Crítica – ‘Ira’

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Año: 2016

Duración: 93 min.

País: España

Director: Jota Aronak

Guion: Jota Aronak

Música: Antonio González Torija

Fotografía: Rafael Reparaz

Reparto: Urko Olazábal, Nacho Marraco, Roberto Mori, Diana Facen, Santiago Ruiz

Productora: Bajocero / Random films

Género: Drama. Thriller

Ficha en Sensacine

El cine español de bajo presupuesto regresa a las carteleras españolas. Bueno, las salas en las que proyectarán la ópera prima de Jota Aronak, premio al mejor director novel en el Festival de Cine Español de Toulouse, se podrían contar con los dedos de una mano. La de talento que se ha desperdiciado cuando este tipo de películas tienen que competir con grandes producciones de Hollywood, que son las que acapararán todos los flashes. Ira tiene todas las papeletas para enganchar a un público que busca acción camuflada, suspense, incluso drama, para concluir en una reflexión moral. La cinta participó en la 61 edición de la SEMINCI, en el Festival de Nueva York, en el de Mar de Plata, entre otros.

Ira cuenta la historia, basada en hechos reales, de Iker Vélez, un periodista que, durante la grabación de su primer documental, conoce a César Mayo, el padre de un joven asesinado. Iker empieza a interesarse por su historia y decide grabar el plan de venganza de César, el cual le llevará a plantearse realmente dónde están los límites entre el bien y el mal.

El periodista Iker Vélez

Hablando de las interpretaciones, Iker Vélez (Urko Olazabal) y César Mayo (Nacho Marraco) son los absolutos protagonistas de la historia. Desde el primer momento en que se presentan ambos personajes, el espectador puede identificar los dos pilares sobre los que va a girar la trama, así como sus intenciones y emociones. Jota Aronak y su equipo han elegido a dos actores bastante expresivos cuando lo tienen que ser, es decir, que no son regulares en cuanto a mostrar sus gestos, pero aciertan en los momentos clave de la historia.

Algo que destaca a lo largo del filme es el color de las escenas. Uso de tonos negros, grises y sombras que enmarcan la historia y que muestra la oscuridad, resentimiento y sobriedad que tiene César Mayo, al buscar una venganza que lleva preparando durante mucho tiempo, en su corazón. La banda sonora va acorde con el tema que se trata. Tonos agudos y punzantes para mantener el dramatismo y la incertidumbre.

César Mayo preparando su venganza

El uso del falso documental que ha querido plasmar el director hace que te plantees durante todo el filme si se trata de algo verídico o simplemente es una locura interna. César Mayo cuenta a Iker, con toda la serenidad y frialdad del mundo, su plan para acabar con el asesino de su hijo, lo que hace que te creas todo lo que dice. El espectador, como si se tratara de Iker Vélez, se convierte en el psicólogo de la película. Analiza cada gesto, movimiento y expresión de César y, de vez en cuando, ofrece su opinión, pero siempre sin juzgar.

En definitiva, la historia de Ira fluye de tal manera que mantiene la expectación del público durante todo su metraje. No se va por las ramas. El único “pero” a destacar es su final, que acaba de una manera muy precipitada. Sin embargo, eso hace que el espectador acabe la película sin aliento y con los ojos fuera de sus órbitas. El tema de la moral es un ingrediente con el que el Jota Aronak juega a su antojo. Tanto los personajes, como los que visionan el filme, se plantean infinidad de cuestiones éticas y cómo actuarían ellos mismos en la situación de los personajes.

Lo mejor: una historia que engancha al tratarse de un tema paternal.

Lo peor: el final, del que podrían haber sacado mucho más.

Nota: 6.5/10