Dos chicas a la fuga

‘Dos chicas a la fuga’, fallida incursión en solitario para Ethan Coen

Título original: Drive-Away Dolls

Año: 2024

Duración: 84 min.

País:  Estados Unidos

Dirección: Ethan Coen

Guion: Ethan Coen, Tricia Cooke.

Fotografía: Ari Wegner

Música: Carter Burwell

Reparto: Margaret Qualley, Geraldine Viswanathan, Beanni Feldstein, Pedro Pascal, Matt Damon, Colman Domingo.

Productoras: Focus Features, Working Title Films

Género: Comedia, drama.

Ficha completa en FilmAffinity

La elogiada alianza creativa que caracteriza a los hermanos Coen parecía mantenerse inquebrantable hasta que en el año 2019 ambos decidieran tomar derroteros alternativos. Por un lado, Joel Coen apostó por La tragedia de Macbeth como debut, una sofisticada y solemne adaptación de Shakespeare que dejaba entrever las inquietudes creativas por las que prefería apostar el mayor de los hermanos. Por el contrario, Ethan Coen ha querido estrenarse en la ficción con un filme que representa todo lo contrario, una comedia gamberra y extravagante que rescata el lado más caricaturesco y artificial de la filmografía de la dupla. Se descubren así las costuras de una pareja que funciona destacablemente mejor en simbiosis que por separado.

Ethan Coen convierte a Dos chicas a la fuga en una coctelera que entremezcla un road trip lésbico de tintes criminales con el humor más alocado de las comedias screwball. El filme se ambienta en la Filadelfia de 1999, donde una disfuncional pareja de amigas con caracteres antagónicos se autoconvence de que un viaje a Tallahassee (Florida) es la mejor solución a sus deprimentes existencias. A Jamie (Margaret Qualley) le acaba de dejar su novia, algo que parece no alterar sus ganas por continuar con el desenfreno sexual que monopoliza su día a día. Su extroversión colisiona con la recatada Marian (Geraldine Viswanathan), la compañera sensata y reprimida que solo ansía llegar cuanto antes a su destino. El apacible viaje se ve truncado en su inicio, cuando ambas amigas alquilan un coche que alberga un misterioso maletín que se convierte en el objetivo de una inepta banda de matones.

Jamie (Margaret Qualley) y Marian (Geraldine Viswanathan) en ‘Dos chicas a la fuga’ (Foto: Universal Pictures).

Para los acérrimos a la filmografía de los Coen, Dos chicas a la fuga prometía rescatar todo aquello que echábamos de menos de Arizona baby (1987), El gran Lebowski (1998) o Quemar después de leer (2008). Un coctel explosivo que nos devolviera el culto por el tierno patetismo que caracterizaba a sus personajes, sus estrambóticas tramas y la violencia torpe y gratuita como la que regalaban los incompetentes criminales en Fargo (1996). Sin embargo, Ethan Coen se descarrila en un viaje sinsentido plagado de situaciones absurdas que constantemente imploran las carcajadas de un espectador incomodado.

Quizá uno de los mayores desaciertos del filme reside en su guion, que firma el propio director junto a Tricia Cooke -esposa de Ethan y montadora asidua en la filmografía de los hermanos-. Si el carácter tragicómico y el humor negro eran el estandarte de la dupla, Dos chicas a la fuga se refugia en lo basto, grosero y chabacano; en el chiste fácil escatológico (demasiados penes en 84 minutos) y los diálogos forzados que, ojo, no son un mal recurso, siempre y cuando cumplan su cometido: ser graciosos. Ethan y Tricia se abren a un nuevo público generacional –pseudomillennial podríamos bautizarlo- al que no consiguen encandilar. Somos testigos de una comedia que ni siquiera se toma muy en serio a sí misma, aunque quizá eso sea precisamente un acierto.

Dos chicas a la fuga
Fotograma de ‘Dos chicas a la fuga’ (Foto: Universal Pictures)

En esta ocasión, la pareja protagonista la conforma Geraldine Viswanathan y Margaret Qualley, a la que ya hemos visto conquistar la pantalla en Érase una vez en… Hollywood (2019), La asistenta (2021) o la recientemente estrenada Pobres criaturas (2023). A ellas se suma Beani Feldstein en un trío cómico que lucha a contracorriente por encontrar un ápice de carisma que rescate a estos personajes del inminente olvido. Las tres ofrecen unas excelentes interpretaciones que se ven eclipsadas por un guion lleno de agujeros. La peor parada es, sin duda, Qualley que, en su primer papel cómico como protagonista, adopta las excentricidades de una veinteañera tejana con una incesante verborrea verbal que consume poco a poco la paciencia del espectador. El elenco lo conforma también un desfile de actores soñado por cualquier cineasta –Matt Damon, Pedro Pascal, Colman Domingo e, incluso, Miley Cyrus– que cumplen su función con pequeños personajes en este disparatado puzle de piezas irregulares.

Dos chicas a la fuga podría ser ese proyecto soñado que cualquier fan de los Coen aspiraría a realizar como tributo, pero ni de lejos se puede equiparar a la calidad de las películas a la que nos tienen acostumbrados. Esperemos que el divorcio creativo de los Coen culmine en una reconciliación. Mientras tanto, esta alocada propuesta puede endulzar una aburrida tarde de domingo, pero es probable que el filme se termine disolviendo entre las múltiples comedias taquilleras que llegarán a salas este año.

Dos chicas a la fuga se estrena el 1 de marzo de la mano de Universal Pictures.

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