En el vasto universo de las series de televisión, a menudo emergen fenómenos que van más allá de la simpleza de su narrativa. En este contexto, Ted Lasso (2020) se ha destacado como una de esas revelaciones. Ha conseguido cautivar a audiencias globales, especialmente en países anglosajones y particularmente en Estados Unidos. Generando una gran expectación y curiosidad, específicamente el fútbol. El fenómeno de Ted Lasso va más allá del entretenimiento simplón. Su éxito radica en la gestión emocional en el deporte y los negocios, y en mostrarse como producto muy familiar, para todos los públicos.
Jason Sudeikis personifica al entrenador de fútbol americano universitario con un modesto historial Ted Lasso, quien acepta el desafío de dirigir un equipo de fútbol en Inglaterra. Esta propuesta arriesgada no solo desafía a Lasso, sino que también es una estratagema diseñada por la propietaria del club AFC Richmond (Hannah Waddingham). Como la heredera Cameron Díaz en Un domingo cualquiera, pero con objetivos más bien opuestos a los que la lógica supondría.
Por tramas como estas observamos el creciente interés de los estadounidenses por el fútbol (o ‘soccer‘), evidenciando cómo el deporte se ha convertido en un terreno de oportunidades comerciales y empresariales. El impacto de la gestión profesionalizada del deporte, en particular por parte de estadounidenses, no es una mera anécdota curiosa. La adquisición de equipos británicos por parte de magnates estadounidenses ha demostrado el inmenso potencial que posee el fútbol como un deporte global con una base de seguidores, y consumidores, enorme.
Equipos como Chelsea, Arsenal, Manchester United, Liverpool y otros han caído bajo el control de estos empresarios, evidenciando así la creciente influencia del fútbol como espectáculo y negocio. El propio Ryan Reynolds ha revolucionado el mundo futbolístico y las plataformas con la adquisición de un modesto equipo galés de quinta división británica. Operación que ha tenido una gran repercusión mediática gracias a la serie Bienvenidos al Wrexham.
Sin embargo, más allá de las diferencias culturales que la serie inicialmente promete explorar, se revela como un producto de entretenimiento demasiado generalista. Con un tono levemente irreverente con algunas referencias sexuales, sin ser excesivamente transgresora. Viene a ser una comedia de consumo familiar, de aquellas tradicionales que se compartían en torno a la televisión convencional. Aunque en ocasiones puede parecer sentimentaloide y algo superficial, ha conseguido tener la capacidad para atraer a un amplio espectro de audiencias.
La gestión de un equipo humano, especialmente en el ámbito del deporte profesional, es un tema complejo. Por eso la serie ofrece pinceladas sobre el liderazgo basado en la psicología emocional, enfatizando la importancia de la empatía sobre el autoritarismo en la gestión de futbolistas individualistas con grandes egos y vanidades. Aunque caricaturiza en ciertos aspectos la complejidad de estas dinámicas, es evidente que pretende conectar más con el público usando la familiaridad y simplicidad de argumentos.
Ted Lasso como personaje central, encarna una inteligencia emocional notable al enfrentarse a desafíos y conflictos con una actitud positiva y comprensiva. Sus discursos inspiracionales, aunque a veces pueden resultar excesivos e ingenuos, refuerzan la idea de cómo la positividad puede influir en resultados y reacciones en un equipo. Un concepto muy propicio para el ‘coaching’, resumido con el palabro ‘teambuilding‘.
En el trasfondo de la serie también se puede sugerir una reflexión sobre la gestión empresarial y las inversiones multimillonarias en un deporte desconocido para muchos inversores extranjeros. Muestra cómo el fútbol se ha convertido en un negocio global atractivo, incluso para aquellos dispuestos a invertir grandes sumas sin un conocimiento intrínseco del deporte en sí mismo.
Podemos concluir que funciona como una serie ligera y entretenida, diseñada para una audiencia amplia y sin grandes pretensiones en términos de complejidad narrativa o profundidad en la gestión deportiva. No obstante, su capacidad para transmitir esa inteligencia emocional y destacar la importancia de las relaciones humanas en un entorno competitivo como el fútbol profesional, la convierte en una propuesta valiosa. Algo que es perfectamente válido para cualquier empresa, negocio o grupo humano.
En resumen, más allá de su naturaleza simplificada, el director técnico Ted Lasso ha logrado conectar emocionalmente no sólo con sus empleados sino también con los espectadores. Ofreciendo una visión refrescante sobre la gestión humana en el deporte y los negocios, una fórmula que parece ser su clave del éxito.