Mathilde atiende a una de las monjas

Crítica – ‘Las inocentes’

inocentes

Título original: Les inocentes (Agnus Dei)

Año: 2016

Duración: 115’

País: Francia/ Polonia

Director: Anne Fontaine

Guion: Sabrina B. Karine, Alice Vial, Pascal Bonitzer, Anne Fontaine

Música: Grégoire Hetzel

Fotografía: Caroline Champetier, en color

Reparto: Lou de Laâge, Agata Buzek, Agata Kulesza, Vincent Macaigne, Joanna Kulig, Eliza Rycembel, Katarzyna Dabrowska, Helena Sujecka

Productora: Mandarin Cinéma, Aeroplan Film, Mars Film, France 2 Cinéma, Scope Pictures

Género: Drama, histórico

Fecha de estreno: 23/12/2016

Ficha en Sensacine

Llega la Navidad y, con ella, grandes títulos y fuertes apuestas americanas inundan una cartelera en la que se cuelan pequeñas joyas que, casi siempre, pasan desapercibidas ante películas de la talla de Rogue One: Una historia de Star Wars, Assassin’s Creed, incluso la nueva película de Disney, Vaiana.

Efectivamente, una de esas joyas (podríamos catalogarla como diamante en bruto) es Las inocentes, de Anne Fontaine. La directora, nacida en Luxemburgo, es perro viejo en la industria cinematográfica. Empezó como actriz en 1985 y, poco después, ya estaba grabando su primera película: Les histoires d’amour finissent mal…en général. Una de sus obras más laureadas fue Coco, de la rebeldía a la leyenda de Chanel (2009), con seis nominaciones a los premios César, cuatro premios BAFTA, tres premios del Cine Europeo y un Oscar de la Academia.

Las inocentes cuenta la historia de Mathilde, una médica de la Cruz Roja francesa, que se encuentra en Varsovia atendiendo a los últimos soldados franceses que aún quedan tras la Segunda Guerra Mundial. Una noche, se presenta en el hospital una monja pidiendo su ayuda. Más adelante, sabrá de la existencia de un convento compuesto por un grupo de monjas embarazadas tras la violación de unos milicianos rusos.

Mathilde atiende a una de las monjas
Mathilde atiende a una de las monjas

Anne Fontaine muestra, con este filme, unos hechos reales que tuvieron lugar en Polonia a finales de la II Guerra Mundial. El diario de Mathilde recoge datos que inspiraron a la directora a crear esta obra, aunque no suficientes, por lo que fue necesario una gran labor de investigación y documentación histórica.

El tema de la fe juega un papel importante en esta película ya que Mathilde también tiene fe en lo que hace e intenta ayudar a quienes sufren y, aun así, se ve cuestionada continuamente por los acontecimientos que se desarrollan. La madre abadesa también pasa por una situación parecida y ni siquiera ella está convencida de haber tomado las decisiones correctas y seguir el camino adecuado.

El trabajo del elenco roza la sobriedad, pero con una exquisitez actoral que hace que te intereses por el drama interior que vive cada personaje. Es cierto que, muchas veces, es difícil diferenciar qué monja, en este caso, está hablando, debido a los hábitos y ropajes que cubren a cada actriz en un 85% del cuerpo. Lou de Laâge (Mathilde) está impresionante. Su rostro expresa todas las emociones posibles que pueden darse en un drama. Consigue que te identifiques con ella y te traspasa sus propios miedos. El gran protagonismo de Mathilde se debe a que la directora pensó que la historia cobraría más interés contada a través de los ojos de una no creyente, ya que sería el punto de vista más compartido por la mayoría de los espectadores.

La decisión de dar a luz se mantuvo
La decisión de dar a luz se mantuvo

Respecto a los espacios, se presentan bien diferenciados. Por un lado, observamos el caos y destrucción de los campos de concentración y hospitales repletos de gritos y dolor de los soldados heridos y hacinados en camillas compartidas. Por el contrario, un convento, separado de la ciudad, donde, a priori, reina la paz, calma, serenidad y la clausura que hace que las monjas estén alejadas de ese mundo real de guerra.

Los colores están muy contrastados también. En el hospital vemos tonos más duros, más acordes con una guerra, donde la sangre es el elemento principal. En la abadía y en el bosque nevado que la esconde, predominan los tonos fríos, con azules y blancos que simbolizan la paz y la llegada del invierno. También, el azul representa todos los sentimientos que van más allá de la simple pasión y que permanecen en el tiempo, así como una cercanía con lo divino.

La fotografía y los planos te transmiten ese frío invernal que aparece en el filme. Es decir, te traslada a los bosques nevados de la Polonia de la II Guerra Mundial.

En conclusión, Las inocentes hace que te sumerjas en la historia desde el primer minuto con el frenetismo propio de la guerra. Cada actriz representa la pureza y virginidad robadas por un grupo de milicianos que cambiaron por completo las vidas de las monjas polacas solamente para satisfacer sus deseos animales. Película dura, pero muy bella en cuanto a sensaciones y maneras de hacerte pensar.

Lo mejor: El tema y el argumento que se trata en la película.

Lo peor: Demasiadas actrices que hacen que no te dé tiempo a empatizar con todas.

Nota: 6,5/10