Título original: Le fils de Jean
Año: 2016
Duración: 98 min.
País: Francia
Director: Philippe Lioret
Guion: Natalie Carter, Philippe Lioret
Música: Flemming Nordkrog
Fotografía: Philippe Guilbert
Reparto: Pierre Deladonchamps, Gabriel Arcand, Catherine de Léan, Jean-Pierre Andréani, Christopher Atallah, Caroline Bizier-Brière, Tania Bolduc, Anne-Valérie Bouchard, Valerie Cadieux, Pierre-Yves Cardinal, Patricia Dorval, Emmanuelle Dupuy, Hubert Dupuy, Pierre-Luc Fontaine
Productora: Coproducción Francia- Canadá; Fin Août Productions / Item 7
Género: Drama
Ficha en Sensacine
El hijo de Jean supuso el broche de oro a la 61 edición de la SEMINCI. Es el octavo largometraje del director francés Philippe Loriet, de cuya filmografía destaca Welcome (2009), con la que consiguió el Premio del Jurado Ecuménico del Festival de Berlín, el premio Lumière a la Mejor Película del Año, el Premio del Público en el Festival de Varsovia y diez nominaciones a los César.
Mathieu ha vivido toda su vida sin conocer a su padre, hasta que un día recibe una llamada en la que le comunican que su padre acaba de fallecer. Mathieu viaja hasta Montreal (Canadá) al funeral. Sin embargo, nadie de su otra familia muestra interés en su llegada.
La interpretación de todo el elenco es bastante plana. Ningún personaje consigue tocarte la fibra sensible. Las expresiones de sus caras o los gestos son simples, como que tuvieran desgana a la hora de interpretar. Mathieu (Pierre Deladonchamps) debería transmitir mucha más fuerza en cuanto a sus sentimientos. Debería estar triste por haber encontrado a su padre y perderlo al mismo tiempo. Sin embargo, se queda impasible ante la situación.
La fotografía es bastante aceptable. Sabe sacar mucho provecho de los bosques canadienses con toda su fauna y flora. Gran parte de la película se desarrolla en este entorno, por lo que Philippe Guilbert, el director de fotografía, lo trabajó y cuidó suficientemente bien.
El tema escogido por Phillipe Loriet funciona siempre muy bien en pantalla: una relación paterno filial y la búsqueda de vínculos afectivos a través de un largo viaje sentimental.
En definitiva, El hijo de Jean no aporta nada nuevo al panorama de festivales internacionales. De hecho, en la 61 SEMINCI se proyectaron muchos filmes parecidos a este. Pero es cierto que es un buen cierre a la edición, ya que es una película fácil de entender para un público saturado de una semana repleta del mejor cine internacional.
Lo mejor: los bosques canadienses.
Lo peor: interpretaciones exageradamente planas que hacen que no te identifiques con los personajes.
Nota: 5/10