Un visionado que seguramente enervará a aquellos que se hayan encontrado inmersos estos días y fechas límite, en la afanosa tarea de elaborar y presentar la declaración de la renta. No por el hecho en si mismo, desagradable de por sí, sino porque exalta lo poco agraciados que son en relación con otras personas físicas y jurídicas. Pero así está montado este sistema.
La miniserie neerlandesa Némesis cumple como intriga financiera y tributaria. Sobre todo porque pretende poner de manifiesto algunas injusticias y desigualdades de esos conceptos acuñados más de manera publicitaria que moralizante de «Todos somos iguales ante la Ley» o «Hacienda somos todos»…
Como sucedía en otra miniserie patria (Celeste), interpretada por Carmen Machi, también existe un afán de la protagonista de desenmarañar una trama de evasión de impuestos. La gran diferencia es que si bien Machi se centraba en una personalidad del mundo de la música, el origen y el destino del dinero en el caso holandés se difumina entre grandes corporaciones repletas de sociedad pantalla. Un entramado de paraísos fiscales de enorme precisión tal y como nos dibujaban Antonio Banderas y Gary Oldman en su rol de abogados de Mosack Fonseca en los Papeles de Panamá.
Silvia van de Maele es en Némesis una fiscal de delitos financieros de Países Bajos, quien se encargará junto con su pequeño grupo de trabajo de encontrar cualquier rastro e indicio para desmantelar un gran conglomerado que opera en el país. Para su sorpresa, donde halla más dificultades es dentro del propio Ministerio Fiscal, connivente con la opacidad de esas operaciones.
Los grandes capitales siempre tratan de eludir impuestos, el ciudadano de a pie ya se sabe que no tiene cómo escapar. Si además esos grandes patrimonios tiene un origen ilícito y buscan el blanqueo de capitales, harán todo lo que sea necesario para ocultar sus operaciones y seguir preservando todo a buen recaudo. Pero a parte de la delincuencia común o más organizada, y los oligarcas, no olvidemos a los políticos, deportistas, nobles y alta sociedad. Ellos también recurren a «instrumentos de optimización financiero-fiscal». Concepto eufemístico que equivale a no liquidar un euro por la vía tradicional, tal y como sí debe hacer el mindundi asalariado.
Hay una gran reflexión evidente que deja esta miniserie, pese a enfocarse excesivamente en una trama de acción, persecución y embrollos familiares. ¿Cómo es posible que en Holanda (Países Bajos) exista un sistema tributario tan dual? Si la carga impositiva a las personas físicas es de las más altas de la Unión Europea, las sociedades fantasmas o fiduciarias campan a sus anchas en territorio neerlandés. Un paraíso fiscal, donde las empresas no pagan nada en comparación con el dineral que pagan ciudadanos corrientes.
Obviando las peculiaridades familiares de los protagonistas, la serie Némesis se esfuerza en recalcar esa controversia fiscal. Uno de los paraísos fiscales más atractivos del mundo. Evidentemente los Países Bajos no tienen una industria como la de otros países de su entorno y requieren de este tipo de estrategias para atraer capital. Pero la laxitud, la permisividad con la que se desenvuelven las autoridades para atajar estas prácticas evasivas de impuestos molestan y mucho a los personajes de la miniserie. El caso de la propia fiscal Silvia, algunos de sus compañeros de la unidad de delitos financieros, y la creadora de contenido de podcast ‘¿Dónde está mi dinero?’.

Crear estrategias de evasión de impuestos es un buen negocio para muchos. Mientras se pueda esquilmar a los contribuyentes comunes, para qué van a responder a las obligaciones tributarias los más privilegiados. «Si me condenan, la economía de un país de tamaño medio de la UE se hundiría. ¿¡Sabes cuánto dinero muevo?!», ahí parece estar la respuesta.
Cierto es que la miniserie se entrega con demasiado ahínco en la trama familiar, y en las intrigas de esas excesivas persecuciones y accidentes más propios del género de acción. Por ello, la investigación de los asuntos delictivos (y tributarios) pasa de manera un poco sucinta. Sin embargo, la idea que subyace es que hay mucha gente empleando sociedades fantasma que no paga sus diezmos y primicias. Porque no quieren, porque pueden no hacerlo y porque se lo permiten. Por cierto, no olviden ustedes presentar la declaración de IRPF antes del 30 de junio porque conllevará sanción, recargo e intereses.
En conclusión, Némesis es un entretenido ‘thriller’ aunque con demasiada atención en el acecho a los protagonistas. No obstante, sí refleja un notable interés por denunciar esa desigualdad social entre las simples personas físicas y los privilegiados por el sistema tributario. Sin olvidarnos del empeño de la fiscal protagonista en hacer cumplir la ley pese a sus dilemas personales y familiares.