Una de las claves de una gran obra audiovisual reside en el cuidado de su fotografía, cada fotograma, cada imagen que percibimos, el color de la misma penetra en nuestras retinas y dan forma, es lo que vemos lo que conforma nuestro imaginario y este cúmulo de imágenes consolidan nuestro espíritu crítico. La fotografía en el cine, como todo en este arte, es meticulosa, una cosa es dirigir y otra muy diferente que lo que se vea por el ojo de la cámara transmita la intencionalidad del plano y del guion.
Es por ello, que es necesario profundizar en la visión del conjunto de profesionales que se dedican a esto. En esta ocasión, el polifacético retratista Jaime Chinarro, un tinerfeño que se dedica a este trabajo en todas sus vertientes, retrato editorial y de artistas para todo tipo de publicaciones, making of y foto-fija para cine y televisión, moda y modelos para agencias, revistas o catálogos, cartelería publicitaria y promocional.
En esta entrevista conocemos al ojo que está detrás del ojo.
PREGUNTA: ¿Jaime, Cómo fueron tus inicios en la dirección de fotografía en el cine?
RESPUESTA: Pues empecé con la fotografía en el cine de la mano de Cándido Pérez de Armas, yo le había hecho una sesión de retrato en estudio y ahí nos conocimos. A las semanas me llamó porque empezaba con un proyecto cinematográfico llamado MinÄa y quería que yo fotografiara, con total libertad, los entresijos del cortometraje. Y ahí empecé mi primera toma de contacto con la fotografía de cine. Fue una gran experiencia, disfruté mucho de hacerlo y de los resultados, así que a partir de ahí estoy en todo el cine que puedo.
P: ¿Y en general, por qué fotografía y no cualquier otro tipo de arte?
R: La fotografía es una forma de expresión no verbal, es la aventura de, sin usar palabras ni movimiento, tratar de encontrar la manera de decir algo, algo propio, algo que hable de cómo ves las cosas. Además, es serena, pausada… También me gusta mucho el cine precisamente por todo lo contrario. Son los dos polos del arte visual, en mi opinión.
P: ¿Cómo se aprende este oficio, Jaime? ¿Recuerdas en qué momento decidiste dedicarte a la fotografía?
R: Realmente yo no empecé en la fotografía, porque yo era un desastre de persona. Y entonces mi padre, que es un hombre muy sabio, dijo: “Harás fotografía, que puede ser que consigas algo”, y a los 20 años me apunté en la Escuela de Artes Fernando Estévez, de Santa Cruz de Tenerife. Luego de dar algunos tumbos más, y con mucha paciencia y ayuda de mi padre y mi madre, conseguí encontrar el camino. Aprendí que para aprender este oficio hay que mirar mucha fotografía, hacer mucha fotografía y tener la mente abierta para aprender, es algo visual, ojos y mente bien abierta. Y hacer mucha fotografía. Luego está la parte del negocio, esa ya es otro cantar…
P: ¿Qué consejo darías a una persona que empieza en el sector?
R: Trabajo y paciencia. Paciencia y trabajo. Trabajo y paciencia… y así podría estar un buen rato. La fotografía es un arte muy vilipendiado en estos tiempos, y aunque suene mal y no políticamente correcto lo que voy a decir, la “democratización” del sector no ayuda. Con la fotografía analógica, el que estaba dispuesto a superar las dificultades que planteaba y el arte que suponía, era fotógrafo, con pasión. Con la fotografía digital, se hacen trillones de fotografías al día, fotografías de consumo y sin prácticamente interés. Esta saturación hace que la fotografía con pasión se pierda en el mar, y que el fotógrafo con pasión tenga que remar el triple.
P: Jaime, hablamos de que llevas muchos años en el sector, con muchas anécdotas y diferentes experiencias. ¿Nos podrías contar alguna en algún rodaje concreto?
R: Como experiencia, de las que más recuerdo con emoción son las batallas que plantea Cándido Pérez de Armas en MinÄa y Änima, montón de personas con sus atrezzos de fantasía, en la explanada, y haciendo la secuencia de batalla épica, ahí ves la maquinaria ingente que es el cine, y como todos trabajan a una… Luego como anécdotas recuerdo los cameos del director Alberto García en un par de videoclips en los que fotografié (no es cine, pero es una forma de rodaje, sin duda), esos cameos son una parte divertida, y cuando de repente las cosas fallan, como se improvisa para arreglar, fantástico.
P: ¿En qué momento del desarrollo de la película comienza a trabajar el director de fotografía? ¿Qué tipo de labor desempeñas en el proceso de preproducción?
R: Un director de fotografía trabaja los aspectos técnicos y artísticos de la película que tienen que ver con la imagen, esto significa, ángulos de cámara, distancias focales, colores, composición de las escenas… Hay directores que le dan mucha cancha a los directores de fotografía, y hay directores que deciden directamente ellos qué quieren y cómo lo quieren, y al final el director de fotografía es un mero técnico. Depende mucho del director de la película. Y todo esto empieza en ese proceso de preproducción.
P: ¿En qué medida influye el director de fotografía en el resultado estético final de la obra?
R: Una película es imagen y sonido, así que la dirección de fotografía debería influir en toda la parte de estilo de imagen, y debería influir mucho, puesto que es parte muy importante del lenguaje cinematográfico.
P: ¿Jaime, cuál ha sido tu trabajo más relevante o con el que has quedado más satisfecho?
R: Mi trabajo más relevante hasta ahora ha sido el ya mencionado cortometraje de MinÄa, ya que fue el primer cortometraje canario en estar en la sección del Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges. Una experiencia muy bonita, sin duda, y allí que fuimos a verlo a sala. También el teaser Oda a la Sangre, de Cándido Pérez de Armas, trabajando con actrices de la talla de Michelle Calvo, y el cortometraje Túnel de Lavado, del director David Cánovas, y la actriz Marta Poveda.
P: ¿Qué películas recomendarías a los interesados en la fotografía en el cine?
R: Matrix, El Señor de los Anillos, Transformers (aunque parezca mentira), son películas que tienen un estilo muy marcado en su imagen, y luego, por supuesto, si buscas en google los premios Goya u Oscars de los últimos diez años, tienes una estupenda galería. Aunque yo tengo una película fetiche para esto que es la versión de Drácula de 1979 protagonizada por Frank Langella y fotografía de Gilbert Taylor, me parece genial y única.
P: ¿Crees importante la innovación que está trayendo el sector del drone al cine y la publicidad? Qué cosas buenas y malas dirías que tiene.
R: Toda innovación para el cine es buena si se pone al servicio de la historia que cuenta la película, si se usa al final gratuitamente como moda sólo acabará siendo un fuego artificial. Y el drone en ese sentido aporta un ángulo y punto de cámara diferente, además de su libertad de movimiento, estas son sus ventajas.
P: Saliendo del cine, has fotografiado a diferentes personas, ¿hay alguna que jamás pensaste que pudieras fotografiar?
R: Me hubiese encantado fotografiar a Eduard Punset, pero murió hace poco, un sentimiento de pena, la verdad. También me gustaría mucho retratar a Rafael Nadal y Antonio Banderas, y a Milla Jovovich… quien sabe, algún día. Con quien sí he tenido la suerte de trabajar es con Luis Piedrahita, un artista en mayúsculas, como pocos he visto, además de una persona encantadora, y con un trato exquisito por parte de las personas que están en su productora, cuando trabajas así de feliz en retratar, la vida es de color de rosa. Luego también tengo muy buen recuerdo de un trabajo que hice para la empresa Contactel, un retrato a toda la plantilla, casi 700 retratos en ocho días, fue algo costoso pero muy emocionante, con valor humano.
P: ¿Podríamos decir que el retrato es tu debilidad? ¿Por qué?
R: Sí, realmente el retrato es lo que hago en un 99’99%, de hecho, en mi nombre no llevo ni siquiera la palabra fotógrafo, me presento como Jaime Chinarro | RETRATISTA y luego un proyecto que abrí hace poco en Instagram que llamé La Retratería. El motivo es que cuando pienso en las personas veo que todos, más o menos, llevamos la misma vida: nos levantamos por la mañana, desayuno, nos vestimos, al trabajo o estudios o la actividad que cada uno tenga, almuerzo al mediodía, actividad de tarde, ducha, cena y a dormir… esto es así a grandes rasgos para todos, entonces, ¿por qué luego somos todos tan diferentes? cada persona un mundo… y eso es muy interesante para mí de buscar en imagen, de captar en distintos aspectos y estilos, proyectar imágenes personales, cada una en su faceta. Despertar el interés de las personas por otras personas. Soy un pelín sociópata, solo un pelín, así que sacar a las personas de la masa social e individualizarlas me parece muy interesante.