran prejuicios. Yo vengo educado del cine. Vengo sabiendo que actores de diferentes nacionalidades puedes ejecutar a la perfección personajes muy alejados. Me extrañó cierta incultura cinematográfica pero lo achaco a que luego también cada vez que Mario Moreno era preguntado por quién era Cantinflas, él decía: México. Se creó un escepticismo muy grande que supe aprovechar a la perfección con el silencio. Mi respuesta es la película. ¿Cuánto vamos a tardar en estrenar? Un año, pues un año callado. En el momento en que se estrena la película los mismos periódicos que me criticaron y me sacaron en portada, que eran los más importantes, reconocieron su propio error. Me pareció muy bonito por su parte. Me gustó culturizar algún periódico.»
Como nos cuenta el actor catalán, esto prejuicios no sólo se extendían entre una buena parte de la población mexicana, sino que también los encontraba en Mario Moreno Ivanova, el hijo del actor. Jaenada profundiza un poco en cómo se ganó la confianza del familiar: «Al hijo le enseñé una escena que yo me hice antes de empezar a rodar para que él me viera. Le era muy difícil verme porque yo no hablaba mexicano siquiera y aún no había empezado a trabajar. Llevaba dos semanas breves en México DF. Nunca había estado antes. Le monté un escena y se la enseñamos. Porque el tipo no me creía. Le hice eso y me preparé un showreel de todas las películas que había hecho con algunas escenas con cosas muy distintas, con cambios físicos muy distintos, y se lo enseñé. Eso le movió un poquito y a partir de ahí ya pude empezar a trabajar con él.« El actor nos relata cuando fue el momento exacto en el que se metió en el bolsillo al escéptico Moreno Ivanova: «El vino al rodaje el segundo día y pidió ver una escenita mía. Yo estaba a lo lejos apartado, y le vi mirando la escena, se giró y le dijo al director <se mueve igual, ¿te importaría ponérmelo sin doblar?>, a lo que el director le dijo <Está sin doblar, es su voz>, vi como le cambió el semblante físico. Luego vino y me dijo: <se me achicó la piel, Jaenada.> Y a partir de ahí ya pude descubrir mucho más y hacerle preguntas mucho más serias y hubo un cambio en su actitud brutal hasta el punto de llamarme él para contarme cosas de las que se iba acordando.»
Nos apartamos un poco de la película para saber qué opina el actor de la industria cinematográfica española actual y el modo de hacer cine en nuestro país. Jaenada es igual de contundente que en el resto de la entrevista: «Hagamos lo que quiera el director y no permitamos más que la televisión decida el cine que hay que hacer. Porque la televisión busca la comercialidad, busca la cantidad, y el cine tiene de eso también pero tiene de algo mucho más, que es de arte, de calidad, de independencia, de que un director pueda hacer lo que él quiera. Si tíos con corbata, trajes y gominados le tienen que decir lo que hacer vamos mal. El cine lo tiene que hacer la gente del cine, subvencionados por quien tenga que ser, a mí eso me da igual. Lo que no puede ser es que cojamos el dinero público para hacer una serie de películas que dan riqueza a cuatro. Pues eso es más o menos lo que me dicen que está pasando aquí. Gente que está sufriendo esta situación. No me parece normal que sea la televisión la que decida qué cine se hace. La televisión es la hija malcriada del cine.»
Acabamos la entrevista con una pregunta de una compañera (¿Qué personas te gustaría interpretar?) a lo que Jaenada responde con humor: «Dalí, Bunbury y King Kong». King Kong me recuerda a que no he comida, que son las dos de la tarde, y que tengo que atravesar medio Madrid bajo la lluvia. Pero la entrevista me la llevo.