Se presentó el año pasado en Sitges y en Toronto, pero tras su recorrido de festivales, el estreno de ‘The Vigil‘ quedó retrasado hasta que al fin llegó a las salas españolas el pasado 9 de octubre. Se trata del debut cinematográfico de Keith Thomas, ex-escritor de novelas que decidió pasarse a la gran pantalla como guionista y director del metraje. Y lo ha hecho en grande, pues se estrena bajo el ala de Blumhouse.
El filme nos sitúa en el seno de la comunidad judía ortodoxa de Nueva York. Yakov (Dave Davis) acepta convertirse en shomer nocturno y vigilar el cadáver de un miembro de la comunidad recientemente fallecido. Lo que no sabe es que este fue rondado en vida por una entidad maligna que todavía está en la casa. La noche promete, cuanto menos, hacer que Yakov se plantee su pérdida de fe.
Antes de ser pospuesta debido a la pandemia, tuvimos la oportunidad de conversar con Keith Thomas y Dave Davis, que nos hablaron de la película y de su proceso creativo.
PREGUNTA: Keith, Esta es tu primera película después de años como escritor de novela. ¿Cómo ha sido el cambio de una cosa a la otra?
KEITH THOMAS: Fue a la vez natural y difícil. Empecé escribiendo novelas y lo hice durante unos 5 años antes de escribir mi primer guión. Y luego escribí guiones durante 9 años antes de hacer ‘The Vigil’. La transición es algo divertida. Con la novela tienes tiempo y palabras ilimitadas para pintar una imagen. Puedes entrar en diálogos internos y en los pensamientos de alguien. Puedes crear un mundo que construyes a lo largo de muchos capítulos. Mientras que el guión es como estar en una dieta muy estricta (ríe). Una novela sería como un buffet del que puedes comer todo lo que quieras y el guión debe ser lo mínimo necesario. Así que supone un reto. Pero la verdad es que disfruto más escribiendo guiones en muchos aspectos.
P: Dave, dirías que debido a eso, el guión de ‘The Vigil’ resulta muy descriptivo?
DAVE DAVIS: Sí, pero no es como si las descripciones de las escenas fueran eternas ni nada de eso. Es muy sensorial, así que es muy descriptivo, pero no se lee como una novela.
KT: Esto va a sonar muy pomposo, pero es es casi como poesía. Para las descripciones de escena del guión debes coger algo y reducirlo al mínimo necesario, sin que deje de tener algún tipo de componente sensorial. Yo sólo intenté establecer el escenario y luego Dave vino y aportó el resto para completarlo. Yo hago la mitad del trabajo y el resto debe venir de la interpretación.
DD: El texto realmente dejaba mucho espacio para que los actores trabajáramos sobre él. Crea descripciones bellas y la estructura para una acción. Todo lo que pasa está muy bien expuesto en lo que respecta al ruido y el ambiente. El ambiente es extremadamente claro, lo cual es genial para un actor. Me encantó el guión de Keith.
P: Entonces, Keith, ¿dejaste espacio para que Dave improvisara?
KT: De algún modo sí. Al escribirlo yo fue difícil, porque esas son mis frases. Es verdad que hay puntos en los que yo sabía que necesitábamos ciertas frases dichas de cierto modo en un momento concreto para que tuviera sentido. Puede que en el momento de rodar no se vea claro, pero lo será al editar la película después. Al mismo tiempo, definitivamente hubo momentos en los que Dave aportó algo y lo hablamos. De hecho, casi siempre me encantó lo que proponía.
D.D.: Pero tampoco es que hubiera mucho en lo que improvisar. Principalmente, porque la película es muy específica. Todo lo que estaba ahí, estaba por alguna razón. Además, no puedo improvisar en Yidis (ríe).
KT: El actor que interpretaba al rabino sí que improvisaba (ríen). Y necesitamos traductores en el set. Eso fue complicado para Dave, porque él esperaba su entrada para decir sus frases y si esta no llegaba, no sabía bien dónde meterlas. Pero sorprendentemente, todo salió bien.
P: Pero la mayoría del tiempo, Dave, tu personaje está solo y no puedes hacer ese ejercicio de escucha. ¿Qué tal llevaste eso?
DD: Ese fue un reto muy divertido y excitante para mí. Realmente queríamos jugar con el espacio del silencio. Lo que tardo en mirar el reloj, por ejemplo. Cómo se siente el personaje o lo que piensa. Fue un placer como actor tener ese tipo de espacio con el que jugar. Por lo que respecta a la parte de la escucha, quizás no hay otra persona a la que escuchar, pero hay mucho que escuchar en esa casa. El ambiente, el cuerpo, el reloj, la música, el miedo y los mecanismos internos de mi mente. Se pueden oír muchas cosas en una casa silenciosa.
P: Keith, ¿Cómo fue el proceso de casting? ¿Sabías que lo querías a él desde un principio?
KT: Es gracioso porque no lo sabía hasta que lo supe (ríen). Lo difícil de su personaje es que necesitábamos un actor que conociera ese mundo [de la comunidad judía ortodoxa], lo entendiera y hablara las frases en Yidis que hay en la película. Pero a la vez, que fuera muy emocional y expresivo. Cuando hice el casting no encontré a nadie que tuviera ambos. Había muchos actores que ví, que hablaban Yidis y provenían de esa comunidad, pero no desprendían la emoción que necesitaba. Y misteriosamente, cuando me tomé un descanso del casting y ví una película, él salía en ella. Estaba completamente diferente, llevaba una cresta verde gigante y estaba cubierto de tatuajes (ríen).
DD: Es increíble que pudiera ver a través de eso (ríe).
KT: Pero la emoción en su rostro… Llamé a los productores y les dije “El tío de esta película… eso es lo que necesito”. Y entonces descubrí que era judío. Y entonces ya dije “no sólo necesito eso. Lo necesito a él”. Y ellos se quedaron en plan “¿el tío de la cresta?” (ríen).
DD: ¡Te quiero Keith! Así que me envió un email. Y era un email tan bonito, lo recuerdo muy claramente. Hablaba de la película y de papeles transformativos. Así que leí el guión y me enamoré inmediatamente. Luego me torturó durante un mes (ríe).
KT: Fue una decisión difícil porque era muy importante la idea de que necesitábamos a alguien que hablara Yidis oficialmente. Y él no lo hablaba. Pero yo no paraba de decir que lo podía aprender, que podía sacar esas frases. Y lo hizo. Así que estábamos en lo cierto desde el principio, solo que tardamos más de lo necesario.
DD: Y yo me pasé un mes convenciendolos de que era el tipo adecuado, de que lo podía hacer. Hasta que un día me dijeron que vale y entonces fue como “oh, no. Ahora lo tengo que hacer” (ríen).
P: Dave, ¿Cuánto tardaste en prepararte el papel?
DD: Bueno, tuvimos 10 días antes de empezar a rodar y yo los pasé en Nueva York trabajando exclusivamente en eso.
KT: Estuvo aprendiendo el diálogo y se reunió con miembros de la comunidad para que se le pegase el acento. Porque en la película, cuando habla inglés, tiene un acento muy único. Su personaje es alguien que creció hablando Yidis pero luego se mudó a Nueva York. Así que es una combinación rara entre el Yidis y el neoyorquino. Fue complicado porque es muy distintivo.
DD: Trabajé mucho con la coach de diálogo, que también era productora ejecutiva de la película y que también actúa en ella. Trabajando juntos se nos ocurrieron pequeñas cosas que decir y expresiones de uso normal. Cosas simples como lo que dirías si te dieras un golpe en la rodilla. “¡Ugh!”
P: ¿Y qué te hizo decir “quiero interpretar a este chico”?
DD: Me encantó el guión y lo que me conectó con él desde un inicio fue el hecho de que este es un personaje que es muy distinto a mí. Y que lucha contra muchas cosas igual que hacemos todos en algún punto de la vida. Pero también tiene preocupaciones que son únicas para él y para su comunidad. Quería interpretar a alguien que es tan diferente a mí pero que a la vez podría ser de mi familia.
P: Keith, ¿Qué crees que ‘The Vigil’ aporta al panorama de género actual?
KT: Cuando la estaba escribiendo sabía que iba a ser de terror y que necesitaba los sustos y las convenciones propias del género para hacerla. Y también sabía que una vez hubiera ejecutado esa parte, podríamos pasar a otro nivel y aportar algo que quizás no se ha visto. Lo primero es la mitología judía, el folklore y el mundo religioso que la envuelve. Eso es bastante novedoso. Y lo segundo es el hecho de ir a un lugar muy emocional, una nueva psicología e intentar elevar la película de terror a algo que partiera de una base muy personal pero de algún modo también universal a la condición humana. Así que era importante contar con los sustos y el viaje emocionante pero también hacer algo que fuera significativo.
The Vigil, de Keith Thomas, está en carteleras españolas desde el 9 de octubre.