Tal vez, de primeras, su nombre no te resulte muy familiar. Pero se encuentra junto a los de Pedro Almodóvar, Antonio Banderas, Penélope Cruz y Jonás Trueba en la lista que la revista Forbes publica cada año con los 50 españoles con más talento. Él es José María Flores, director y guionista madrileño con raíces extremeñas.
Con su último cortometraje, La fièvrè se ha colocado en el punto de mira tras cosechar varios premios y selecciones en festivales de todo el mundo. Flores, mantiene en cambio su mirada puesta hacia sus próximos proyectos, entre ellos su primer largo cuyo rodaje llevará a cabo a lo largo de este año.
Con un brillante futuro por delante, repasamos con Jose María su trayectoria, sus motivaciones, sus aspiraciones y, sobre todo, su forma de ver, entender y hacer cine.
PREGUNTA: ¿De dónde nace tu vocación? ¿Qué te hizo pensar en querer estudiar y dedicarte profesionalmente al cine como director y guionista?
JOSÉ MARÍA FLORES: Desde que tengo uso de razón me recuerdo pegado a una novela, a un comic, o escribiendo. Mi padre, además, consumía muchísimo cine y yo, sentado con él en el sofá, lo he visto prácticamente todo desde muy pequeño.
Recuerdo, por ejemplo, estar viendo con él 2001: Odisea en el espacio (Kubrick, 1968), con 11 o 12 años, y volarme la cabeza. Preguntarme «¿pero, esto ha salido de la cabeza de un ser humano?». No entender nada, y a la vez entenderlo todo. Creo que es de las cosas que más me gustan del cine, que llega más allá del plano racional y se cuela hasta lo emocional o intuitivo sin que te des cuenta.
No sé si ha habido un momento decisivo concreto, creo que siempre he sentido la necesidad de contar historias como las que a mí me entusiasmaban.
P: El triunfo de La Fièvre te ha colocado en el punto de mira. ¿Qué fue lo primero que pensaste cuando te enteraste que formabas parte de la lista Forbes de este año?
JMF: Fue una alegría, la verdad, y honestamente, lo primero que me vino a la mente fue «hay que hacer la mejor película posible.» Así de pragmático, en seguida pensé en Malinvierno.
Ver tu nombre entre los referentes de la cultura, y de otros ámbitos, que hay en esa lista da vértigo, la verdad. Pero, me lo tomo como un indicador de que algo debemos estar haciendo bien y, sobre todo, como un impulso para seguir escribiendo, rodando y levantando historias interesantes.
Tengo que decir, que el hecho que mi nombre este ahí es en gran parte mérito de mi equipo: foto, arte, vestuario, maquillaje, sonido, música, etc. No puedo mencionarlos a todos, pero sí quería poner en valor al menos a Luisa Belido, Alberto Sarmiento, Isabel Castro y Sara de la Rubia que además de haber sido productores de La fièvre han participado activamente en la parte creativa y sin los cuales no hubiera podido, ni de lejos, llevar a buen puerto una producción así.
P: ¿Cómo definirías tu forma de rodar? ¿Qué sensaciones y reflexiones buscas transmitir al espectador?
JMF: Soy un director de planificación, no puedo evitarlo. Antes de rodar, sé que quiero contar con cada uno de los planos, su óptica, encuadre, el arte, la luz y las capas de información narrativa, emocional, metafórica, etc. que quiero transmitir con cada tiro; en contraste con otros cineastas que «surfean» más el momento.
Es gracioso, pero una vez, unos compañeros me dijeron que mi mejor virtud como director, y a la vez mi peor defecto, era que rodaba exactamente lo que tenía en la cabeza, y tenían razón.
A día de hoy, a pesar de que sigo planificando todo, intento estar abierto a la magia que ocurre a veces en el rodaje, cuando surgen cosas que son imposibles de planificar: una reacción de un actor, una idea inesperada o un rayo de luz que aparece en plano en el momento perfecto y subraya la idea que estás intentado transmitir. Creo que hay que tener los ojos abiertos ante estos «hallazgos».
En cualquier caso, uno de mis mayores aprendizajes ha sido que lo que debe mandar en la forma de realizar y de dirigir es la propia historia. Más bien, trato de descubrir cuál es lenguaje de la película que estoy haciendo y adaptarme a ella, en vez de intentar imponer el mío.
P: ¿Con qué actores te gustaría contar en el reparto de alguna de tus obras?
JMF: Guau, esta pregunta es muy difícil. Mi actor favorito siempre es el que mejor encaja con el personaje que tengo entre manos. Pero, dicho esto, evidentemente hay muchísimos actores con los que me gustaría poder trabajar…
Por comentar algunos, actrices como Natalia de Molina, Barbara Lennie o Inma Cuesta me parecen de una personalidad arrolladora. José Sacristán, o ya puestos, Javier Bardem me parecen unas bestias de la interpretación y sería un sueño trabajar con ellos.
Y, con el que quiero volver a trabajar, y de hecho lo voy a hacer, es Alberto Amarilla que además de un talento increíble es una fuerza creativa en todos los sentidos.
P: Háblanos un poco sobre El comité un corto que mezcla musical y ciencia ficción. ¿A qué se debe esta combinación de géneros?
JMF: Pues, se debe a la propia historia, aunque cueste imaginarlo, la mezcla de géneros es totalmente orgánica.
Todo sucede durante un accidente de tráfico, que rodaremos en un plano secuencia, y es una historia «mágica» que podría ser de Ray Bradbury, por ejemplo, en la que ciertos personajes cantan. La música y la letra de la canción están totalmente integradas con la historia.
Es decir, los personajes no cantan como recurso estético, o narrativo, lo hacen porque es su objetivo, y no puedo contar mucho más porque me cargo el cortometraje.
P: ¿Por qué elegir Extremadura como plató de rodaje?
JMF: Pues hay varias razones. La primera es que el productor que me está acompañando en este viaje Héctor Ramos, es extremeño. La segunda, es que tengo una gran conexión emocional con esa tierra. Aunque nací en Madrid, mi familia al completo, padres, abuelos, primos, etc…son de allí.
Y, por último, Extremadura se ha convertido en un lugar en el que se están llevando a cabo muchos rodajes en los últimos años. Sin ir más lejos, Cáceres ha sido uno de los escenarios recurrentes en Juego de Tronos.
P: Este año también te has propuesto sacar adelante Malinvierno, tu primer largo. ¿Qué nos puedes contar sobre esta película? ¿En qué estado se encuentra el proyecto? ¿Tienes previsto presentarlo en algún festival o estrenarlo en plataformas?
JMF: La película se encuentra en fase de desarrollo. El guion está prácticamente acabado y estamos buscando una productora acorde al proyecto. No puedo desvelar demasiado, pero es una historia costumbrista, con un punto mágico o de fábula, como, por otro lado, suelen ser la mayoría de mis historias.
Y si, por supuesto, me encantaría poder estrenarla en alguno de los grandes festivales españoles como Málaga o San Sebastián y que tuviera, después de su paso por las salas recorrido en plataformas.
P: ¿Algún otro proyecto en ciernes?
JMF: Pues sí, hay un proyecto muy especial, y peculiar con una premisa muy potente.
Es una historia al estilo Cómo ser John Malkovich (Jonze, 1999). De hecho, es tan peculiar que no tengo claro aún si el cine es su medio natural. Por ello, de momento lo estoy desarrollando en formato novela y cuando esté totalmente «parida» veremos si es una novela, una película, o ambas cosas.
P: ¿Llegará el momento que cruces el charco y hagas cine fuera de España?
JMF: Me encantaría. En este sentido, por ejemplo, Paco Cabezas me ha parecido siempre un auténtico referente. Cómo ha conseguido tener un pie en la industria a cada lado del océano y esto le ha permitido sacar más proyectos adelante.
P: Piratería, el auge de las plataformas digitales, el COVID-19… ¿Cómo ves el futuro del cine de cara a unos años? ¿Qué opinas de la situación de la industria actual en nuestro país
JMF: Para mí, ir a una sala de cine siempre ha sido, y sigue siendo, una experiencia única, y en términos de conexión con la historia, un ritual claramente superior a ver una película en streaming en tu casa, o en el móvil.
Dicho esto, es evidente que Internet primero, y la pandemia después, han hecho que una gran cantidad de espectadores migre a las plataformas y consuman historias de forma diferente.
No creo que los cines vayan a desaparecer, pero creo que el cambio de modelo es irreversible.
Como parte positiva de este cambio, la oferta de contenidos es mayor, el trabajo de los creadores se está internacionalizando mucho más que antes a través de las plataformas, y además las series son una gran oportunidad para contar historias con más desarrollo, profundidad y riqueza.
P: ¿Puedes citarnos algunas de tus influencias? Películas, libros, músicos, etc.…que te hayan marcado.
JMF: Cine coreano, manga, anime, Stephen King, Tolkien, Úrsula K. Leguin, Asimov… ¡Un montón!
En cuanto a directores, como comentaba las películas de Kubrick me marcaron mucho, y cuando tuve cierta edad descubrí que David Fincher debía ser de mis directores favoritos, ya que dos de mis películas predilectas, y en mi opinión, de las más redondas jamás filmadas eran suyas: Seven (1995) y El club de la lucha (1999).
Y, por supuesto, como a toda mi generación me han influido muchísimo el “club de los barbudos”: Coppola, Lucas, Scorsese, De Palma, Spielberg.
P: ¿Qué consejo les podrías dar a algún@ joven que esté empezando en el mundo audiovisual?
JMF: No me veo mucho dando consejos, la verdad… pero creo que si le dijera algo sería lo que me digo a mí mismo y que se puede resumir, en una palabra: reiteración.
Escribe algo y ponlo en pie, rueda, coge un cámara con amigos, móntalo, etalónalo, distribúyelo y después, vuelve a empezar. En definitiva, no esperes que nadie venga a tu puerta a buscarte.
Y, si ese joven quiere dedicarse a la dirección en concreto, le diría que investigase sobre cómo se cuentan las historias, sobre «narrativa», digamos, sus estructuras, sus resortes, sus técnicas. Es algo que no se suele enseñar tanto en las escuelas y que, para mí, es fundamental.