‘La vida sin Sara Amat’ o la necesidad de huir

Título original: La vida sense la Sara Amat

Año: 2019

País: España

Dirección: Laura Jou

Guión: Coral Cruz (Novela: Pep Puig)

Música: Pau Vallvé

Fotografía: Gris Jordana

Reparto:Biel Rossell, María Morera, Francesca Piñón, Isaac Alcayde, Pau Escobar, Joan Amargós

Productora: Massa d’Or Produccions

Género: Drama

Ficha en filmaffinity

Que la vida en los pueblos tiene sus pros y contras es bien sabido por todos y todas. No son pocas las personas que ansían salir del calor de su pueblo, donde comienza a quedársele todo pequeño. Personas con ambición pero que se dan de bruces con la realidad, sobre todo laboralmente hablando.

La vida sin Sara Amat (La vida sense la Sara Amat, dirigida por Laura Jou) nos presenta a Pep (Biel Rossell), un joven que llega de la capital al pueblo de su abuela en verano de la década de 1980. Pep está enamorado de Sara Amat (María Morera) quien desde el principio destaca por su hastío de la vida en el pueblo. De repente, Sara desaparece. Tras unas horas, Pep se la encuentra escondida en su habitación. Sara le cuenta que ha huido de casa y que necesita quedarse con él. 

Fotograma de 'La vida sin Sara Amat'
Fotograma de ‘La vida sin Sara Amat’

La vida sin Sara Amat pisó fuerte en su estreno mundial en el BCN Film Fest: ganó el premio de la crítica, otorgado por un jurado formado por periodistas de la Asociación Catalana de Críticos y Escritores Cinematográficos (ACCEC) y el del público, que se concede con el apoyo de TV3 y en la cual participan todas las producciones catalanas que participan en el festival.

En primer lugar, lo que más destaca de La vida sin Sara Amat son los jóvenes protagonistas. Son excepcionales y la elección de casting es uno de los mayores aciertos de la película. En la mirada cristalina de María Morera interpretando a Sara comprendes la seguridad y, a la vez, inseguridad, de alguien que necesita huir de lo que conoce. En la mirada de Biel Rossell interpretando a Pep, su desesperación por entender algo que no todos comprenden y ese «amor ciego» de juventud. Realmente son el plato fuerte de un proyecto que tiene muchos puntos a favor.

Fotograma de ‘La vida sin Sara Amat’

Por otro lado, la dirección de Laura Jou nos lleva por completo a nuestros años «mozos». La nostalgia de aquellos que «tenemos un pueblo» es un recurso continuo pero no resulta forzado. La naturalidad con la que entramos en ese espacio y el sentimiento de cercanía está fielmente reflejado tras la óptica de Jou. Esas señoras con las sillas fuera en corrillo es algo tan universal, que te traslada de inmediato a cualquier pueblo en verano. El buen hacer de la directora es realmente otro punto maravillosamente creado.

Sucede igual con el guión de Coral Cruz, siendo una adaptación de la novela de Pep Puig. La familiaridad de los diálogos abarcan toda la cinta. La dirección de fotografía también ayuda a acercarnos a esa autenticidad que tanto derrocha la película, complementándose muy bien con la dirección de arte.

Fotograma de 'La vida sin Sara Amat'
Fotograma de ‘La vida sin Sara Amat’

El viaje de la inocencia a la madurez de ambos personajes se retrata con luminosidad y también con sombras. Ambas contradicciones están retratadas en la película y ambas son necesarias para su crecimiento. El montaje cuenta con un ritmo pausado pero necesario para contar algo así.

Sin duda, La vida sin Sara Amat es un canto a la libertad, a no resignarse, a crecer y, también, a la dureza y consecuencias de alejarte de lo conocido. Muchas y muchos queremos (re) vivir esas vacaciones puras, pero pocos sabemos que no era un escenario idílico para quienes se sentían encerrados.

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Lo mejor: las actuaciones de los protagonistas y la naturalidad de toda la obra.

Lo peor: la poca distribución que ha tenido.

Nota: 8/10