La televisión siempre ha sido casi un escaparate «de segunda», pero por fin se esta reconociendo la calidad y brillantez de sus producciones.
A medida que te adentras en el mundo de la televisión, descubres una manera de contar historias que no te deja escapar. Y lo digo por experiencia. Muchos dirán que exagero, otros que me hacen falta más amigos y dejar de comer helado sola en el sofá como Bridget Jones mientras me trago todo lo que dice la caja tonta, pero hoy quiero romper una lanza por todos los que de verdad comprenden a lo que me estoy refiriendo.
Vale, confieso que comer helado viendo la televisión es uno de los grandes placeres de esta vida pero esa imagen no refleja para nada el aspecto del seriéfilo medio. Cuando le dices a alguien que te gusta ver la tele, ellos te imaginan como si fueras esa vecina del quinto que tiene seis gatos y se tira las tardes viendo ‘Sálvame Deluxe’ y las telenovelas de Nova; pero la verdad es que la televisión, de unos años a esta parte, no ha hecho más que producir joyas audiovisuales a cada cual más sorprendente. Los mismos que te imaginan como la señora de los gatos que come helado sola mientras hace ganchillo y ve como se gritan los tertulianos del debate de ‘Gran Hemano VIP’, son, seguramente, los que la semana pasada se compraron su flamante camiseta de «WINTER IS COMING» o esa desde la que Walter White te mira amenazante. Porque eso sí que es televisión, y no lo que ve tu vecina del quinto, y hay veces en las que la gente se olvidad de que ‘Juego de Tronos’ y ‘Braking Bad’ son solo un ejemplo de ello, aunque en España nos cueste recordar que eso son productos televisivos al consumirlos en todas las plataformas menos en la que se supone que deberíamos hacerlo.
Por mucho que nos duela a los seriéfilos, es cierto que ha sido en estos últimos años cuando realmente se está reconociendo el trabajo de los creadores de contenido para televisión, y no precisamente porque antes no se hicieran buenas series, sino porque parece que es ahora cuando nos hemos dado cuenta de que lo que vemos en la pequeña pantalla es casi tan grande como todo lo que vemos en la del cine. Las series de televisión no son más que una historia, o mejor, muchas historias, contadas de manera fragmentada que responden a todo lo que le pedimos a una buena película. El problema ha sido quizás siempre que Hollywood y los grandes actores y actrices que deslumbran a todos en la gran pantalla y en todas las alfombras rojas de las galas de premios, no han sabido ver que la calidad, la continuidad y la complejidad que puede proporcionarte una narración fragmentada de una historia es algo a aprovechar, a explotar, a cuidar, y no a acallar o a lo que dar la espalda. Muchas de las grandes estrellas mundiales que en la actualidad se rifan las productoras para protagonizar el próximo taquillazo de la temporada comenzaron su carrera en las casas de todo el mundo, en esa caja tonta que encendemos al menos una vez al día, pero se empeñan en dejar atrás esa “fase de aprendizaje” de la que en ocasiones no quieren ni oír hablar, y no entiendo por qué.
George Clooney con su papel en ‘Urgencias’, Chris Hemsworth en varias telenovelas australianas o Will Smith con su inolvidable ‘El Príncipe de Bel Air’ son solo algunos ejemplos de actores que vinieron pero nunca han vuelto a la pequeña pantalla, pero hay muchos más. Sin embargo, hay otros que sí que han protagonizado en los últimos años varias producciones para grandes cadenas de televisión, como Ashton Kutcher, Jessica Lange o Bradley Cooper en ‘Dos Hombres y Medio’, ‘American Horror Story’ y ‘Sin límites’ o ‘Wet Hot American Summer: First Day of Camp’ respectivamente. Y lo que yo me pregunto es, ¿si ellos lo han hecho, por qué muchos actores se empeñan en no poner el pie en un plató de televisión? Quizás sea por dinero, quizás por miedo a estrellarse, quizás porque no consideran a las series un “formato digno de su inmensurable presencia”. En cualquier caso, en la actualidad son muchos los que sí que se están arriesgando a embarcarse en este tipo de proyectos – unos con más fortuna que otros- otorgando a la televisión un nivel que se merece un reconocimiento por parte de todos, ese reconocimiento que en muchas ocasiones se le ha negado.
Y llegamos, ahora sí, a lo que yo quería plantear desde el principio del artículo: ¿cómo es el seguir una serie de televisión? ¿cómo es eso de tener a tu actor favorito enganchándote cada semana a esa historia que no puedes esperar a saber como continúa?… y para hablar de eso, como ya estáis acostumbrados a la espera, nos vemos la semana que viene.