PERFECT DAYS

‘Perfect days’, la buena nostalgia de Wenders

Título original: Perfect Days

Año: 2023

Duración: 124 min.

País: Japón

Director: Wim Wenders

Guion: Takuma Takasaki, Wim Wenders

Fotografía: Franz Lustig

Montaje: Toni Froschhammer

Reparto: Kôji Yakusho, Arisa Nakano, Tokio Emoto, Yumi Asou, Sayuri Ishikawa, Tomokazu Miura, Aoi Yamada, Min Tanaka

Compañías: Coproducción Japón-Alemania; Master Mind Limited, Wim Wenders Productions. Distribuidora: A Contracorriente Films

Género: Drama

Ficha en Filmaffinitty

Aunque sea cierto que los últimos trabajos de Wim Wenders han sido un verdadero fiasco, analizar su filmografía con poca indulgencia llega a ser tristemente un hecho reiterativo. Perfect Days no necesita apoyarse en dos grandes obras como Paris, Texas (1984) o El cielo sobre Berlín (1987) para elevar su excelencia. Wenders no le debe nada al espectador, y por ello la búsqueda de la autoindulgencia está exenta en un film que no se ve, sino que se vive.

En la sociedad actual la rutina se convierte en los grilletes de nuestra libertad y la inmediatez en el enemigo más silencioso ante cualquier placer presente. Acostumbrados a una red de wifi insertada en cerebros que reciben el conformismo como una especie de fracaso personal, el ser humano termina ahogándose en la falsa tristeza de que uno es feliz con lo que quiere y no con lo que tiene. Pero Wenders, junto con Takasi, logran dibujar el personaje idóneo para recordarnos que no hay momentos grandes sin los pequeños detalles. Y pese a que esto pueda sonar a libro de autoayuda, o a cuatro frases inútiles de coach tiktokero con micrófono de diadema, Perfect days es un relato sencillo (algunos dirán que intimista) en sus acciones, pero complejo (que no rocambolesco) en sus efectos.

Kôji Yakusho, da vida un hombre que parece vivir en el día de la marmota. ¿Quién puede sentirse identificado con un limpiador de retretes que disfruta de su vida haciendo siempre lo mismo? Pues todos y cada uno de nosotros gracias a la brillantez de su narrativa. Poco a poco, el espectador también terminará siendo fotógrafo, jardinero y lector del temido paso del tiempo, en donde el placer de no hacer nada sin remordimientos también buscará un hueco en la historia. Y pese a que en Perfect days no hay banda sonora original, los nuevos días son amenizados con una gran selección musical resguardada en viejas cintas de cassette. Wenders utiliza lo analógico no como hype vintage al más puro estilo Wes Andeson (léase con cierta ironía), sino como un arma arrojadiza hacia esa inmediatez silenciosa.

Y en ese transcurrir de una cotidianidad con poco texto es donde su personaje principal de forma colateral, enseñará a diversos personajes secundarios a ver los subtextos escondidos, que no atrapados, de una vida paradójicamente libre. Pero el protagonista también tiene un pasado que, huyendo de un efectismo dramático, vuelve sutilmente ante la llegada de su sobrina a quien le manifiesta sus mayor finalidad en las dos siguientes frases:

«Mañana es mañana. Y ahora es ahora».

Perfect days también profundiza, en el recorrido de unas calles de Tokio brillantemente fotografías y en formato 1:33:1, sobre la muerte en una pequeña escena cargada de metáfora que juega con las sombras humanas proyectando hacia el final del metraje una delicadeza muy compleja de transmitir. Porque si esta obra existe, también es gracias a la magistral interpretación de Kôji Yakusho (merecidísimo premio a mejor actor en el pasado Festival de Cannes) que culmina con un último casi primer primerísimo plano de un rostro repleto de matices imposibles de concatenar. Un papel que encoge el corazón, pero que posiblemente no recogerá un Oscar. 

El olvido desértico de Travis Henderson es el recuerdo nostálgico de Hirayama en la mente de Wim Wenders.

Nota de lectores5 Votos
5.2
Lo mejor: Su virtud al hora de convertir días cotidianos en minutos inolvidables.
Lo peor: Que únicamente se la califique de retrato intimista.
10