Marvel realiza en su quinto episodio de WandaVision una obra maestra de los mil detalles que conectan con lo que los más frikis ya sabemos.
El hater debe y tiene que estar ofendidito. Los que se precipitaron a evaluar una serie en tan solo dos episodios donde aparentemente no se entendía nada. Esos, han cambiado de opinión, porque les interesa estar en la ola de lo diferente. Ahora sí. Antes les obsesionaba un terror por lo distinto, es decir, lo que no se comprende.
Ante la avalancha de buenas críticas de los fans y los no tan fanáticos, el hater debe ceder su tiempo de rabia. La serie destaca por su paciencia a llegar a puntos narrativos sorprendentes, a diferencia de la sociedad inmediata que nos ha tocado vivir.
Marvel tiene una nueva fase creada y la primera pieza nos ha introducido en un mundo paralelo a la realidad, donde todos somos Vision.
Éste último está despertando al mismo tiempo que lo hace el espectador. Es el Neo que encuentra anomalías en la Matrix y que se encuentra con la ansiedad de la incertidumbre.
Este quinto capítulo supone una reflexión constante sobre las experiencias inevitables de la vida que suponen una madurez precoz. WestView es el mundo de adultos que se comportan como niños. Seres perfectamente felices sin mayor preocupación que la ropa que se pondrá al salir de casa. Un mundo de adultos sin niños, porque no hacen falta. Los adultos ya viven como éstos.
Siempre controlados por Wanda, los personajes que «están en el ajo» dan verdadero terror cuando salen de la manipulación de Maximoff. La inquietud de Vision somos todos nosotros, con la única diferencia de que el espectador sabe lo que ocurre. La ansiedad del fan crece así, porque no puede ayudar al personaje cuyo enemigo duerme con él.
La conexión de universos se hace hueco en el capítulo por la aparición final en plena catarsis de Vision y Wanda. Está claro que la serie aumenta el nivel con lo que es fiel al caos dentro de lo perfecto. Lo natural frente a lo superficial. Es justo ahí, en ese punto de tensión en la cuerda de un funambulista (Wanda) donde el espectador disfruta como un niño adulto.
Y es justo ahí, donde el caos se apaga para dar paso a lo épico. Como Luke en el último episodio de The Mandalorian, Evan Peters aparece como el hermano falso de Wanda, el famoso Pietro. ¿Quicksilver?
Cuando ya creíamos que estábamos despertando, cuando estábamos encontrando todas las respuestas, llega el universo de Marvel y nos cambia las preguntas.