La directora Arantxa Echevarría presenta su nueva película Chinas. En ella reflexiona sobre la vida de la comunidad china en España y los problemas que se pueden tener durante la adolescencia, como la falta de identidad.
Su reciente trabajo es un largometraje que se define por su pureza y dureza interna.
P: Me gustaría saber qué fue lo que te impulsó a hacer esta película.
AE: La curiosidad. Creo que es algo que no tenemos que perder nunca. En el cine español lo contamos todo desde el punto de vista del director y hay historias en los márgenes que no miramos.
Además, para ser director de cine, tienes que tener una cultura media, una clase social. Yo puedo pagarme el piso, puedo pagarle el colegio a mis hijos y esto lo veo como un privilegio. Hay muchas personas que no pueden y sufren para llegar a final de mes. Yo soy muy curiosa, por eso me gusta mirar más allá de mi realidad. Es decir, yo quiero abrir la puerta de la casa de una familia china en el barrio madrileño de Usera y ver su vida.
Además, como estábamos comentando antes, las pelis sociales o de autor siempre tenemos la sensación de qué deben ser unos dramas soporíferos muy densos. En Chinas he querido darle un tono más ligero, que haya momentos incluso de humor. Aunque, en el fondo, la peli sea muy muy dura.
Esto es algo que he descubierto por hacer otro tipo de cine: es más fácil comunicarse con el espectador cuando le sacas una sonrisa. Cuando acabas el film sales del cine con buen rollo, a pesar de haber visto un largometraje muy duro.
P: ¿Crees que las identidades se pueden imponer?
AE: Toma ya, qué preguntón. Déjame analizarla porque es muy buena pregunta.
Sí, yo creo que se pueden imponer y considero que en esta película se ve. Sobre todo, esto se puede apreciar en la época de la adolescencia porque te pueden obligar a hacer cosas que tú no quieres, pero que las haces por querer pertenecer a un grupo. En esta etapa es cuando más frágiles y permeables somos y nos influye mucho la opinión de los demás.
Además, para mí, la identidad funciona como una fotografía. Por ejemplo: te pueden hacer ver que no eres buen estudiante, y quizás lo eres, pero no has tenido suerte con los profesores o tu entorno. Pero, ya te crees que no vales para estudiar. O, al contrario, cantas muy mal, pero te dicen que cantas bien. Pues, esa persona ya se cree que canta perfecto.
La identidad es algo que se forma a partir de lo que los demás te dicen. Tú te vas adhiriendo a lo que los demás dicen y eso hace que te sientas como una imagen desvirtuada de lo que eres.
Por ejemplo, los nuevos españoles que en su casa conviven con la cultura y el idioma chino sienten la presión de tener que ser los más populares en su clase para pertenecer al grupo.
El problema es que, no sé si Xinyi Ye te lo habrá contado, pero si eres chino no ves las mismas series que tus amigas, no escuchas la misma música y no tienes los mismos horarios. Entonces, te empiezas a sentir aislado, y acabas siendo la china.
Esta es vista como una persona que no se relaciona, que no tiene nada que contar. Para nada, lo que pasa que lo que tiene que contar es muy diferente.
P: Por último, ¿puedes mandar un saludo a nuestra revista?
AE: Lo primero quiero agradecer a todas las revistas que habláis de cine, porque es muy importante vuestra labor. Gracias a vosotros yo estoy aquí, porque he tenido que leer mucho para poder hacer películas.