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‘Miguel Ángel (El Pecado)’, El Divino y sus fantasmas

Título original: Il peccato

Año: 2019

Duración: 134 min.

País: Italia

Dirección: Andrei Konchalovsky

Guion: Elena Kiseleva, Andrei Konchalovsky

Música: Eduard Artemev

Fotografía: Aleksandr Simonov

Reparto: Yuliya Vysotskaya, Orso Maria Guerrini, Alberto Testone, Jakob Diehl, Glen Blackhall, Adriano Chiaramida, Massimo De Francovich, Antonio Gargiulo, Riccardo Landi, Francesco Gaudiello, Federico Vanni, Anita Pititto, Nicola De Paola, Alessandro Pezzali, Nicola Adobati, Simone Toffanin, Roberto Serpi, Salvatore Pulzella

Productora: Coproducción Italia-Rusia; Production Center of Andrei Konchalovsky, Jean Vigo Italia, RAI Cinema

Género: Drama | Biográfico. Histórico

Ficha en Filmaffinity

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“Si supieras la cantidad de trabajo que hay en ello, no lo llamarías genio.”

(Miguel Ángel, 1475-1564)

Quién no conoce a Michelangelo Buonarroti. Miguel Ángel. El Divino. Uno de los grandes genios del Renacimiento y de la historia de la humanidad. Arquitecto, escultor y pintor; autor de la bóveda de la Capilla Sixtina, del David, de La Piedad, de La creación de Adán…

Pero no es a ese a quien Andrei Konchalovsky retrata en El Pecado.

Durante los 134 minutos que dura el filme, se niega casi por completo a mostrarnos al artista trabajando.

El veterano director ruso nos habla de otro Miguel Ángel, de la otra cara de la misma moneda. Nos habla de Michelangelo Buonarroti. El atormentado, el sucio, el egoísta, el soberbio, el traicionado, el supersticioso.

Ambientada en la Florencia del siglo XVI, la trama arranca cuando la Capilla Sixtina ya está finalizada, con nuestro protagonista zarandeado por las demandas de Médicis y Della Rovere. Atrapado en el epicentro de la rivalidad entre ambos. Llevando en paralelo y sosteniendo, a base de mentiras y traiciones, un proyecto para cada una de las dos poderosas familias: la fachada de la Basílica de San Lorenzo y la escultura para la tumba del recién fallecido Papa Julio II, respectivamente.

La narrativa sobria y pausada se complementa a la perfección con unas impecables composición, iluminación y texturas que hacen que cada frame parezca un cuadro; y envuelven al espectador transportándole al ambiente renacentista de la mano de un cuidado rigor histórico. A mi juicio, conseguida la declarada intención de Konchalovsky de mostrarnos la esencia, colores, olores y sabores de la época.

Coprotagonista con el magnánimo bloque de mármol blanco, un Alberto Testone en estado de gracia, quien además de guardar un impresionante parecido físico con el conocido retrato del artista realizado por da Volterra, interpreta con maestría a un Miguel Ángel antagonista al que Charlton Heston daba vida en El Tormento y el Éxtasis (Carol Reed, 1965).

El resultado es una película lenta, calmada, angustiosa, potente y fascinante.

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Lo mejor: La composición, la inmersión sensorial

Lo peor: En ocasiones puede resultar demasiado lenta y algo densa de más

Nota: 8’5/10