Crítica – ‘El escritor de un país sin librerías’

Título original: El escritor de un país sin librerías

Año: 2019

Duración: 81 min

País: España

Dirección: Marc Serena

Guión: Marc Serena

Música: Pau de Nut

Fotografía: Josep Gutiérrez

Género: Documental

Ficha en Filmaffinity

Hasta el próximo el 27 de agosto se podrá ver en Filmin, dentro del marco del Atlántida Film Fest, El escritor de un país sin librerías, una película fundamental para recordarnos la situación de Guinea Ecuatorial después de que el país se independizara de España hace 50 años.

A través de la figura de Juan Tomás Ávila Laurel, uno de los escritores de Guinea Ecuatorial más conocidos, el espectador se adentra en el país africano que, sigue sufriendo las consecuencias de un franquismo latente y dos siglos de opresión colonial.

El gran mérito a nivel técnico en este documental es haber conseguido entrar en un país sumergido a la dictadura de Teodoro Obiang, cuyo dictador ha sido criticado por Juan Tomás en sus libros y diferentes conferencias.

El escritor de un país sin librerías
Fotograma del documental de Ávila Laurel con su familia en Guinea

Una de las dictaduras más longevas y duras del mundo acaparan el contexto de este proyecto que, bajo la mirada de Ávila Laurel, el espectador se enfrenta a la realidad cruda de una población sin agua potable e ignorada por el mundo.

El documental deja en evidencia la indiferencia de España por su ex-colonia al mismo tiempo que enfatiza de manera explícita la diferencia social entre la familia Obiang (multimillonarios gracias al petróleo) y el resto del país.

A nivel visual y sonoro, Marc Serena retrata con crudeza la realidad de una pobreza ignorada por muchos. El rap, el teatro y la escritura ayudan a muchos jóvenes a desahogarse.

Haciendo uso de la animación, el filme contribuye a conectar con el público más joven, no sólo con el adulto más puesto en esta situación política social de Guinea Ecuatorial.

De forma didáctica, El escritor de un país sin librerías logra atrapar al espectador desde los primeros minutos que escuchamos la voz de Ávila Laurel.

Nota: 7/10

Lo mejor: La ironía en el montaje y lo explícito de la fotografía.

Lo peor: Se podría requerir un mayor conocimiento histórico para entender muchos aspectos del documental.