Crítica – ‘Cadáver’

Título original: The Possession of Hannah Grace

Año: 2018

Duración: 85 min.

País: Estados Unidos

Dirección: Diederik Van Rooijen

Guion: Brian Sieve

Música: John Frizzell

Fotografía: Lennert Hillege

Reparto: Shay Mitchell, Stana Katic, Grey Damon, Louis Herthum, James A. Watson Jr., Larry Eudene, J.P. Valenti, Arthur Hiou, Lexie Roth, Shawn Fitzgibbon, Jacob Ming-Trent, Mickey Gilmore, Lisa Wynn, Kirby Johnson, Kenneth Israel, Matt Mings

Productora: Screen Gems / Broken Road Productions

Género: Terror.

Entre rezos y oraciones, el espectador interrumpe en medio de un exorcismo de una chica llamada Hannah Grace. El demonio está luchando con todas sus fuerzas para no dejar el cuerpo, llegando a matar a todo el que se ponga delante suya. El padre de la chica observa cómo el alma de su hija abandona el cuerpo, el demonio no va a dejarla escapar tan fácilmente, por lo que decide tragarse sus sentimientos y poner fin a la vida de ella. Tres meses más tarde, se presenta el personaje de Megan, una expolicía y adicta al alcohol y los ansiolíticos en tratamiento, que comienza su trabajo nocturno en la morgue de un hospital. El director Diederik Van Rooijen crea una mezcla de terrores humanos junto a la presencia del exorcismo, con toques irremediablemente comparables a La autopsia de Jane Doe (André Øvredal, 2016).

Durante la noche la mente humana se vuelve más vulnerable, sobre todo si la protagonista tiene problemas mentales, trabaja sola de noche y se dedica a recoger datos de personas muertas. A pesar que desde el primer momento de Cadáver, Megan deja claro que ella no cree en la vida después de la muerte, tras recibir el cuerpo de una mujer brutalmente asesinada sus ideas comienzan a cambiar de parecer. El guion de la película no puede lucirse demasiado, ya que a pesar de todo no es más que otra historia de cuerpos en posturas estrafalarias e imposibles para el ser humano y varios sustos premeditados, pero aun así, Cadáver tiene mucho que ofrecer.


La comparación de problemas de ansiedad y depresión con la creación de imágenes mentales sobrenaturales o incluso con la posible posesión del demonio puede parecer una idea tan absurda como real. El mal y la lucha que mantiene cada persona en su interior es algo grave, que hoy en día sigue sin tomarse demasiado en serio. Por lo que la representación de la agonía y angustia de Megan y su lucha contra su adicción a los ansiolíticos y el alcohol como tema crucial en algunos momentos de la película es más que destacable. La paranoia creada por la situación personal de la protagonista, además de la vivencia de ella en su trabajo, consigue transferirse hacia el espectador sin que este se de cuenta.

Por medio de planos y uso del color poco comunes en este tipo de cine, que da la impresión de estar hecho para presentarse en festivales, Van Rooijen parece tomar claras referencias del terror de El príncipe de las Tinieblas (John Carpenter, 1987) o Babadook (Jennifer Kent, 2014) para construir una película no al uso, muy interesante para seguir la trayectoria que va creando su director.

Lo mejor: El escenario y la claustrofobia que este presenta

Lo peor: Sus escenas de acción que caen en tópicos

Nota: 6/10