Título original: Silent Night
Año: 2023
País: Estados Unidos
Dirección: John Woo
Guion: Robert Archer Lynn
Fotografía: Sharone Meir
Reparto: Joel Kinnaman, Kid Cudi, Catalina Sandino, Harold Torres, Yoko Hamamura, Anthony Giulietti
Productora: Capstone Studios, Thunder Road Pictures, A Better Tomorrow Films
Género: Acción, Drama
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Ho, ho, ho! Ya es Navidad (aunque queda un mes), así que acercaos a este fuego llamado Internet para recibir la dicha de estas fiestas a veces no tan halagüeñas: John Woo ha vuelto. Efectivamente, 20 años después del batacazo de la simpatiquísima y denostada Paycheck (2003), el realizador hongkonés regresa a Hollywood con ganas de sacar músculo cinético y presentar un digno entretenimiento con Noche de paz (Silent Night).
La historia sigue a Godlock (Joel Kinnaman de expresión actoral monovalente), un padre que sufre la insoportable tragedia de perder a su retoño a manos de una banda callejera en el día de Nochebuena y, para colmo, se queda mudo tras enfrentarse a los verdugos de su hijo. Tras un tiempo y después de que su mujer se marche de casa, éste comenzará a planificar su venganza.
La historia de siempre, vaya. Hasta con su pequeño giro supuestamente original, pues Woo utiliza el guion sin diálogos de Robert Archer Lynn para construir una película en la que la mudez del protagonista refleje todos los estadios del duelo fílmico de acción. A saber: ira, tristeza y vuelta a la rabia acompañada de tiros, sangre y muertes. Elementos que su director utiliza para volver a entonar su do de pecho en la excelente apertura de la cinta y en un tercio final cebado de ralentíes, disparos a dos manos e incluso un pequeño ramalazo de buddy movie.
No obstante, los problemas, o más bien el único problema que destapa las lacras de Woo, vienen entre presentación y desenlace. Ahí la cinta se lanza a un ejercicio de puesta en escena con apuntes deslumbrantes, pero que en el fondo resultan en efectismos vacuos ante el trazo de brocha gorda que hace torpemente del drama interno de su personaje principal. Así como insistiendo plomizamente en el entrenamiento amateur que lleva acabo durante un año, peaje demasiado caro incluso para el postre en forma de escalada de violencia que sirve a continuación.
Así que a pesar de ciertos guiños al respetable (todo transcurre en la localidad de Las Palomas) y de devolver su figura al tablero de juego hollywoodiense, nos encontramos ante el fallido intento de Woo por demostrar que es un narrador de imágenes total, paradójicamente cayendo en alguna que otra trampa de los tropos del género cuando intenta ahondar en ellos. Al menos nos recuerda que nunca ha dejado de ser ese maestro y pionero de la actioner moderno. Y eso es más que suficiente.
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Lo mejor: La secuencia de las escaleras, la segunda mejor del año que incluye este espacio
Lo peor: Uno de sus últimos planos. Ridículamente cómico y perfecta ilustración de las fallidas intenciones de Woo
Nota: 6/10