Alicia Vikander en 'Irma Vep (Assayas, 2022)

‘Irma Vep’ y la magia del cine

Título original: Irma Vep

Año: 2022

Duración: 53 minutos

Número de episodios: 8

País: Estados Unidos

Dirección: Olivier Assayas

Guion: Olivier Assayas

Música: Thurston Moore

Reparto: Alicia Vikander, Adria Arjona, Fala Chen, Carrie Brownstein, Lars Eidinger, Jess Liaudin, Vincent Lacoste, Jeanne Balibar, Hippolyte Girardot, Vincent Macaigne, Nora Hamzawi, Antoine Reinartz, Alex Descas, Michèle Clément, Johannes Oliver Hamm, Tom Sturridge, Byron Bowers

Productora: A24, Little Lamb, HBO Max

Género: drama

Ficha en FilmAffinity


Recientemente vi por primera vez Palm Springs (Barbakow, 2020). La referencia clara a esta película protagonizada por Andy Samberg y Cristin Millioti es Atrapado en el tiempo (Ramis, 1993), en la que Bill Murray encabeza el reparto. La primera consigue desarrollar una relación amorosa más creíble y reflejar el amor más puro. Sin embargo, adolece de algo que su predecesora sí tenía: magia. El bucle temporal de la cinta noventera se resuelve sin dar ninguna explicación porque no hace falta, simplemente es el poder del amor. La protagonizada por Samberg da un motivo a este para que las actuales audiencias no lo vean como inverosímil.

Olivier Assayas, director francés con una consagrada carrera detrás de las cámaras, obviamente es conocedor de este y otros males que sufre actualmente el cine. Por eso ha decidido volver a invocar a Irma Vep, la protagonista interpretada por Musidora de Los vampiros (Feuillade, 1915), como ya lo hiciese en 1996, para intentar dar solución al cine. “Cuandoquiera que el caos reine en el cine, una nueva Irma Vep podrá hacerse, declaró el cineasta francés en una entrevista.

La miniserie que se puede ver completa en HBO Max sigue a Mira, interpretada por una excelsa Alicia Vikander, una actriz internacionalmente conocida por sus papeles en películas de superhéroes. Esta es la encargada de dar vida a Irma Vep en una nueva adaptación del serial Les Vampires en un rodaje caótico.

Obviamente, esta obra meta-cinematográfica bebe de la película de la década de los 90 protagonizada por Maggie Cheung. De hecho, conforme avanzan los capítulos, se confunden. El director ficticio que aparece en ambas es la misma persona, René Vidal, antes interpretado por un cínico Jean-Pierre Léaud y ahora por un adorable Vincent Macaigne. Para él la serie que está haciendo es un reencuentro con el séptimo arte, al cual ha llegado a aborrecer y le ha ocasionado su caída en el mundo de los ansiolíticos.

Esta sensación de abatimiento ante los nuevos productos es la tónica que toman casi todos los capítulos. Hasta antes de la catarsis que supone el séptimo, los anteriores se desarrollan como un estado de la cuestión de este ensayo narrativo que ha hecho Assayas. Aquí se presagia la muerte del séptimo arte -no por la no afluencia a las salas obviamente, el francés no es un salvador al estilo de Tom Cruise-, que se verbaliza de manera muy directa en la despedida del rodaje de Gottfried (Lars Eldinger). El actor drogadicto y más punk que se recuerde acusa al cine actual de insípido y soso, donde los que realmente mandan son los abogados, el big data y las cuotas, y donde lo independiente se ha convertido en sermón.

Justo en este momento es donde emerge Irma Vep a través de Mira para solucionar este sindiós. El poder de esta vampira real, fuera del mito fantástico, pero sí con sus características, tiene tal poder que también cambia a la propia actriz que la posee.

Esta es vampirizada, en su definición como posesión, por su agente -la cual solo quiere que aparezca en películas comerciales de superhéroes-, por sus exnovias, por una industria que la trata como un objeto de deseo sexual. El personaje le otorga la capacidad de volver a sus principios, de ser ella misma, de ser libre. Y se representa de una manera inverosímil, pero que se acepta. ¿Por qué? Porque esta serie busca recuperar la esencia del cine y vencer a los verosimilistas, como los definió Alfred Hitchcock.

Mientras que la cinta de 1996 acaba con una especie de “el cine ha muerto. Viva el cine vivo o muerto”, un suicidio para resurgir de sus cenizas; la serie ofrece una solución aparentemente conservadora, pero que simplemente es la búsqueda de una pureza perdida. La respuesta siempre la hemos tenido, pero ha tenido que venir Assayas para señalarlo.

Irma Vep ha vuelto a vampirizar al cine. En 1915 creó un serial que enganchó a su generación y desarrolló el séptimo arte en sus albures. En 1996 señaló nuevos caminos. En 2022 nos devolvió la magia.

Estamos ante una de las obras audiovisuales más importantes de este siglo, con una voluntad universalista. No intenta ir de sesuda, ni dificultosa para un público generalista, sino que es sencilla y profunda a la vez. Olivier Assayas devuelve la alegría a los personajes de la serie, a sí mismo y, sobre todo, a los que han visto y verán esta obra maestra estupefactos. Olivier Assayas ha salvado el cine y le ha devuelto su magia. Al igual que al final de Luces de la ciudad (Chaplin, 1931), ha sucedido un milagro y hemos recuperado la visión.


Nota: 10/10

Lo mejor: la magia

Lo peor: puede pasar desapercibida entre los tropecientos estrenos semanales