Título original: Shorta
Año: 2020
Duración: 108 min.
País: Dinamarca
Dirección: Anders Ølholm, Frederik Louis Hviid
Guión: Anders Ølholm, Frederik Louis Hviid
Música: Martin Dirkov
Fotografía: Jacob Møller
Reparto: Jakob Ulrik Lohmann, Simon Sears, Tarek Zayat, Issa Khattab, Özlem Saglanmak, Arian Kashef, Josephine Park, Dulfi Al-Jabouri, Michael Brostrup, Abdelmalik Dhaflaoui, Imad Abul-Foul, Anne Plauborg, Morten Brovn Jørgensen, Ibrahim Asmaa Ahmad, Hanin Georgis, Mads Rømer, Jack Pedersen, Boie Kratfeldt, Lara Aksoy, Rose Broholm, Ali Abdul Amir Najei, Anna Tulestedt, Jonas El Keh, Jousef Sobhie, Sebastian Kipling, Wagma Khattak, Elias Osman, Ali Haider, Jesper Kronsell, Malin Brolin-Tani, Mickey Nørregaard, Mogens Rubinstein, Frederik Dirks Gottlieb
Productora: Toolbox Film
Distribuidora: Caramel Films
Género: Intriga | Acción | Policíaca
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Con una alta carga de tensión arranca esta entretenida película, una propuesta que va un poco más allá de la simple acción. Su argumento es de «rabiosa» actualidad, nunca mejor dicho. No en vano aborda la compleja problemática de los disturbios, la violencia callejera y la brutalidad policial. Algo que no es exclusivo de Estados Unidos y que se ha repetido en otros lugares como en las barriadas francesas (‘banlieus‘) o los guetos de países nórdicos como Suecia.
En este caso, en un barrio conflictivo danés y poblado por jóvenes inadaptados se produce un episodio de violencia policial desmesurada que desencadena una avalancha de tragedias personales. Sin el equivalente del activismo organizado de BLM (‘Black Lives Matter’), las revueltas surgen de forma más o menos espontánea dejando atrapados a nuestros protagonistas sin salida ni escapatoria posible.
La acción y la tensión están bastante aseguradas durante la mayor parte de la película. Aun cuando tire mano de estructuras narrativas y perfiles de personajes muy manidos en el género policíaco, resulta divertida y atractiva. Principalmente si pensamos en el tándem de compañeros policías de visiones antagónicas sobre las disyuntivas a las que se enfrentan y la forma de ejercer su profesión.
Los conflictos callejeros y sus consecuencias terminan por afectar por igual a todos los involucrados. Los protagonistas, sean el poli bueno (Simon Sears), el poli duro (Jakob Ulrich Lohmann), los delincuentes habituales o simplemente otros inocentes jóvenes confundidos; aportan diferentes puntos de vista que ayudan a medio comprender un muy complejo problema que requiere de reflexiones profundas.
Hay una delgada línea entre la falta de seguridad, carencia de respeto por la autoridad y el orden, y los excesos de los cuerpos de seguridad para abordar situaciones tan descontroladas. No existe la explicación sencilla.
La marginalidad por falta de oportunidades, y por cierta desidia por una inexistente adaptación social y cultural, llevan a que jóvenes como Amos (Tarek Zayat) vaguen por esa cuerda floja del riesgo.
Expone de manera clara esa estigmatización de unos jóvenes de origen inmigrante y su coqueteo con la mala vida. En parte por la incomprensión y/o mal entendimiento de una sociedad que aparentemente tolera la multiculturalidad. Pero que a su vez no se esfuerza o no atina para que esa integración social sea efectiva. No confundamos interculturalidad con multiculturalidad, parece decirnos la película.
Se puede concluir que es una interesante especie de tormenta perfecta de situaciones, que desemboca en una tragedia con innumerables incomprensiones y efectos colaterales indeseables.
Shorta, el peso de la ley se estrena en cines este 4 de junio.
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Lo mejor: un buen cóctel sociológico con diferentes perspectivas y contrastes del conflicto.
Lo peor: la ambientación de barrio marginal no termina por generar esa sensación de falta de escapatoria y angustia, que sí transmiten los personajes.
Nota: 7,5/10