Título original: Last Days in the Desert
Año: 2015
Duración: 95 min.
País: Colombia, Estados Unidos
Director: Rodrigo García
Guion: Rodrigo García
Música: Danny Bensi, Saunder Jurriaans
Fotografía: Emmanuel Lubezki
Reparto: Ewan McGregor, Tye Sheridan, Ayelet Zurer, Ciarán Hinds
Productora: Mockingbird Pictures
Género: Drama, Religión, Biblia
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Es común que, cada cierto tiempo, en cartelera suelan aparecer títulos basados en personajes históricos, sobre todo, en fechas concretas del calendario, como por ejemplo, Navidad. Últimos días en el desierto pretende convertirse en la película de esta Semana Santa, una ocasión perfecta para aprovechar el reclamo de las fiestas y atraer a los cines a un publico interesado en este tipo de historias.
Mientras, con toda seguridad, la parrilla televisiva de las semanas próximas quedará inundada de producciones bíblicas que todos hemos visto y revisto, la nueva cinta del colombiano Rodrigo Garcia (Albert Nobbs) supone un aliciente para ir al cine estos días al aportar un pequeño soplo de aire fresco a este tipo de producciones, contando de forma libre, un fragmento de la vida de Jesucristo nunca antes tratado más allá de la simple anécdota por filmes del género. El director se aleja de trabajos anteriores, melodramas protagonizados por personajes femeninos, para contarnos una fábula religiosa; los cuarenta días que el carpintero de Nazaret pasó en soledad en el desierto de Judea y fue tentado por el demonio.
La historia que narra el pasaje bíblico original, dista bastante de lo que se muestra en esta película, alejándose de los textos sagrados en los que se basa y de obras similares. Tal vez esta sea la mejor baza que tiene la película, esa originalidad a la hora de contar una historia nueva, pero peca nunca mejor dicho en resultar tediosa en ciertas ocasiones debido al pausado ritmo que lleva y la falta de acción o diálogos entre los personajes.
García muestra a un Jesús humano, algo ya habitual, un Jesús que busca la soledad del desierto con la intención de meditar previo paso a comenzar su labor predicadora. Busca encontrarse a si mismo y a Dios, y una razón por la que poder emprender su camino. Aunque lo único que consigue hallar es a una disfuncional familia de pastores a la que trata de ayudar a mejorar su situación.
Ewan McGregor (La bella y la bestia) se une a la larga lista de actores que han interpretado a Jesucristo a lo largo de la historia de cine. Al principio, cuesta imaginárselo en el papel del Mesías. No es un registro al que nos tiene habituado. Pero, poco a poco, consigue meterse en el papel y llegar a transmitir los sentimientos del personaje, al no encontrar respuestas a sus preguntas y ver como todas sus buenas intenciones y acciones no llevan a ninguna parte. Cabe destacar que McGregor pone rostro también al Demonio, en clara metáfora que más de tratarse de una entidad maligna que acosa y tienta al Mesías, es el mal que todos llevamos dentro. Aunque aquí tan solo aparezca como un personaje que se dedica a reflexionar sobre las dudas que corroen a Jesús a lo largo de su viaje y aportar de vez en cuando cierto matiz cómico a la película.
La relación que mantienen entre si los personajes de Ciaran Hinds (Political Animals) y Tye Sheridan (X-Men: Apocalipsis), padre e hijo, sirve para equiparar la relacion entre Cristo y Dios en la película. El hijo, como cualquier joven adolescente, tiene sueños, anhela trasladarse a la ciudad para ganarse la vida, pero su padre espera que continúe en el desierto. Jesús se refleja con a figura del chico al ver que su futuro parece estar determinado por la voluntad de Dios, una voluntad que, aunque no rechaza, trata de encontrarle sentido. Trata de hablar con Dios, pero no consigue encontrar la forma de comunicarse con él en ningún momento. Tan solo obtiene el silencio como respuesta. Lo mismo que le sucede al muchacho con el anciano pastor, con la diferencia que este si trata de acercarse a él y mejorar la situación.
Por otra parte, la interpretación de Ayelet Zurer (Ángeles y demonios) como la madre no tiene mucha relevancia en la cinta, ya interactúa muy poco con el resto de personajes más de dos escenas puntuales.
Por último, destacamos la fotografía del tres veces oscarizado Emmanuel Lubezki, la cual persigue retratar la belleza e inconmensurabilidad del paraje desértico. ‘El chivo’ emplea imágenes sobrias, sencillas y casi minimalistas. Da la impresión que el mismo escenario abarca toda la cinta y que los personajes no pueden abandonarlo, en consonancia con la situación que viven. El trabajo de Lubezki se acerca aquí más a las películas de Terrence Malick en las que ha participado que a sus últimos trabajos con los realizadores mexicanos Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón.
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Lo mejor: La doble interpretación de McGregor y la fotografía de Lubezki
Lo peor: Que pueda resultar lenta y aburrida en determinados momentos
Nota: 7