Feria: La luz más oscura es una serie creada por Agustín Martínez (La caza) y Carlos Montero (Élite, El desorden que dejas, FoQ) para la plataforma Netflix. Actualmente tiene una sola temporada, estrenada el 28 de enero de 2022. Para la segunda temporada todavía no hay noticias seguras, pero se especula que continuará y que se estrenará en 2023.
En cuanto a su premisa, nos cuentan la historia de Eva (Ana Tomeno) y Sofía (Carla Campra), dos habitantes de Feria, un pueblo andaluz ficticio que nunca nos esclarece su localización exacta. La época en la que se sitúa esta narración es a mediados de los años 90 y todo comienza en una noche de San Juan.
Aparentemente, Feria es una población normal y corriente como el resto de sus convecinas. Pero muchos de sus habitantes saben que eso no es así. Muchas cosas extrañas han ido aconteciendo a lo largo de los años en este pueblo, pero nunca se ha hecho público, hasta ahora.
En la noche de San Juan, Pablo (Ernest Villegas) y Elena (Marta Nieto), los padres de Eva y Sofía, reciben la visita de gente muy sospechosa. A la mañana siguiente, las niñas reciben un aviso de que sus padres están en busca y captura por haber sido cómplices de un macro asesinato/suicidio colectivo en el que 23 personas del pueblo han fallecido. Todo señala a una obra de una secta. Las niñas, ajenas a todo, aclaman que sus padres son inocentes y harán todo lo posible para demostrar su inocencia.
Ante esta premisa, se nos presenta una serie de tramas principales: La de la Guardia Civil, que se encargará de investigar todo lo acontecido, con el liderazgo de Guillén (Isak Férriz). La de la secta, quien mueve los hilos en Feria con teorías de dioses y elegidos. Y, por último, la de las hermanas, las cuales, cada una, estará metida en un embrollo u otro. En estas tramas que se entrelazan, se demostrará que solo son adolescentes y, a veces, necesitan hacer cosas de adolescentes.
Ahora bien, dicho esto, puede haberte llamado la atención o hacerte ver que todo esto no es de tu rollo. Pero ahí no está el “Quid” de la cuestión ni el por qué estoy haciendo este artículo, no. La razón de este artículo está en su desarrollo, en su contenido.
La trama de la Guardia Civil no tiene mucho de lo que hablar más allá de que cumple con su rol narrativo de trama policiaca de investigación. Lo mismo que decir de la de adolescentes y su función de víctimas que deben descubrir todos los secretos. Aunque es cierto que hay ciertas situaciones un tanto inverosímiles. Sobre todo en los diálogos, donde me da la sensación de que las chavalas de esa edad no se comunican así. O al menos ese es el recuerdo que tengo, que tampoco tengo tan lejos la adolescencia.
De lo que vengo a hablar es de la trama de la secta, y da mucho para hablar, así que iré desglosando por partes, porque tiene decisiones muy acertadas y luego otras que no tantas. Cabe avisar que, a partir de este punto, se irán contando ciertos acontecimientos. No voy a ser explícita, pero es cierto que hablaré de situaciones dramáticas que pueden que condicionen. Así que, si no quieres ir con ninguna expectativa o spoiler sobre la serie, es el momento de dejar de leer el artículo. En el caso de que quieras leer sobre mi opinión y análisis sobre esta trama, bienvenido o bienvenida seas.
La trama de la secta es una muy completita. Trae detrás un gran imaginario sobre dioses, sellos que deben romperse y, tal vez, algunos clichés clásicos de la narrativa de las sectas. Ahora, para ponernos un poco en situación: El Culto de la Luz, basado en la religión Gnóstica, cree que el mundo actual es una fachada, una mentira, por lo que solo las personas elegidas (Primero Elena y luego Sofía), son las únicas capaces de poder abrir las puertas al Rey Solitario, aquel que traerá la verdad a nuestro mundo. Pues bien, más allá del Rey Solitario, en el imaginario de esta serie hay todo un panteón de adeptos y otros dioses menores. Por ahora, solo hemos visto a dos de ellos, y cabe decir que visualmente son alucinantes. Los seres sobrenaturales de esta serie son muy remarcables.
El universo que envuelve Feria, con sus seres sobrenaturales y sus habilidades para manipular a los habitantes es algo que me parece muy potente y me fascina. Pero no todo lo que brilla es oro. La construcción del universo, de toda la mitología de la secta y la expresión visual de los seres sobrenaturales hacen mucho sí, pero todo eso no se puede llevar a cabo sin una sólida construcción narrativa. Y muy a mi pesar, a mi parecer, siento que ahí es donde se desmorona un poco la serie.
Una vez empiezan a romperse sellos, siento que el ritmo de la narración se hace más pesado, lento, como queriendo rellenar lo máximo para alargar el evento que todos sabemos que va a ocurrir. Pero ahí no está lo peor, porque dentro de lo malo, lo lento se puede soportar… Lo que no se puede soportar es la estafa narrativa en la que los guionistas deciden finalizar la serie en el momento más esperado y climático de toda la serie. Dejan un “cliffhanger” insatisfactorio que lo único que hace es enrabietar a la persona que estaba viendo la serie.
O sea, se llevan toda la serie vendiendo un evento como la cosa más terrible y oscura que puede suceder y, cuando está a punto de ocurrir ponen los créditos. ¿Qué clase de broma de mal gusto es esa? Que yo sé que lo primero que desea un guionista es que su historia se mantenga en el tiempo y conseguir alargarlo el mayor número de temporadas posibles, sí. Pero es que lo de esta serie es un cantazo.
Si nos basamos en la estructura aristotélica de los tres actos (presentación, nudo y desenlace), vemos como la serie sigue cada paso como es debido. Entre la presentación y el nudo tiene su punto de giro, en el nudo tiene su ‘midpoint’ con su punto de inflexión en las tramas y luego un segundo punto de giro entre el nudo y el desenlace. Ocurran los eventos más lentos o no, ocurren tal y como dicta la estructura. Eso hasta que llegamos al tercer acto, claro es.
El desenlace no tiene ni pies ni cabeza, no tiene un desarrollo satisfactorio como se necesita, no tiene climax. El evento que se supone que es el climax, se convierte en el final, es más no se llega a verlo, solo a presentar que esto va a ocurrir pero al final no. Te lo cortan cuando por fin se pone la cosa interesante, cuando por fin toda esa espera tiene su recompensa. Nunca llegamos a ver esa recompensa, lo único que sentimos es la estafa.
Si analizamos la serie con los doce pasos del viaje del héroe, esta ausencia de eventos en su estructura, se ve aún más evidente:
Primero tenemos el mundo ordinario, donde las dos hermanas disfrutan de su noche de San Juan. En el segundo paso, está la llamada a la aventura, que es cuando Sofía se baña en el lago y siente la llamada de su madre. También podría ser la llamada a la aventura cuando la secta contacta por primera vez con Sofía. El tercer paso es el rechazo a la llamada, cosa que Sofía hace en primera estancia y luego termina aceptando y encontrándose con el mentor, Blanca (Ángela Cremonte), que es el cuarto paso. También se podría considerar como mentor a Guillén. Como quinto paso tenemos a Sofía cruzando el umbral de los sellos y entrando en el Culto de la Luz.
Luego están todos los eventos que se desarrollan por medio. Lo que se diría que es el nudo aristotélico, que son el paso de las pruebas, los aliados y los enemigos. En este punto se muestra gran parte del desarrollo de la historia y de los eventos que poco a poco van evolucionando. En el séptimo paso tenemos el acercamiento, que, evidentemente, hace referencia a como las protagonistas van aproximándose a la verdad sobre toda esta situación y al evento que se ha estado preparando: La Llegada del Rey Solitario. El octavo paso es la gran prueba, donde supuestamente estas hermanas se tienen que enfrentar a eso que se estaba acercando y han sido preparadas a lo largo de todos los pasos, pero vaya, no ocurre.
El octavo, noveno, décimo, onceavo y doceavo paso no existe. Nos quedamos sin el camino de vuelta, el regreso del héroe y, lo más importante, nunca se obtiene el elixir, la recompensa satisfactoria final. Literalmente se comen todo lo que engloba a cinco pasos narrativos. Todo por tal de dejarnos un final súper abierto para que el espectador exija la segunda temporada.
No podrían haber hecho como en la mayoría de series. Con lo fácil que era que resolviesen el evento que te llevan preparando toda la temporada y luego dejar un pequeño «cliffhanger» donde todo lo malo no ha sido derrotado, sino que ha quedado un asunto sin zanjar. No, aquí han preferido irse por la puerta grande y dejarnos con la cara partida porque nos han generado unas expectativas para literalmente nada.
Por favor, no hagáis más esto, está feo. Que parece que estáis forzando tanto a los espectadores a que exijan a Netflix que haya una segunda temporada. Y eso te lo tienes que ganar con tu desarrollo e historia, no con un final así.
En fin. A pesar de haberla puesto verde narrativamente, hay que aplaudir el hecho de que hayan querido hacer una historia inspirada en Andalucía. No han caído en tópicos y han demostrado que somos un buen espacio para la fantasía y lo sobrenatural.
Dicho todo esto, la serie no es mala, de hecho me gustó, pero lo que hicieron con el final está feo y me indignó demasiado. Es por eso que he querido señalar las razones que, a mi parecer, son las más erróneas.