Sentada en la terraza del Hotel Maria Cristina de San Sebastián atiende paciente a los medios mientras ojea disimuladamente el móvil. Carla Simón acaba de ser mamá y nos cuenta, a mitad de entrevista, que está obsesionado con el llanto de su hijo. Ese instinto que surge con la maternidad dice.
Tras el éxito que le persigue con Alcarràs, que España enviará a los próximos Premios Oscar, ahora presenta en la sección Zabaltegui-Tabakalera del Festival de San Sebastián su cortometraje más libre: Carta a mi madre para mi hijo. Su obra más íntima en la que nos muestra su embarazo mientras se lo explica también a su madre, a la que el sida se la arrebató junto a su padre cuando tenía seis años. Desde entonces no ha podido separar su vida de su obra y ahora, en poco más de 20 minutos, crea una pieza tan personal como poética. Carta a mi madre para mi hijo (que está disponible al final del artículo) es la invención de una historia para conocer mejor a su madre, y para que su hijo conozca a su abuela. Hablamos con ella de todo esto y mucho más.
En el cortometraje recupera el rodaje en Super 8 frente al digital.
Ruedo en Super 8 cada vez que ocurre un hecho que para mí tiene mucha importancia. El cine en película tiene algo especial. Cuando murió mi abuela filmé su casa mientras la vaciábamos y es una manera de inmortalizar las cosas. Así que la manera de inmortalizar mi embarazo debía ser de esa forma.
Convierte las cartas que conserva de su madre en película ¿es todo lo que tiene de ella?
No tengo mucha información sobre ella así que comencé el cortometraje con la idea de inventar su historia para mí. Lo que sé de ella es por lo que me han contado y por las cartas que he leído. La historia de este cortometraje es lo que yo he imaginado sobre mi madre.
Y además todo envuelto en flamenco, el estilo de música del llanto y el sacrificio.
En una de esas cartas hablaba de ‘Lola y Manuel’, la pareja flamenca. A ella le encantaba el flamenco. Buscando descubrí ‘Un cuento para mi niño’, una de sus canciones que ambos compusieron para su hija. Decidí que al inicio del cortometraje la recitara mi familia y más tarde mi madre tuviera una secuencia en la que participaba en un cante flamenco con esa canción. Era algo simbólico de ese encuentro con el que podría haber sido mi padre.
Hasta el momento, su obra no se puede separar de su vida ¿cómo se lo toma?
Mi cine y mi vida van muy de la mano. Todo parte siempre de recuerdos y emociones que conozco pero las transformo para que funcionen a nivel ficticio y dramático. El cine siempre necesita una estructura. Seguramente Carta a mi madre para mi hijo sea lo más íntimo que he hecho en toda mi carrera. El cortometraje no tiene una narrativa firme y en él todo cabe.
Muchos espectadores están descubriendo un nuevo tipo de cine con sus películas frente a lo que están acostumbrados a ver en plataformas.
Pienso mucho en la emoción que va a recibir el espectador con mis películas, pero claro, siempre lo pienso desde mi punto de vista. Yo a veces veo cine muy extraño, no necesariamente el que ve la gente, y conectar con ellos hace que me sienta afortunada. Este cortometraje no se hubiera visto si no hubiera sido por el éxito de Estiu 1993 y Alcarràs, pero todo hace pensar que los espectadores están más abiertos de lo que creemos. Me siento muy afortunada de que mi cine funcione.
Y hablando de Alcarràs, ¿acabará en los Oscar?
Alcarràs nos parecía que la vería menos gente que Estiu 1993. No sabíamos si iba a superar las expectativas de la primera y al ser una película coral hace que sea más compleja a nivel narrativo. Su éxito ha sido una sorpresa muy grande. Nos hace mucha ilusión y creemos que su carrera hacia los Oscar tiene sentido tras el éxito que tuvo en Berlín.