Título original: Alta mar
Año: 2019
País: España
Dirección: Ramón Campos, Gema R. Neira, Carlos Sedes
Guion: Ramón Campos, Gema R. Neira, Daniel Martín Serrano, Curro Novallas, José Antonio Valverde
Música: Federico Jusid
Fotografía: Jacobo Martínez
Reparto: Jon Kortajarena, Ángela Molina, Eloy Azorín, Félix Gómez, José Sacristán,Tamar Novas, Alejandra Onieva, Ivana Baquero
Productora: Bambú Producciones / Netflix España
Género: Drama | Intriga
La productora española Bambú, encargada de series de gran relevancia como Fariña, Velvet, Gran Hotel o Las chicas del cable, junto con Netflix España prometían con Alta Mar traer un nuevo éxito para la ficción televisiva nacional. No obstante, aunque cumple las expectativas y el sello de ambas compañías, de momento parece que la serie se ha quedado a medio camino para seguir la estela de sus predecesoras.
Es necesario aclarar que, pese a las similitudes estéticas, Alta mar poco tiene que ver con la oscarizada Titanic. Lo único que une ambas historias es que se desarrollan en un trasatlántico y los sueños de sus pasajeros de iniciar una vida de cero. Si quisiésemos buscar algún referente sería Asesinato en el Orient Express o Muerte en el Nilo, aunque Alta mar se queda de ambas muy lejos en su ejecución.
La serie nos traslada a los años 40, cuando las hermanas Eva (Ivana Baquero) y Carolina (Alejandra Onieva) Villanueva se embarcan en el Bárbara de Braganza para empezar una nueva vida en Río de Janeiro tras el fallecimiento de su padre. No obstante, el trayecto dejará de ser idílico con el asesinato de una pasajera cuyo nombre no aparece en las listas y a la que nadie recuerda.
Desde ese momento Alta mar nos plantea una especie de Cluedo utilizando la técnica de la habitación cerrada, pues nadie ha podido subir o bajar del trasatlántico. Sin embargo, pese a iniciarse con un gran cliffhanger de un momento posterior de la trama, Alta mar no consigue generar en sus primeros episodios la intriga necesaria para enganchar al espectador. Se echa en falta generar un mayor ambiente de tensión en los primeros pasos del misterio, que únicamente llegan de la mano de Eloy Azorín.
Si que es cierto que conforme avanza la trama Al igual que el transatlántico la historia da muchos giros, presentándonos un sospechoso diferente a cada capítulos y haciendo al espectador percatarse que los buenos no son tan buenos como parece y viceversa.
En cuanto a las interpretaciones hay luces y sombras. Por un lado, contar con dos nuevas caras para los roles protagónicos como Onieva y Baquero (a la que el espectador recuerda por El laberinto del fauno) aporta cierta frescura a la trama. Por otro las sobreactuaciones, casi caricaturescas, de actores más experimentados como Félix Gómez o Pepe Ocio que contrasta con las más que correctas actuaciones de Ignacio Montes, Begoña Vargas, Eloy Azorín o Tamar Novas. Aunque José Sacristán queda algo deslucido también es muy creíble al igual que Jon Kortajarena y Manuela Vellés.
Por otra parte, aunque la música de Federico Jusid es clave en la narración del misterio, en ciertos momentos llega a resultar más cómica que dramática o de suspense; algo que resulta desconcertante pues no está muy claro que esta fuera la intención. En cambio, uno de los puntos fuertes de Alta Mar es la ambientación a la altura de la producción y el increíble labor de vestuario- muy adaptado a la moda de la época pero con unos looks que perfectamente podríamos replicar en la actualidad.
En definitiva, pese a que Alta mar no aporta nada extremadamente novedoso si que cuenta con los ingredientes para conquistar a su público objetivo, incluyendo ese cierto aire culebronesco. Todos aquellos que busquen engancharse al nuevo Gran Hotel pueden apostar que es la opción perfecta. Además, aunque iba a ser una miniserie, parece que Netflix ha decidido darles combustible para que la travesía pueda alargarse por una temporada más.
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Lo mejor: El trabajo de ambientación y vestuario.
Lo peor: No consigue crear suficiente tensión en los momentos de suspense.
Nota: 7