Si hablamos de los Óscars 2017 la primera anécdota que se nos viene a la mente es la estrepitosa metedura de pata del presentador, cuando se equivocó y dió el premio a mejor película a La La Land siendo Moonlight la ganadora.
Este hecho fue noticia en todo el mundo y han sido incontables los vídeos e imágenes satirizadas que han inundando las redes sociales. No obstante, un acontecimiento más serio e importante, desde mi punto de vista, ocurrió aquella noche y no ha quedado en el olvido, sin embargo, la sensación de que no impactó tanto en los medios de comunicación y en el público es palpable.
Este año, como cabía esperar, la ganadora del Óscar 2016 por La Habitación, Brie Larson tenía que entregar el premio al candidato ganador en la ceremonia. El protagonista de Manchester frente al mar, Casey Affleck, fue el elegido pero no fue acogido en el escenario por su compañera de profesión como esperaba.
Larson entregó la estatuilla, y la palabra de muchos medios de comunicación usado para describir su actitud fue “fría”, un adjetivo que pareció haber sido bien empleado cuando llegó el momento del aplauso y esta ni se inmuto.
La actriz californiana es feminista y desde que ha tenido que interpretar a víctimas de violencia y maltrato, conviviendo y acercándose a historias reales se ha convertido en una auténtica activista en la lucha contra el acoso y las agresiones sexuales. Por su parte, Affleck ha sido denunciado por ambas cosas en su entorno laboral. Dos mujeres, miembros del equipo de producción del documental I’m Still Here (2010), dirigida por Affleck, lo denunciaron por acoso sexual, insultos y reacciones violentas al ser rechazado. Un asunto que se vio encubierto cuando el actor intentó llegar a un acuerdo económico para evitar ir a juicio.
Con este asunto se abren dos sendas, por un lado, tenemos la falta de moralidad que existe en Hollywood. Sin ir más lejos, el año pasado, el cineasta y actor afroamericano Nate Parker (El nacimiento de una nación) fue apartado del camino del Óscar cuando salió a la luz una acusación de violación durante su periodo universitario, ¿por qué no se hizo lo mismo con Affleck, es porque una acusación por violación es más grave que una de acoso sexual?, si es así, ¿según quién?, ¿ tiene algo que ver con la procedencia de los actores o simplemente es que ha de hacerse justicia o tomar medidas dependiendo de quién sea el acusado?
La otra senda se abre cuando vemos como dentro de Hollywood, dentro del cine en general, el machismo, el sexismo y las desigualdades siguen estando vigentes y siguen perpetuándose. También es cierto que cuando vemos actuaciones como la de Larson resurgen algunas esperanzas.
Esta no es la primera vez que se rebela. Cuando la Academia le otorgó el Óscar 2016, Larson ya prometió ir en contra de lo establecido por el sistema, se rebeló en contra de la opresión de los zapatos de tacón, y acudió a la gala con un vestido rosa y unas zapatillas All Star blancas.
“Creo que lo que hice en el escenario habla por sí mismo. Ya he dicho todo lo que tenía que decir sobre este tema” declaró para Vanity Fair sobre la polémica.
Los Óscars sirven como reconocimiento y otorgan un gran prestigio a los ganadores, ellos representan una realidad y sirven de ejemplo delante y detrás de cámara.
Intolerable, vetar en la medida de lo posible a este tipo de personas y no premiar su trabajo individual no es ni como mínimo el precio a pagar. ¿De verdad creemos que si esto se hubiera dado en otro entorno se hubiera olvidado la gran mancha en el expediente un profesional?
Creo que no, pero los productores y las indigentes cantidades de dinero que te hará ganar cierto personaje parece que pesan más que la conciencia y la ética.
Puede que Larson haya dicho todo lo que tenía que decir pero su mensaje ha trascendido. Las mujeres sabemos que tenemos una compañera de lucha más en el mundo, una compañera dentro de Hollywood que sabe gritar ¡corten! ante esta lacra cuando no se trata de una película. Gracias Brie Larson por coronarte reina de los Óscars dos años seguidos.