Series americanas, verano y el culebrón de nunca acabar

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Ya ha llegado el verano y con él el calendario seriéfilo veraniego. En relación a las series norteamericanas esto se traduce a temporadas más cortas, que no llegan a los 20 capítulos y que aguantarán hasta otoño, como fue el caso de Under The Dome (La Cúpula) o contarán con algún parón, como es el caso de Suits, que divide sus temporadas en dos partes. Pero no sólo es el calendario norteamericano el que se lava la cara durante los meses de Julio y Agosto. Julio y Agosto es aquel momento en el que las cadenas televisivas españolas en abierto disfrazan su parrilla con la compra de series americanas, que en la mayoría de los casos, suelen llevar tan sólo una temporada emitida en Estados Unidos. Pero por muchas compras de derechos que podamos presenciar cada verano, la relación entre las series norteamericanas y las cadenas españolas en abierto está lejos de ser un idilio

Y es que estas series no vienen para quedarse. Aunque la promoción de su estreno no suele ser un desastre total, sí que el trato a los capítulos que vienen (que son, ni más ni menos, que unos viente) es bastante más criticable. Estas series acaban siendo relegadas a ‘series de verano’, sin tener una oportunidad en el prime time español de Septiembre a Mayo. Pero en este sentido, esto es lo de menos. El problema recae que el término ‘series de verano’ ha adoptado un significado peyorativo debido a los intempestivos horarios con el que se programan series que han aterrizado en España, como The Flash, True Detective o Quantico. 

"Quantico" se ha estrenado recientemente en Cuatro.
«Quantico» se ha estrenado recientemente en Cuatro.

Suelen emitir un mínimo de dos episodios por noche (pueden llegar a ser hasta 3, y se ha dado el caso de 4) de modo que ver 80 minutos reales de trama (porqué sí, porqué no todo el mundo alarga los capítulos a la hora y media de duración) puede convertirse en toda una aventura trasnochadora que termine más allá de la una de la mañana. Y eso, cuando haces un maratón por tu cuenta puede tener su gracia. Pero en el caso de ser un espectador de televisión, los continuos cortes por la publicidad y a veces, un doblaje que deja mucho que desear, le quitan toda la gracia que pudiera tener.

No sólo son estos horarios, también es el hecho que el horario del espectador en la época estival es más inestable. Aún si se da el caso de tener vacaciones, la programación veraniega no está vista con muy buenos ojos precisamente, con lo que es más fácil enganchar a alguien en pleno mes de noviembre a ver un capítulo (o a ver un trozo y recuperarlo online el día siguiente) que no en pleno mes de Agosto, dónde hay que sumarle las famosas operaciones salida, que dejan la televisión como un mueble más de la casa. Parece ser que con estos horarios intentamos adaptar unas series hechas para emitirse durante ocho meses y en única ración semanal a la atípica cultura televisiva española, con sus largos episodios y su tardío prime time, cosa que será difícil de cambiar mientras mantengamos los horarios actuales. Pero hay que asumir que las 22:30 es una hora tardía para tan sólo empezar a ver el primer episodio de una serie de televisión. En Norte América, de dónde provienen las series protagonistas del artículo de hoy, el prime time empieza a las 8 de la tarde para terminar dos horas después. En esa franja horaria se han emitido un sinfín de series que si bien aún no hemos visto a día de hoy, nos suenan seguro: The Wire,  How I Met Your Mother, X-Files, Grey’s Anatomy..

Aún con la abismal diferencia que hay entre los horarios de ambos países, ¿a alguien le pareció un buen movimiento comercial estrenar el primer episodio de True Detective a las 23:30 de la noche de un día laboral? ¿Y acaso demostró cierta seriedad emitir cuatro episodios seguidos de The Flash en la misma noche y avisar de la emisión del cuarto, que coincidía con la season finale, en la pausa publicitaria previa a la emisión? La verdad es que visto el panorama, es difícil prever un poco de futuro a Blindspot y Supergirl, que se estrenan en Antena 3 la próxima semana.

La emisión del último capítulo de "The Flash" acabó siendo uno de los elementos más comentados por los seriéfilos españoles.
La emisión del último capítulo de «The Flash» acabó siendo uno de los elementos más comentados por los seriéfilos españoles.

Hay otras series, y aquí hablamos de Castle, How I Met Your Mother, The Big Bang Theory o Bones que quedan relegadas o a canales secundarios o son más comunes en otros horarios, cómo a las cuatro de la tarde. Aunque tengan sus estrenos de la nueva temporada en un dudoso prime time, lo cierto es que casi sin quererlo, son las que funcionan mejor si tenemos un rato para ver la televisión después de comer. Eso sí, funcionan en el caso que las tengas a modo de entretenimiento puntual, sin fiarte de la televisión para seguir todos y cada uno de sus giros argumentales. Suelen ser series en las que no siempre se emiten los capítulos en orden, o bien que al cabo de unos meses pueden remover de la parrilla prácticamente sin aviso previo para volverla a poner al cabo de otros tantos meses.

Es cierto que las ficciones españolas han hecho un salto de calidad en los últimos años y parece ser que por ahora, van por el buen camino. Claro que si en algún momento hay la idea de combinar los productos nacionales (es difícil pretender que te salgan cinco buenas producciones al año, una para cada día) con los importados, en este caso americanos, allí queda una asignatura pendiente. Entiendo que se les quiera dar menos protagonismo para proteger las producciones propias, pero el trato que se les ofrece es el idílico para conseguir unas audiencias poco deseables si de verdad hay la idea de seguir trabajando para implantar una nueva cultura seriéfila.