La comedia romántica Lovesick sigue funcionando a la perfección
Las vidas amorosas de los británicos Dylan (Johnny Flynn), Evie (Antonia Thomas) y Luke (Daniel Ings) han logrado conquistar a Netflix y sus usuarios una vez más. Con la llegada del nuevo año, la serie ha regresado con una tercera temporada para seguir demostrando su potencial de comedia romántica.
Tras un final revelador en la segunda temporada, era necesaria una continuación para poder cerrar la trama. Esta vez la vida de Dylan se presenta con una nueva premisa mucho más madura: ya no es trascendental hablar de cómo empezó a contactar con sus ex novias y rehízo su vida. La serie ha evolucionado tanto que podemos partir de nuevas historias, sentimientos y motivos para seguir junto a Dylan.
Pero no solo junto a él, sino también todos los personajes que conforman el significado de la serie y que cada vez tienen más profundidad. El miedo y la incertidumbre a que las cosas no salgan bien o saber qué es lo que quieres son algunos de los aspectos que tratarán, como siempre, con una amistad inconfundible y un humor único.
Lovesick cuenta con el mismo formato al que estamos acostumbrados: 8 episodios de 20 minutos cada uno. Perfectos para hacer un maratón, tanto si eres un seguidor de la serie como si no. El cuidado visual, el humor inglés y la construcción evolutiva de sus personajes sigue siendo lo más destacable de esta producción.
Los guionistas de Lovesick han sabido continuar la historia sin alargar la trama de más y han mantenido su esencia hasta el final. La serie que Netflix salvó del desastre por un título desafortunado (se llamaba Scrotall Call), ahora es uno de los atractivos más potenciales de su catálogo. Será preciso esperar para conocer si esta cuarta temporada será la última o si habrá una renovación. Sea como sea, Lovesick ha regalado a sus espectadores una oportunidad más para disfrutar de sus personajes reales y sorprendentes.