Federico Luppi da vida a Jesús Gris, un abuelo preocupado por su nieta Aurora.

Crítica – ‘Cronos’

Título original: Cronos

Año: 1993

País: México

Director: Guillermo del Toro

Guión: Guillermo del Toro

Música: Javier Álvarez

Fotografía: Guillermo Navarro

Reparto: Federico Luppi, Ron Perlman, Claudio Brook, Margarita Isabel, Tamara Shanath

Productora: Prime Films / Producciones Iguana S.A.

Género: Fantástico

Ficha en Filmaffinity

Seguro que más de una vez les han hecho una pregunta más que típica: “Si pudieses elegir, ¿qué poder te gustaría tener?”. Muchos habrán respondido que les gustaría volar, o ser invisibles, pero… ¿Y obtener la vida eterna?

A simple vista, puede parecer que la ópera prima de Guillermo del Toro parte de una premisa facilona, y si se cae en el prejuicio, podría ser tachada de típica. Pero nada más lejos de la realidad: Cronos muestra una madurez por parte de su director y guionista que resulta asombrosa para ser su primer largometraje, y expone ante el público su mundo interior y sus preocupaciones. La vida y la muerte, el amor en una relación (en este caso abuelo-nieta) y la perspectiva desde la inocencia de un mundo corrupto y lleno de peligros son los temas principales de la obra.

La intención de del Toro no es provocar la sensación de terror al espectador cuando ve cómo Jesús Gris sucumbe al artefacto y comienza su transformación en vampiro, sino buscarlo donde está realmente: el miedo a la muerte y todo lo que esta implica. No llega al mismo trascendentalismo y profundidad por el que se caracterizan películas como It’s Such A Beautiful Day (Don Hertzfeldt, 2012), pero funciona de un modo muy efectivo, e incluso va acompañado de geniales simbolismos para que sea posible comerse la cabeza mínimamente e intentar desentrañar todos los misterios que se presentan en el filme: las imágenes en las que aparecen engranajes o relojes serán fundamentales en este aspecto, puesto que son la representación ideal de los conceptos de inmortalidad y del deseo de detener el tiempo y ser su dueño, aspectos fuertemente reflejados en los personajes interesados en utilizar el artefacto.

Aún así (y como se puede observar en la propia película), es imposible escapar del flujo temporal, puesto que al igual que el ‘Cronos’, es una compleja máquina que funciona de manera precisa y puede engañar y embaucar a su antojo. Por otro lado, no es casualidad que el artefacto sea tremendamente similar a un escarabajo, puesto que en la mitología egipcia se conocía como escarabeo, y quien fuese su portador tras la muerte obtendría el poder de la resurrección y alcanzar la vida eterna.

El artefacto Cronos.
El artefacto Cronos.

Y no sólo eso, Cronos también trata en cierto modo un principio fundamental del eternalismo. El ser humano teme a la muerte, a ser una simple y minúscula mancha en su historia, pero no es consciente de que puede que exista algo más allá de la muerte, que es un mero límite temporal impuesto a cada uno de los habitantes del planeta, siendo generalmente asemejado con el nacimiento. Asimismo, Gris renace y da pie a su nueva vida para mantener la relación de amor con su esposa y su nieta, a pesar de no ser el concepto ideal que se puede entender a priori sobre una “vida perfecta”.

Incluso la representación de los personajes es vital en este aspecto. Del Toro sabía perfectamente lo que hacía y tenía todo controlado (y queda constancia de ello en sus archiconocidos cuadernos en los que vierte su ideario), y quería que los personajes que ansían el artefacto o tienen pensamientos oscuros y dudan de sí mismos sean grises, lo que queda marcado no sólo con su personalidad a medida que avanza la historia, sino como visten o incluso sus apellidos, en el caso del protagonista. Sin embargo, Aurora es la que simboliza todo lo contrario a estos personajes, es la inocencia infantil, el medio de expresión más pura del amor que no duda ante nada y se sacrifica realmente por las personas a las que quiere.

En Cronos, el espectador podrá encontrar una película muy madura, con la sensibilidad sutil que Guillermo del Toro vuelca en sus obras, y a pesar de flaquear en ciertos aspectos, como las actuaciones, o no terminar de dibujar del todo bien la personalidad de algún que otro personaje, es un esencial para todo aquel que busque una fuente de inspiración basada en la fantasía y mitología clásica que sea expresada de un modo totalmente diferente a como podría esperarse.

Lo mejor: El trato tan maduro y sensible hacia temas que uno no se espera en una ópera prima y el imaginario del director.

Lo peor: La interpretación de algunos papeles deja un poco que desear (en especial la de Ron Perlman), y ciertos personajes quedan algo desdibujados. 

Puntuación: 9/10