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‘Carga animal’, los inicios de un cineasta

Quince minutos son suficientes para reflexionar sobre la naturaleza humana. Y sobre la moral. Esto es lo que dura Carga animal (2022), el nuevo cortometraje del argentino Iván Bustinduy, que ya participó en el Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI) y el Palm Springs International Short Films, en Estados Unidos, donde recibió una mención especial.

En este, nos presenta a un transportista de animales (Héctor Bordoni) que se dedica a trasladar las mascotas de las personas a hoteles de animales. En un día cualquiera, detecta que en su furgoneta hay una caja más grande de lo normal, en la que sospecha que se encuentra un ser humano.

El realizador argentino levanta así un debate moral sobre qué hacer. El trabajador no sabe si seguir con su oficio o dilucidar qué es lo que hay en esa caja. Su dilema es sobre si morder o no la mano que le da de comer; sobre si prefiere saber o mantenerse en el desconocimiento. Un reflejo de una sociedad actual temorosa de ver qué hay detrás de la realidad.

El propio Bustinduy nos apunta a que esta idea surgió de un amigo suyo que durante la pandemia estuvo trabajando como transportista animal. «Me atrajo mucho este aparente hueco de ficción dentro del mundo contemporáneo«, declara. Sin embargo, fue su amigo el que se imaginó llevando a una persona como carga animal, aunque pasado por la comedia.

La apuesta por el cine de género

Ivan Bustinduy no es un extraño en el cine de género. Ya su anterior corto, El segundo hombre (2021), se enmarcaba en el fantástico, También sus gustos personales cinematográficos giran alrededor de los clásicos de la Hammer o los monstruos de la Universal.

«Para mí es la manera de salir del realismo bastante dominante del cine argentino actual. Además, me resulta más complejo escribir ficción de género, ya que conlleva a pensar de una manera lejos de lo convencional«, cometa al respecto.

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El director de cine Iván Bustinduy (Fotografía: Dylan Kuitca)

De todos modos, sí considera que hay un interés renovado con respecto al cine de terror en Argentina, con exponentes como El apego (Diment, 2021) o Historia de lo oculto (Ponce, 2020). En esta tendencia encaja Carga animal, como si fuese un capítulo de La dimensión desconocida (Serling, 1959-1964), según el propio director, fusionado con El decálogo (Kieslowski, 1989).

El desafío del rodaje de ‘Carga animal’ 

Si levantar un cortometraje en España es difícil, Bustinduy nos asegura que en Argentina es peor. Pone como ejemplo lo que le sucedió el año pasado: «me concedieron una beca para un proyecto, todavía no me la pagaron y ha escalado la inflación en ese tiempo un 140%«.

El rodaje de seis días, en medio de la nada, era un verdadero reto. «Teníamos que mover el equipo a diario, hacer vivir a todo el equipo técnico, trabajábamos con animales, teníamos que procurar un aeródromo. Fue una cosa delirante que si no hubiese sido por el trabajo de todos no se habría podido llevar a cabo, y eso que fue sin cobrar nada«. La clave, según apunta, fue la amistad que les unía y la actitud cooperativista de todos.

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Imagen del rodaje de ‘Carga animal’

El realizador destaca que ha sido su mejor y peor rodaje. «Por veinte minutos, casi no lo logramos terminar de filmar, porque se nos estaba yendo el sol, pero conseguimos realizar el último plano in extremis«. Satisfacción es lo que siente por el resultado final.

Futuro de un joven cineasta

Lejos de su natal Argentina, Bustinduy se encuentra actualmente en España. Aquí espera a la exhibición de su corto en algún festival otoñal, pero, sobre todo, prepara su primer largometraje, una comedia a lo Bill Forsyth. Para este, cuenta con la ayuda del laboratorio de desarrollo iberoamericano Fulgor Lab.

De mientras, sigue su labor como coordinador de la revista cinematográfica Taipei, que ganó gran popularidad, sobre todo en este lado del charco, por la lista que organizó el año pasado con las mejores películas argentinas de la historia.

Iván Bustinduy, un hombre de cine.